La eterna sospecha sobre el boxeo olímpico

Por Osvaldo Principi | La Nación

La destitución provisional del taiwanés Ching-Kuo Wu de la presidencia de la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA) -responsable de la ejecución de este deporte en los Juegos Olímpicos-, por faltantes millonarios en las cuentas bancarias de dicha organización originados por incumplimientos con empresas azeríes y chinas, renueva una instancia suscitada en noviembre de 2006, cuando el pakistaní Anwar Chowdrhy fue suspendido por 99 años, tras perder las elecciones presidenciales, por inoperancia administrativa y deportiva.

La reiteración de este tipo de hechos y la degradación conceptual hacia el pugilismo aficionado por parte de estos personajes fueron decisivas en el desinterés expuesto por esta disciplina en los últimos ciclos olímpicos. Y esto lleva a preguntarnos: ¿cuál es la catadura moral necesaria para acceder a estos cargos?

El actual presidente del Comité Olímpico Internacional, el alemán Thomas Bach, le dio apoyo permanente a estas conductas peculiares demostradas por el Dr. Wu, mostrándose a la par en los Juegos de Río 2016 y sin objetar en lo más mínimo sus reformas reglamentarias, sumamente objetables, como convertir a la AIBA en un ente de boxeo profesional e intercalar a sus representados en las ligas rentadas WBS (Serie Mundial de Boxeo; combates de 5 rounds, de 3 minutos) y la APB (Boxeo Profesional de la AIBA; cotejos de 6 y 8 rounds, de 3 minutos). El fracaso económico de estos proyectos fue absoluto. Y más allá de destrozar a decenas de entusiastas peleadores en peleas sin equivalencias -sobre todo los realizados en la Argentina con apoyo oficial-, estos certámenes causaron un déficit gravitante en las arcas de la AIBA.

El italiano Franco Falcinelli asumió como presidente interino. Al respecto, el argentino Osvaldo Bisbal, ex vicepresidente del Dr. Wu y difusor de sus ideales en Sudamérica -claves para la destrucción de la autonomía de las reglas regionales-, declaró a la nacion: ” Me abro de Wu y soy uno de sus disidentes. Llevo el voto de 30 Federaciones. Va a aparecer hasta el último centavo. No me interesa la presidencia. Es todo”. El hombre fuerte de la FAB fue tajante.

Aún Ching-Kuo Wu no emitió declaraciones y el mundillo del boxeo las espera. ¿Caerá algún pez gordo junto a él?

La vergonzosa fiscalización de los últimos Juegos Olímpicos, donde gran parte de los jueces y jurados fueron excluidos por desempeños deficientes en las semifinales, dejando raudamente Río de Janeiro y sus funciones en la AIBA, generó un descalabro incontrolable, originando este presente incierto.

El advenimiento de la AIBA al boxeo profesional ocasionó un daño muy grande. Expresado en este mismo espacio bajo el título “Golpe a las reglas”, publicado el 16 de febrero de 2012 (http://www.lanacion.com.ar/1449174). La desprotección que debió soportar el pugilista amateur fue absoluta. Y recién a principios de este año se recuperó el uso del cabezal obligatorio, al menos para boxear en la Argentina.

Se abre una nueva etapa en la AIBA. Más allá de recuperar el dinero y estabilizar el debe y el haber en sus balances, es hora que aporten algo en beneficio del arte y la esencia del célebre boxeo, infaltable en los Juegos Olímpicos desde Saint Louis 1904 y ratificado para París 2024, en donde hace un siglo pioneros del amateurismo puro y real cosechaban las primeras medallas para la Argentina.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *