Miguel Cotto: la última función de un campeón con clase

Por Osvaldo Principi | La Nación

El puertorriqueño Miguel Cotto, cuádruple campeón mundial y una de las figuras más relevantes y respetadas del boxeo universal de los últimos diez años, hará este sábado su última pelea. Y este acto magno implica muchísimo para una industria deportiva que lo consideró como un exponente de alta jerarquía; protagonista de todos y los mejores los clásicos del ring posibles ante Floyd Mayweather, Manny Pacquiao, Antonio Margarito, Shane Mosley, Saúl “Canelo” Álvarez y Sergio “Maravilla” Martínez, entre tantos. Por eso, su última función, en el Madison Square Garden, constituye un suceso atractivo e histórico a la vez, cuyo interés va mucho más allá de su defensa titular ante el estadounidense Sadam Alí (televisará Space, a partir de las 23). Implica la despedida del símbolo boricua en un estadio célebre, que lo potenció como un gladiador inexpugnable, fortificado por el rugir de miles de compatriotas. Más fieles en Nueva York que en la misma isla del encanto.

Vinculado con la Argentina desde hace mucho tiempo. Desde que perdió su primera final amateur ante el ruso Anton Solopov, en 1998, en el gimnasio del Cenard, en el barrio de Núñez. No pudo ser campeón juvenil, pero luego el profesionalismo le brindaría lo mejor.

Volvió a nuestro país en 2005. Ya como campeón mundial y esta vez como hincha de River Plate. El presidente, José María Aguilar, lo agasajó en el campo del juego. Con camisetas y una bandera, con su nombre en plena tribuna popular. Allí, junto con la hinchada, alentó al equipo millonario en un partido ante Lanús.

Su relación con la Argentina se fue perdiendo, pero recuperó un sentimiento piadoso tras batir a “Maravilla” Martínez en el Madison. No gozó al rival caído. Respetó su pasado y contuvo al millar de turistas que acompañaron al campeón destronado.

Parco y cambiante. De pocas palabras. A veces accesible y a veces insoportable. Poco querido por sus colegas y rebelde ante los capitales desequilibrantes. Alguna vez, rechazó el cinturón del Consejo Mundial de Boxeo y no le tembló el pulso para excluir a los promotores más poderosos de su agenda laboral.

Sus cuatro coronas en pesos diferentes fueron welter jr (63,500 kg), welter (66,678 kg), mediano jr (69,850 kg) y mediano (72,574 kg). Estuvo cerca de vencer a Mayweather, confundió a “Canelo” Álvarez y a Manny Pacquiao le desfiguró su rostro y lo vapuleó como nadie lo hizo. Sus guerras con Antonio Margarito, ganando y perdiendo, fueron irrepetibles.

A los 37 años, dejará otro espacio vacío en la temporada 2017, que también presenció los retiros de Wladimir Klitschko, André Ward y Timothy Bradley. Fue el “enemigo” de los líderes del ring en una década comandada por Mayweather.

Pisó por primera vez en un gimnasio a los 11 años, en su pueblo natal: Caguas. Hizo 25 peleas por títulos mundiales, inmersos en una carrera de 46 combates, con 41 victorias (33 KO) y 4 reveses.

A los 37 años, boxeará por última vez. Como campeón mediano jr (OMB) y claro favorito. Este Madison Square Garden, inaugurado hace casi 50 años, extrañará su técnica y su rol ganador. Añorará también el desenfreno del público borinqueño, que hizo vibrar sus muros en modo inigualable cada vez que Miguel Cotto pasó al ataque. Algo inusual e irrepetible. Sea quien sea el boxeador en cuestión.

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