Los juegos que evitan que ocurra la unificación Joshua-Wilder

Campanazo inicial: Los juegos de Joshua-Wilder

En el boxeo, como en la vida, si algo suena demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea, y es por eso que la posibilidad de ver una pelea de campeonato mundial de peso pesado indiscutible entre el campeón de tres organismos Anthony Joshua y el hombre de un cinturón Deontay Wilder es tan poco probable.

La razón principal es porque, al menos cuando se trata de acciones en lugar de palabras, parece que el campamento de Joshua no esta realmente serio el amarrar una de las peleas más grandes en el deporte y fácilmente la pelea más grande en la división de peso pesado en muchos años.

Creo al 100 por ciento que el campamento de Wilder quiere esta pelea y la quiere después. Tampoco tengo dudas de que Wilder estaría dispuesto a viajar al territorio de Joshua en el Reino Unido para la pelea. Wilder lo ha dicho repetidamente y mostró su espíritu de guerrero callejero al firmar previamente para ir a Moscú a defender su cinturón contra Alexander Povetkin, hasta que Povetkin falló una prueba de drogas y la pelea fue cancelada (y más tarde Wilder ganó un juicio de $4 millones contra él y su promotor).

Si Joshua (21-0, 20 KOs) quiere la pelea con Wilder (40-0, 39 KOs) como la siguiente, seguro que no parece ser así independientemente de lo que diga. La razón es debido a la oferta absurda que su promotor, Eddie Hearn, de Matchroom Boxing, realizó recientemente al campamento de Wilder: una bolsa neta de $12.5 millones, tómalo o déjalo, para la participación de Wilder en la pelea.

Por supuesto, $12.5 millones es dinero gigante para la mayoría de la gente. Sin embargo, para una pelea de esta magnitud no es una oferta seria, y si el equipo de Wilder, los manejadores Al Haymon, Shelly Finkel y Jay Deas y el promotor Lou DiBella, aceptaran el trato, estarían cometiendo negligencia en nombre de su cliente.

Para el equipo de Joshua tomar a Wilder como un gasto de $12.5 millones sin ofrecerle un gran porcentaje de un evento que podría generar en las ocho cifras altas es una broma. Cuando Joshua enfrentó a Joseph Parker para unificar sus tres cinturones el mes pasado, el campamento de Parker recibió un tercio del dinero en el evento. Wilder vale más que eso, obviamente. Trae la última pieza del título indiscutible a la mesa, aporta una mayor base de seguidores y por su cuenta genera más dinero que Parker. Si Parker vale un tercio, Wilder vale fácilmente al menos eso y probablemente incluso algunos puntos más. Su lado ha declarado que sabe que no recibiría 50-50 y que no lo ha pedido, pero que se le ofrezca una bolsa sin incentivos no es una oferta real. Es una oferta para que el equipo de Joshua pueda virarse y decir: “Oye, hicimos una oferta y el equipo Wilder la rechazó”. Se llama jugar juegos, y no es nada nuevo en el boxeo.

Una pequeña lección de historia: cuando estábamos atrapados en la tontería de la saga Floyd Mayweather-Manny Pacquiao, Mayweather en un momento le ofreció a Pacquiao una bolsa neta de $40 millones. Eso es dinero monstruoso pero no en el contexto de ese evento. Pacquiao dijo con razón que no. Cuando finalmente se hizo la pelea, Pacquiao obtuvo el 40 por ciento del pastel y ganó más de $100 millones.

Joshua-Wilder es exactamente la misma situación pero por menos dinero. Wilder y su equipo serían tontos al aceptar una oferta tan irrisoria, y el bando de Joshua lo sabe, por eso, en este momento, todos hablan de que Joshua-Wilder no es más que un juego que los fanáticos del boxeo no están interesados ​​en jugar.

Por Dan Rafael | Escritor Senior de ESPN.com

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