-Tenés un hijo chiquito. ¿Qué le dirías si a los 15 años te plantea que quiere dejar el colegio para boxear? 

-Hoy en día creo que el boxeo está más visto como un deporte. Antes quizás muchos pensaba que eran solo dos tipos cagándose a piñas arriba de un ring. Es muy común ahora ver nenes entrenando. Creo que en vez de tratar de decirle a tu hijo que no haga las cosas, hay que apoyarlo. Brindarle lo que se pueda para que en lo que haga se desarrolle. No importa que sea boxeador, skeater o panadero. Ahí tengo el ejemplo de mi mamá.

-Al gimnasio vienen muchos chicos que ven en vos un ejemplo por cómo surgiste y de dónde venís ¿Cómo te llevas con ese rol?

-Ojalá que pueda transmitir ese mensaje con el ejemplo. Acá en el gimnasio vienen muchos chicos que tienen más oportunidades y otros que no. Yo no soy de hablar mucho, pero siempre Pablo agarra y les dice a los chicos de donde vengo, lo que me costó llegar hasta acá y lo que me falta por crecer. La verdad es que no me doy cuenta de lo que hago. Fui a dos Juegos Olímpicos, salí campeón argentino, pero para mi es lo mismo. Me levanto, entreno y miro el camino que tengo que seguir para no bajar los brazos. La alegría me dura un día o dos. Prácticamente hay cosas que no las disfruto al ciento por ciento, no se cuando las disfrutaré. Quizás cuando sea más más grande.

-Abrís el celular y tenés un video de Maradona que te manda un saludo ¿Cómo fue eso?

-No, una locura. Tengo un amigo, Maxi, y por intermedio de él conocí a este pibe, Lucho, que tiene una empresa de empanadas. Él me agarra y me dijo que me quiere dar una mano en el boxeo. Que ahora que voy a pelear en Argentinos, quería que Diego me mandará un mensaje. Yo lo escuche, pero viste como es, de ahí a que sea verdad. A la semana, estoy manejando y me llega un whatsapp. El celular se me había roto y estaba usando el celular de mi nene. “Mirá lo que te conseguí” y la primer imagen que aparece es la del Diego. Frené el auto, me bajo, me siento en el cordón y pongo el video. Sabes como lloré. Maradona me estaba mandando un saludo, me estaba diciendo que dejé todo por los colores argentinos. Yo no lo podía creer. Se lo mandé a mis amigos y me decían “es como que me está mandando el saludo a mí”. Te lo cuento y me emocionó. Después a los tres o cuatros días me llega un mensaje de (Néstor) Ortigoza. Otro crack. Yo siempre lo nombraba “quiero boxeador como juega Ortigoza”. Es mi ídolo. Este Lucho después le paso mi número, él se lo pidió. Empezamos a hablar y hoy en día nos mensajeamos. Re buena onda, un pibe re de barrio. Muy sencillo.

-Ortigoza dijo en Enganche que su sueño era comprarle la casa a sus viejos y que pudo cumplirlo ¿Ese es el tuyo también?

-Creo que ese es el sueño de todo deportista. Yo creo que me quedó corto comprándole una casa a mis viejos con todo lo que hicieron por mí. Sería hermoso. Pero creo que lo más importante y mejor para ella sería acompañarlos siempre, como hicieron conmigo. Me acuerdo cuando estaba preparándome para los Juegos Olímpicos de Río, hacía un frío y yo estaba corriendo a la noche acá en la Plaza Irlanda. Estaba bajando de peso y corría todo abrigado, cagandome de frío. Pasaba y veía a mis viejos al lado. Los dos ahí firmes. Y siempre fue así.

-Fuiste campeón por primera vez en Villa Dolores, el mismo lugar donde fue campeón tu viejo. Ahora, el próximo 26 de mayo vas a pelear en la sede de Argentinos Juniors ¿Qué esperas de ese combate?

-Eso va a ser una locura. El día que debuté, la Federación estaba llena. En Villa Dolores también se agotó. Y ahora acá en Argentinos no sé como van a hacer para meter a toda la gente. Calculo que va a estar lleno. Desde que tengo 16 años que entró con la camiseta del Bicho a pelear. Son mis colores.

-¿Conocés algún lugar mejor que tu barrio?

-Ahora estoy viviendo en otro lado, pero siendo amateur viajaba por todos lados y concentraba un montón. Y siempre que volvía a La Paternal, no importa si eran las cinco, tres, o una de la mañana, le decía a mi vieja para ir a dar una vuelta por el barrio. Ningún lugar en el mundo es mejor que este. Villa Dolores también es muy importante para mí. Yo hacía trabajos con un psicólogo para manejar la ansiedad y me decía que vaya mentalmente a donde este tranquilo y feliz. Siempre elijo alguno de esos dos lugares.