Jaime Munguía: Mi ruta para vencer a Canelo Álvarez

Jaime Munguia es el campeón de peso mediano junior de la OMB. Pero hace cinco meses, se le negó la oportunidad de desafiar al titular mundial unificado de peso medio, Gennady Golovkin.

Cuando la revancha entre el campeón mundial unificado Golovkin y Canelo Alvarez, originalmente programado para el 5 de mayo en Las Vegas, fue cancelada luego de las dos pruebas fallidas de Alvarez, el equipo de Golovkin se puso a buscar un oponente de reemplazo para que Golovkin aún pudiera pelear en esa fecha. Munguia era el oponente al que apuntaba el equipo Golovkin, pero cuando fue llevado a la Comisión Atlética del Estado de Nevada, el director ejecutivo Bob Bennett no lo aprobó debido a su inexperiencia.

Finalmente, Golovkin enfrentó y destruyó al mediano junior Vanes Martirosyan en el segundo asalto en combate celebrado en Carson, California.

Mientras Munguia seguía entrenando, el campeón mundial junior mediano Sadam Ali tenía que hacer su primera defensa contra el retador obligatorio y ex campeón Liam “Beefy” Smith el 12 de mayo, pero cuando Smith tuvo que retirarse debido a una enfermedad, repentinamente Ali necesitaba un oponente en corto plazo. El escogió a Munguia.

Munguia derrotó a Ali para ganar el título e hizo una defensa contra Smith en julio.

Ahora Munguia tiene sus mira puesta en Alvarez, si Canelo derrota a Golovkin el 15 de septiembre. Ha sido un viaje largo pero satisfactorio…


Si uno reflexiona sobre cómo los grandes del boxeo se convirtieron en leyendas, fue porque ellos soñaron en grande, tuvieron fe, y tomaron los riesgos para demostrar al público y a sus fanáticos que en verdad son grandes campeones. Mi vida ha cambiado de la noche al día por tomar estos riesgos, y yo, Jaime Munguía, me he convertido en el campeón mas joven en representar a México con mi titulo mundial súper welter OMB. Quiero que mi nombre se mezcle con los de los mejores peleadores, no solo en México, pero en todo el mundo. Por eso, tengo mi vista fija en los campeones mundiales.

Cuando me llegó la llamada que podía potencialmente enfrentar a Gennady “GGG” Golovkin como reemplazo de última hora para el 5 de mayo, el mundo del boxeo inmediatamente preguntó, ¿”Quien es Jaime Munguía?”. Incluso, muchos cuestionaron por qué el equipo de Golovkin me consideró como un digno retador, y los detractores me comparaban con un “cordero para la matanza.” Nunca sabremos qué habría pasado si la Comisión del Estado de Nevada aprobaba la pelea, pero hay una cosa que me gustaría dejar humildemente claro que tal vez no sepan: no aparecí de la nada en el boxeo. He dedicado mi vida entera a este deporte, y quiero cumplir mi meta de enfrentar a los mejores, incluyendo a Canelo Álvarez.

Mi historia boxística comenzó en un pequeño gimnasio en los barrios de Tijuana, Baja California, México, donde demostré mi pasión por este deporte, que heredé de parte de mi padre. Aunque nunca fui testigo de la breve carrera profesional de mi padre, su disciplina y dedicación se inscribieron en mi rutina diaria. Es lo que me llevó a los campeonatos nacionales de México y me ayudó ganar medallas de Oro y Bronce. Demasiado joven para ir a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y demasiado hambriento para esperar cuatro años para los próximos Juegos Olímpicos, decidí convertirme en profesional a los 16 años.

Cuando debuté en julio de 2013, recuerdo enfrentar a un peleador local en Tijuana a quien noqueé en el segundo asalto. Desde ese momento, supe que quería que mi futuro fuera el boxeo. Cuatro años después, el 9 de diciembre del 2017, logré mi sueño y el sueño de cada boxeador mexicano, una pelea en Estados Unidos. Además, no fue cualquier pelea, fue un combate en la cartelera de HBO Latino en la “Meca del Boxeo”, la ciudad de Las Vegas. La oportunidad fue perfecta para presentarme formalmente ante un nuevo público estadounidense con un nocaut en el segundo asalto contra Paul Valenzuela, Jr. Ese combate fue mi séptima pelea del 2017 y seis de ellas fueron victorias por nocaut.

Dos peleas después en Tijuana comenzaron los rumores dentro la comunidad del boxeo, Gennady Golovkin me quería para la pelea del 5 de mayo. Me dolió escuchar la resolución de Bob Bennet, quien dijo que me faltaba la experiencia de pelear en grandes escenarios y que mi record como púgil no era tal para enfrentarme a alguien como Golovkin. En ese momento estaba extremadamente decepcionado. En ese momento, mi índice de nocaut era más del 80 por ciento y tenía experiencia en sesiones de sparring con nombres destacados como Antonio Margarito, José Uzcátegui y Carlos Ocampo. Sentí en lo profundo de mi corazón una gran tristeza. Sin embargo, a pesar de que me negaron la pelea contra Golovkin, fui catapultado a la luz pública. Quizás ese era mi destino.

Dos semanas después, recibí una llamada de mis promotores en Zanfer que habían recibido una propuesta de Golden Boy para reemplazar a Liam Smith en una pelea contra Sadam Ali por su título mundial de la OMB. No me detuve ni un segundo en pensarlo y dije que sí, a pesar de no tener el entrenamiento adecuado para una pelea de campeonato mundial. Era un riesgo y él era el favorito. La motivación para mostrarle a la gente que pertenecía en el ring con Gennady Golovkin, la motivación para mostrarle a la gente que iba hacer un mejor trabajo que Martirosyan, fue la motivación en mi combate contra Sadam Ali para mostrarle a la gente que mi nombre debe de estar entre los mejores. Esa noche en Verona, Nueva York, era solamente mi segunda pelea en Estados Unidos como profesional, y me convertí en el campeón mundial más joven en representar a México. Mi vida cambió en un instante, pero aún así llegaron las críticas. Decían que era más alto y más grande que Sadam y que no probé nada. Solo tengo que decir que tomé la oportunidad que se me presentó y creo que si le preguntas a cualquier peleador, habrían hecho lo mismo.

Luego vino el combate mandatorio de la OMB contra Liam Smith. Fue la oportunidad perfecta para demostrar que la pelea con Sadam no fue un golpe de suerte y que yo merecía ser campeón del mundo. No solo eso, sino que fue la oportunidad de comenzar a prepararme para enfrentar a mi codiciado rival, Canelo Álvarez. Yo me dije a mi mismo que pelear contra Liam me podía dar una idea de cómo me vería de enfrentar a Canelo, ya que la única derrota de Liam Smith se la propinó Álvarez. Una victoria demostraría que estoy en buen camino para un día enfrentar a Canelo y otros peleadores. Soy el primero en admitir que mi pelea contra Smith de mostró varias vulnerabilidades, pero aun así pude retener mi título y de mostrar que no debería haber dudas en la mente de los fanáticos que estoy destinado a ser uno de los grandes nombres de México.

Mientras entreno para mi nuevo oponente Brandon Cook en la cartelera de Canelo vs. GGG 2, la idea de enfrentar eventualmente a Canelo siempre está en mi mente. Como púgil mexicano, es un orgullo ser conocido como un boxeador que no tiene miedo de enfrentarse a los mejores. Es lo que hizo que Canelo y Golovkin se enfrentaran en el cuadrilátero y será lo que nos ponga a Canelo y a mí frente a frente en un futuro no muy lejano. O quizás, tal vez podría enfrentarme con Gennady si pierde Canelo. Estoy dispuesto a pelear contra quien sea, porque quiero que mi legado demuestre que combatí con los mejores en el boxeo. Con los respectivos peleadores, el plan sería el mismo: mantenerme agresivo. Tendría que aplicar presión y controlar la pelea desde el primer asalto. Con Canelo, por ser un boxeador fuerte y más joven, tendría que trabajar en cortar el cuadrilátero y evitar su volado de derecha. Si tuviera que enfrentar a Gennady, mi objetivo sería aplicar presión constantemente, utilizar mi distancia y sobre todo evitar el gancho de izquierda.

Cuando pienso en cómo estoy entrenando para eventualmente vencer a Canelo, me doy cuenta de que voy por buen camino. Agregué a Roberto Alcázar, ex entrenador del campeón mundial Óscar De La Hoya, y he estado perfeccionando mi inteligencia del ring y aprovechando el poder de mis golpes. Cuento con la sabiduría de mi equipo que incluye Jaime Munguía (mi papá), Guadalupe “Chivo” Martínez y Noé Álvarez, quienes siempre me han apoyado. Sueño con las combinaciones que podría usar, desde mi gancho al hígado a mi agilidad dentro el ring. Tengo las herramientas para vencerlo (o cualquier oponente de calidad) y con el tiempo y paciencia, sé que llegaré al punto en que puedo y seré victorioso sobre él. Otra vez, les quiero recordar, que mi vida es el boxeo.

Quiero hacer historia. Quiero ser campeón mundial en diferentes divisiones, defender, pelear y enfrentarme contra quien sea el mejor y dar grandes peleas. Quiero pelear con Canelo. No hay mala sangre, es solo competencia. Canelo es el mejor boxeador mexicano y una pelea entre los mejores boxeadores mexicanos marcaría mi vida. Quiero grabar mi nombre entre los mejores boxeadores mexicanos. Y lo haré.

Por ESPN

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *