‘Maravilla’ Martinez: El Boxeo no es violencia; es estrategia, táctica e inteligencia

Sergio Gabriel ‘Maravilla’ Martínez, cinco veces campeón del mundo de boxeo, es un fenómeno. Incluso fuera del ring. Argentino, 43 años, sin hijos y «felizmente divorciado» tras un «largo matrimonio» que duró solo seis meses… Mientras sueña con volver a calzarse los guantes, escribe poesía, interpreta monólogos, actúa en películas. Y dirige una cadena de gimnasios donde enseña a boxear a las mujeres.

– Ahora además saca disco.

– Sacamos el ‘Brooklyn Vol. 1’, un disco con las canciones que suenan en mis gimnasios.

– ¿Y qué suena: Camela, Wagner…?

– Ni lo uno ni lo otro. Es música con energía para que la gente se pueda motivar. El Fitboxing dista mucho del boxeo. No se reciben ni se dan golpes. No hay violencia.

– Vamos, que Gandhi se habría apuntado.

– Sí, totalmente. La gente que lo prueba se vuelve adicta. Ya estamos en nueve países.

– ¿Es bueno imaginar un rival cuando se aporrea un saco: el Tribunal Supremo, los bancos…?

– Tal como está el panorama creo que es ideal tener un saco al que golpear. No se imagina la cara de felicidad con la que sale la gente. Se quitan rabia acumulada.

– ¿Y a usted qué le quita la rabia?

-Escribir poesía. Siempre he sido un bicho raro. Me salen versos románticos, pero sobre todo sociales: «Tal vez el loco sea yo, quién sabe… A lo mejor el mundo gira al derecho y yo camine al revés».

– ¿Al boxeador el machismo se le supone?

– No. Yo además soy de lo más pavo, un tipo muy tranquilo. Cuando me conocen hasta me preguntan cómo lo hago para subirme a un ring y soltar golpes. Para mí es cero violencia, es estrategia, táctica, hay que ser muy pensante…

– ¿Usted boxea o juega al ajedrez?

– Ja, ja. Ahora estoy ligado al arte. El arte cuenta verdad. El boxeo es verdad.

– Pero si hay amaños, tongos…

– Eso es el manejo del boxeo, no el boxeo en sí. Todos los combates terminan con un fuerte abrazo entre los boxeadores. Yo soy lo que doy gracias a mis rivales.

– Decía que volvía al ring contra Chávez Jr. ¿Qué ha pasado?

– Que él no ha aceptado por un problema de peso. Ronda los 100 kilos y le cuesta mucho bajar a los 78 que peso yo.

– ¿Hay que ser argentino para sobrellevar con soltura el apodo de ‘Maravilla’?

– Me lo pusieron cuando tenía 20 años. No sabe lo difícil que es, hasta para un argentino, llamarse ‘Maravilla’. Uno tiene que pelear rindiendo honor a su apodo.

– Muy humilde le veo para haber nacido en Buenos Aires.

– Sí, ya sabe que el argentino para suicidarse se sube a su ego y se tira de cabeza. Pero yo no soy así. En algunas cosas hay que intentar pasar por la vida silbando bajito.

Desahogo. «Tal como está el panorama, es bueno tener un saco al que golpear». :: e. c./

– ¿Ser considerado el boxeador más sexy del mundo es ir por la vida silbando bajito?

– Eso fue hace años. Y me divierte. Lo uso solo con mis amigos, para vacilarles.

– ¿Cuál es el golpe más bajo que ha encajado?

– En la vida y en el boxeo, el más duro siempre es el que uno no ve venir.

– Creo que en Madrid llegó a pedir en la calle.

– Hice cola en Cáritas para que me dieran mi bolsita con comida. Un jueves estaba pidiendo algo para comer y nueve días después estaba levantando el cinturón mundial en Inglaterra. Mi vida es una montaña rusa.

– Y ahora le toca estar arriba.

– Tengo libertad económica, que ya es mucho. Y vivo todo el tiempo en verano, entre Argentina y España.

– ¿Es cierto que tiene una sordera brutal?

– ¿Eh? Ah, sí. Un oído no me funciona, pero es de nacimiento. El boxeo me ha dejado otras secuelas: el hombro, la rodilla. Y siete operaciones. En realidad, poca cosa.

Por ARANTZA FURUNDARENA | hoy.es

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