Detroit Boxing Academy, el Gym donde entrena ‘Maravilla’ Martínez

Aveces, en los rincones más insospechados se escriben las más grandes historias. El Gleason’s Gym de Nueva York es un buen ejemplo: se trata de un pequeño y emblemático local donde han guanteado desde Muhammad Ali hasta Floyd Mayweather Jr. Por eso se ha ganado el distintivo de «la Meca del boxeo». En el casco histórico de Vallecas, en la calle Picos de Urbión, se encuentra una cálida y acogedora escuela de boxeo. Son apenas 90 metros útiles los que alberga la Detroit Boxing Academy. Allí cuelgan seis sacos, una pelota de agua, dos gancheras y luce un ring de dimensiones reducidas.

Una pequeña sala con una bici y unas pesas, un par de máquinas en la entrada, una oficina donde apenas caben dos personas de pie y dos vestuarios en los que, a veces, hay que hacer abdominales por falta de espacio, completan el local. Poco más.

En ese espacio entrenan púgiles de la talla de Sergio Maravilla Martínez, Jon Fernández, Carlos Ramos, Laura Reoyo o Ángel Moreno y peregrinan, de vez en cuando, otros talentos de la talla de Kiko Martínez o Joana Pastrana. Todos cuentan con una particularidad: se mueven al tempo de la batuta que Tinín Rodríguez arquea en el aire.

Tinín es el propietario de la escuela y, además, ejerce como entrenador de las estrellas que pisan su suelo. Ya en sus inicios tuvo que lidiar con la escasez de espacio, dando clases en el local de su padre, cuya planta de abajo sólo tenía «20 metros cuadrados». «Me dijo un amigo que quería entrenar conmigo y yo veía que lo que quería era no pagar, así que le dije que no, que me juntara a siete colegas que me diesen 20 euros cada uno, que estaba en el paro», recuerda entre risas. Poco a poco, el negocio comenzó a quedársele pequeño y exploró otras opciones: «Fui al gimnasio del Rayo Vallecano, pedí una hora de clase y ahí conocí a Ángel, a su hermano Brandon y a un grupo de gente maja».

Con eso y con poco más, Tinín, en 2012, comenzó a buscar un local en el barrio de Vallecas, porque «su gente era de allí» y porque «Vallecas tiene duende: los mejores campeones siempre habían entrenado en el barrio». ¿Y por qué este gimnasio si había tanta proyección y esperanza depositada en el proyecto? «Porque cuando entré me enamoró y eso es lo que yo quería: una escuela pequeñita, que veía que podía ser el típico gimnasio-leyenda vintage que puede aguantar mucho tiempo», asegura.

Con tanto púgil profesional y tantos alumnos asistentes a clases grupales–«unos 120-150»–, no son pocas las ofertas que han llovido para trasladar la actividad, pero la esencia, la magia, descansa en Vallecas: «Son muchos los que se arriman para ver si con nuestro método de entrentamiento abrimos algo de aire a una franquicia, pero todavía creemos que es pronto para eso. Hoy por hoy, con lo que tenemos, es más que necesario», comenta el entrenador.

Eso, el método de entrenamiento, es la fórmula del éxito boxístico de la escuela. Ángel Moreno (19 victorias-2 derrotas-2 nulos), excampeón de España, de la Unión Europea y mundial Latino, y próximo aspirante al EBU, destaca «la esencia y el compañerismo» que se respira en el ambiente, porque «esto parece más un grupo de amigos apasionados del boxeo que otra cosa».

Jon Fernández (16-1-0), excampeón mundial Joven y Silver del WBC y de España, incide en «el trabajo diario» y «la disciplina» impartida por los técnicos para forjar campeones.

Carlos Ramos (10-1-0), actual campeón de España, considera que «no hay secreto, sino mucho esfuerzo porque todos los boxeadores que llegan quieren labrarse un nombre». Laura Reoyo, doble medallista plata y oro de Madrid y bronce, plata y oro en España de amateur en distintos pesos, valora la «capacidad de desarrollo y crecimiento sin estancarse» que ofrecen todos los técnicos.

Y allí también guantea Sergio «Maravilla» Martínez (51-3-2), excampeón mundial de la WBC, IBO o WBO, entre otros títulos, y una referencia dentro de las dieciséis cuerdas. El argentino argumenta que «más allá del buen humor se trabaja en serio: no hace falta ser serio para trabajar como tal y aquí se motiva mucho a los boxeadores». Además, se deshace en elogios hacia el entrenador: «Tinín es un líder: el líder no presiona, motiva, y es lo que se hace aquí. Si puede con un tío de 43 años como yo, puede con uno de 20».

¿Y él qué tiene que decir este al respecto? «Para desarrollar un sistema de entrenamiento hay que ser creativo y quedarse solo. De esa manera te conviertes en un líder y nadie te cohíbe. Así empiezas a crear y no a copiar a otros profesionales: ves algo que te gusta de un boxeador, te metes al laboratorio, y empiezas a experimentar», dice Tinín.

¿Y el futuro? Detroit Boxing Academy lo tiene muy asegurado: «Jimmy e Iván (los entrenadores de las clases grupales y del equipo amateur) son el legado que tiene la escuela: siguen el mismo sistema que yo he creado y le dan su toque particular». Entre ganchos, trabajo diario, rectos, exigencia, crochets y mucha, mucha disciplina, Vallecas aspira a erigirse como la «Meca» nacional del boxeo.

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