‘Maravilla’ Martinez: El Boxeo no es para valientes, es para inteligentes

-Contanos de qué se trata la actividad.

-El domingo por la tarde hicimos una charla motivacional en el gimnasio Dream Box. Y el lunes hicimos un seminario, un master class de boxeo, charlamos un poquito con los boxeadores, les conté cosas que a mí me sirvieron para aprender a boxear, cosas básicas y otras un poco más complejas. Al final, el boxeo es muy básico, es ABC. Como yo siempre le digo a los chicos, hay que aprenderse el abecedario completo pero terminas peleando con el ABC. Es necesario para combatir bien y sobre todo para no recibir golpes, que para mí es lo básico.

-Haces giras por Sudamérica.

-Estuve hace muy poquito en Punta del Este, antes en Colonia, en Uruguay. Estuve también en Paraguay, Asunción, San Lorenzo. Pronto vamos a ir a Chile. Argentina lo recorrimos completo de punta a punta. Creo que quedan poquitos lugares que no fuimos. Este es el tercer año consecutivo que hacemos y son seis meses de gira. Es mucho tiempo arriba del coche recorriendo el país. Para mí es maravilloso.

-Tenés una buena relación con Lucas Matthysse, con quien pudiste entrenar en Los Ángeles.

-Con Lucas somos amigos, fuimos compañeros de trabajo, de establo, compartimos sparrings, para mí fue un lujo trabajar con él. Sobre todo lo que tiene es que es una gran persona Lucas, un pibe espectacular, una persona extraordinaria. Deportivamente me parece un boxeador súper completo, tiene todas las condiciones y tiene otras cosas que son las que hacen falta realmente, no solo las condiciones boxísticas son las que se necesitan. Es un boxeador que comprende lo que es el boxeo de primer nivel, sabe diferenciar entre una táctica y una estrategia, tiene una técnica muy buena, es un boxeador muy fino, una técnica depurada. Es muy completo Lucas”.

-¿Y de Omar Narváez?

-Con Narváez fuimos compañeros en la selección, somos amigos hace más de 29 años. Yo tenía 22 años cuando estuve en la selección con él. Compartimos un campeonato mundial, un torneo internacional acá en Argentina en el año 97. Es un boxeador tremendo, uno de los mejores de la historia.

-¿Hay vuelta o no hay vuelta?

-Probablemente me ponga a entrenar pronto. Y si surge la posibilidad, la voy a estudiar, voy a mirar, voy a analizar; estoy con ganas pero sin estar desesperado. Lo hago porque lo disfruto mucho y es mucho placer para mí.

-Cuando dejaste el boxeo empezaste a desarrollar otras facetas, como el humor y la actuación.

-Sí, estoy haciendo stand up y teatro. Tengo experiencias que son maravillosas, compartí con actores que son verdaderas leyendas en teatros por la identidad. Fue una de las cosas donde más aprendizajes pude sacar. Compartí set en cine también, en película con actores como Juan Palomino, Diego Cremonesi, Lautaro Delgado, María Abadi. Actores maravillosos y personas fabulosas, gente con experiencias tremendas, súper premiados a nivel nacional e internacional. Rozarme con ellos para mí es espectacular. Yo también quiero abrirme caminos en la actuación.

-Salís del estereotipo de los boxeadores y haces cosas diferentes a lo que la gente cree.

-Sí, porque hay boxeadores que no se animan. Hay gente muy capacitada, muy inteligente. Lo que pasa es que yo me animé, y no cualquiera se anima. Decís bueno, salgo al escenario para 400 personas para hacer un show de stand up sobre algo que yo mismo escribí, no cualquiera se anima. Yo me animo, tengo la cara dura.

-¿Qué da más miedo, eso o el ring?

-¡El ring! (Ríe) La verdad es que no da miedo el ring. Yo llegué a dar charlas motivacionales para 12 mil personas, y encontrarse con ese panorama es brutal.

-¿Es difícil hacer reír?

-Hacer reír es dificilísimo. Hacer llorar es fácil, pero hacer reír es difícil. Está bueno, cuando se logra es maravilloso.

-¿Cuál es la pelea que más recordas?

-La pelea que más recuerdo es en Manchester el 21 de junio del 2003 que combatí con Richard Williams. Esa pelea no tiene segundo puesto, la recuerdo por el momento que estaba viviendo. Después, el combate que hice con Julio César Chávez se lleva todas las miradas y todo el recuerdo. Pero si tengo que quedarme con un combate de toda mi carrera a nivel técnico de lo que pasó dentro del ring, diría que fue con Sergiy Dzinziruk, el 11 de marzo del 2011. Para mí fue el combate donde mejor desempeño tuve, la mejor performance y donde estuve en el tope máximo de mi carrera. A nivel emocional, la del 2003 en Manchester no tiene segundo puesto.

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