¿Cuál es mi nombre? Muhammad Ali: cuando el boxeador era una estrella

Por Marcelo Stiletano | lanacion.com.ar

Nadie podría cuestionar a quienes afirmen que Cuál es tu nombre debe verse como la biografía definitiva de Muhammad Ali (1942-2016), para muchos el mejor boxeador de todos los tiempos. El título alude a un momento clave de la vida de Ali: la voluntad de un nuevo nombre y apellido en línea con su conversión al Islam. De allí en adelante se dedicó a desafiar dentro del ring y fuera de él a todos los que lo invocaron con ánimo de provocación recurriendo al nombre y al apellido de su nacimiento: Cassius Marcellus Clay.

Uno de ellos fue nuestro Oscar Bonavena, que protagonizó un memorable combate contra Ali el 7 de diciembre de 1970. Ringo aguantó 14 rounds y cayó en el decimoquinto por KO luego de tres caídas. Aquella pelea tuvo una expectativa inédita en la Argentina y también fue vista por una multitud en el Madison Square Garden. También las instancias previas: el documental muestra a Ali y a Bonavena en el clásico ritual del pesaje lanzándose mutuas pullas y desafiándose como peleadores callejeros. El argentino lo provoca llamándolo “Clay” y su rival promete noquearlo antes del noveno round.

Ese tramo, con toda seguridad el más atractivo para el espectador local, funciona a la vez como resumen perfecto de este atrapante documental de algo más de tres horas, exhibido en dos partes y dirigido por Antoine Fuqua con destreza, rigor profesional y fascinación por el personaje que ocupa el centro de la escena todo el tiempo.

En sus mejores películas (Día de entrenamiento, El justiciero, Los mejores de Brooklyn), Fuqua convierte en héroes a figuras que se mueven en un entorno potencialmente violento y logran abrirse camino en él a fuerza de decisión, seguridad y mucho amor propio.

Ali es una de esas figuras. El boxeador que “volaba como una mariposa y picaba como una abeja” (por su extraordinario talento para bailotear en el ring por sobre cualquiera de sus rivales de la máxima categoría boxística, la de los pesados) va ganándose un lugar en el mundo convencido de que es el mejor de todos. “Golpeo tan rápido que no se ve en cámara lenta”, dice en la cumbre de su arrogancia.

El gran mérito del documental es concentrarse en el testimonio de Ali y de sus rivales. No hay otras voces que las de los protagonistas, respaldadas por un excepcional material de archivo. El de Ali es un tiempo en que el boxeo profesional era más una rama de la industria del entretenimiento que un deporte. Y en ese mundo Ali es una estrella, exhibida en todo su esplendor en su momento de gloria y con mucho pudor a la hora de su ocaso.

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