Maravilla Martínez: “Me dijeron que me tenían que cortar la pierna o me podía morir”

A apenas tres semanas de volver al ring tras más de seis años retirado, Sergio Martínez se entrena como nunca para preparar su pelea ante el español José Miguel Fandiño. Durante su puesta a punto el boxeador oriundo de Quilmes repasó momentos trascendentales de su carrera, entre los que se encuentra la maldita rodilla que lo había llevado a dejar de pelear.

“Estuve con morfina, con corticoides , estuve arruinado. El 4 de enero del 2013 me dijeron ‘tenemos que operarte porque, si no, te tenemos que amputar la pierna dentro de cinco horas porque tenés una infección muy fuerte‘. Me dijeron que me tenían que cortar la pierna o me podía morir. Morir, muerto, es verdad, relató en una charla con el diario Olé.

Y prosiguió: “Yo, como tengo la cabeza tan dura que a veces no pienso, me empeciné que haciendo no sé qué locura iba a evitar la operación y la amputación. Y tuve la bendición esa vez, tuve la varita mágica que me tocó la cabeza y dijo ‘todavía no te toca’. Entonces, después de pasar por eso, después de estar años y años con muletas, de tener un dolor increíble, infernal, de prácticamente no poder vivir por el dolor, encontraron qué me calma el dolor”.

Lo cierto es que después de aquel trágico diagnóstico, Maravilla disputó su último combate. Fue ante el puertorriqueño Miguel Ángel Cotto, con quien perdió en el décimo round por knock out técnico en una velada celebrada el 7 de junio de 2014 en el Madison Square Garden. Aquella vez, su entrenador, Pablo Sarmiento, decidió parar la pelea y luego admitiría: “En los últimos tres o cuatro rounds, sus rodillas ya no respondían”.

Ahora, Maravilla ya lleva dos años entrenándose con una exigencia máxima y, a los 45 años, está listo para volver al ring. Consciente de que es una apuesta fuerte, el ex-campeón mundial mediano del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) aseguró que no le temía al ridículo y que analizaría su futuro de acuerdo a lo que suceda ante Fandiño.

Al respecto, explicó: “Hay que ver cuáles son las sensaciones. Si estoy ahí arriba y me siento incómodo, me siento ridículo, mal, triste, que los golpes me duelen, digo ‘muchachos, hasta luego, buen provecho, buenas noches y adiós’. Pero también está la otra posibilidad, que lo haga bien, que golpee bien, con velocidad y con potencia. Y que al otro día el teléfono suene, porque puede sonar, y entonces voy a andar preparado. Me preparo para todo, me preparo para lo peor, primero. Porque si no es el 21 con Fandiño, alguna vez va a llegar. Y si no estás preparado te pasa por arriba. Ojalá que lo peor no sea con Fandiño, que venga más adelante. La pregunta mía es: ¿me siento bien? Ya dejaré que fluya”.

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