Maravilla Martinez: “Hice terapias regresivas y entendí por qué soy boxeador en esta vida”

Cuando aquel 7 de junio del 2014 se bajó del ring montado sobre el Madison Square Garden arrastrando su pierna lesionada tras perder el título mundial por nocaut, la vida de Sergio Maravilla Martínez se encarriló sobre los rieles de una extraña montaña rusa: actuó en una película, recorrió el país con sus monólogos, se puso al frente de su empresa de promoción de boxeadores, llegó a pesar 100 kilos y convivió con el dolor de esa rodilla operada que casi le amputan hasta que tuvo una prodigiosa recuperación en las aguas termales de Catamarca. Una vez abajo del carrito de la vorágine, descendió más de 20 kilos y su cuerpo estaba listo para volver a pelear, pero faltaba su cabeza: la terapia convencional hizo su parte, pero también dio un salto hacia métodos alternativas.

A 21 días de volver a sentir las sensaciones de un boxeador profesional en la velada pautada a diez rounds —que será televisada en Argentina por TNT Sports— contra el Traumatólogo José Miguel Fandiño, uno de los mejores pugilistas de la historia argentina abre sus secretos ante Infobae desde Madrid, el sitio donde decidió afincarse hace casi dos décadas y desde donde le pegó a su carrera un empujón hacia el estrellato.

Sobre el cuadrilátero que se montará en el campo de juego del estadio de fútbol El Malecón ubicado en la ciudad de Torrelavega –a más de 400 kilómetros de Madrid–, Maravilla a sus 45 años pondrá bajo la observación mundial una carrera que hasta aquella derrota contra Miguel Cotto en New York en 2014 acumuló 51 triunfos (28 KO), 3 derrotas y 2 empates. Enfrente tendrá a un rival diez años más joven pero sin tanto recorrido (15 victorias y 6 derrotas) con apenas tres presentaciones fuera de su país.

— Te estabas preparando ya hace un tiempo y ahora finalmente se da, ¿qué pasó en el medio para que después de todo logres subir al ring de vuelta?

Uh pasaron un montonazo de cosas. Mucho trabajo para hacer una velada acá en España. Es muy difícil hacer una velada de boxeo, más del tamaño que la estamos por hacer, pelean unos cuantos boxeadores que probablemente son de los mejores boxeadores de España. Y aparezco yo también, que es una reaparición bastante fuerte para el ámbito por lo menos acá en Eruopa. Negociaciones, idas ,venidas, tratar de esquivar la pandemia, no de esquivar, si no de congeniar y poder lograr que la velada se pueda hacer en un momento que nos hizo tambalear a todo el mundo la pandemia. Estuvimos meses y meses trabajando para hacer la velada en Madrid. Y cuando ya estaba todo listo para dar el ok a Madrid, la cuarentena… Nos dejó a todos varados en casa y después a movernos, a reactivar esto. La verdad que para reactivarlo estuvo difícil. Sigue estando difícil, porque cada día hay una noticia nueva, hay una ley, un artículo, un inciso, algo nuevo que nos va modificando. Tanto para la organización como el aforo, el sitio, la plaza donde vamos a combatir. La verdad que es una locura. Para volverse loco de verdad.

— Independientemente de que volver a entrenar te sirvió para modificar tu peso después de haber llegado a los 100 kilos, explicame ese fuego interno que corre en vos para volver a subirte a un ring, ¿qué hay adentro?

— Lo que tengo es una ilusión espectacular. Unas ganas de desafíos, de vivir esto como una aventura, sé que me queda un cartucho en el tambor, uno, y lo quiero explotar al máximo, estirar como un chicle, aplastarlo, amasarlo, y que sea largo. Y sobre todo llevadero, ¿no? Quiero justamente seguir viviendo esto que vivo, que estoy viviendo prácticamente una aventura. 45 años, cuando ya prácticamente cualquier deportista en cualquier disciplina, o en muchísimas disciplinas, se tendrían que estar retirando o retirados hace tiempo, yo estoy volviendo. Es justamente eso: una aventura. Una etapa de mi vida que la quiero vivir con inteligencia, con la sabiduría que me pudo haber dado los 25 años de boxeo anteriores. Esto de todavía poder mirar al frente, mirar adelante en un deporte que es difícil como el boxeo.

— La parábola habitual de un boxeador con éxito deportivo muchas veces indica que llega a la gloria, gana dinero y la vuelta al boxeo es por urgencia, ¿vos volvés por plata?

— ¡No! No, tengo la fortuna de tener las cosas acomodadas y tener una buena vida. La verdad que está bastante todo; no bastante no, todo muy prolijo, muy ordenado y sólido. Hay unas bases muy sólidas con respecto a las empresas que tengo, tengo unas cuantas empresas. Y eso funciona de una manera fantástica. Creo que vuelvo gracias a eso: porque tengo la tranquilidad en otro lado. Es decir, no necesito el dinero. Si hay dinero, una bolsa, fantástico. Y si no hay, fantástico también. Voy porque es una aventura que quiero vivirla.

— En algún momento el Chino Maiadana barajó su regreso al boxeo y tenía en el horizonte tres peleas con un final estelar, ¿Maravilla qué más tiene pautado en el futuro?

— Mirá, esto creo que se resume a esta frase: este combate del 21 de agosto puede ser el comienzo de algo muy bonito o puede ser el final de algo muy bonito. El día 22 voy a poder saber cuáles fueron mis sensaciones. O incluso el 21 en la noche, después del combate, voy a saber cuáles fueron mis sensaciones. Todo dependiendo lo que yo vaya a sentir, y tal y como lo sienta, vamos a ver cuál es el futuro. Ahí se va a poder determinar lo que hagamos en adelante. Si tengo que decir muchachos, me pegó y resulta que los golpes dolían más de lo que esperaba, me piro. Si no, veo, vamos a ver qué es lo que pasa. Puede ser el final o puede ser el principio.

— ¿No sentís que ponés demasiado en juego?

— ¡Claro! Por eso me gusta. Porque se expone, porque yo me expongo. Pero creo que igualmente se le da mucha más bola desde afuera que lo que yo le doy de adentro. Me gusta mirar adelante y si yo mirara atrás, tal y como muchísima gente lo hace, me quedaría en casa y diría: momifiquenme aquí. Me momifican y ya me quedo. Pero no, ¡tengo unas ganas de hacer cosas nuevas! Entre las cosas nuevas que tengo ganas de hacer justamente está la de volver a combatir. Digo vamos a ver qué tela. Estoy viendo que la respuesta mía es buena, que mi cuerpo está bien, mi mente está bien, está funcionando muchísimo mejor incluso de cuando era campeón, los últimos tres años, infinitamente mejor. Entonces, ya está, suficiente eso. A mí eso me da la certeza que estoy haciendo las cosas bien. Si bien me falta el timming, el manejo de tiempo y distancia dentro de un ring a la hora de combatir, porque hace seis años que no combato, todo lo que hay que hacer alrededor, lo estoy haciendo de la mejor manera.

— Esta pregunta es por sí o por no, ¿soñás con volver a ser campeón del mundo?

— Sueño con volver a disfrutar en el boxeo y en eso puede que esté el ser campeón del mundo, o no. Pero sí volver a disfrutar, hacía tiempo que no disfrutaba con el boxeo.

— ¿Vamos a ver el mismo estilo de boxeador de siempre, el que bajaba la guardia y ponía la cara?

— Esa es la incógnita… Y eso es lo que está bueno, que después de seis años, esto que está adentro se tiene que rehacer, reaprender. Yo estoy con un equipo nuevo de trabajo y lo que estamos haciendo son todas cosas nuevas. Hay que ver cómo repercute eso en mí como boxeador. Calculo yo que muy diferente de lo que fui antes, muy diferente no voy a ser. Puedo ser más lento, puedo ser más torpe, puedo tener menos sentido de la distancia y el tiempo, pero quizás las intenciones puede que sean las mismas. No por hacerme el misterioso, si no porque es lógico, uno no cambia, uno es como es, yo boxee así casi toda mi carrera. ¡Por lo menos en la anterior!

— ¿Cuánto impactó el trabajo con la psicóloga?

— Yo hice terapia pero porque tenía mis dramas, mis mambos en la cabeza. A mí me habían dicho que era mala persona porque no quería tener hijos. Fui a parar a una psicóloga. Me estaba volviendo loco. Creí que era una mala persona.

— ¿Y cuánto influyó esa terapia en tu vida?

— Fantástico. ¡Me voló la cabeza! Me hizo dar cuenta cuáles son los pasos que yo tengo que seguir dando, porque siempre fui de dar pasos firmes, lentos. En mi vida siempre di pasos lentos, pero con mucha firmeza. Y el haber hecho terapia, la terapeuta me dijo: bueno, Sergio, ¿te das cuenta que no sos mala persona y que por no querer tener hijos no vas a ser ni más, ni menos bueno? Eso va por otro lado. Seguí apoyándote en tus sueños, seguí apoyándote en tus objetivos con ilusión, con la ilusión que trajiste siempre. Seguí marchando así, porque así es como te sentís seguro. Entonces digo voy a seguir haciendo lo que seguía haciendo. Mi vida está muy parecida a lo que fue siempre.

— ¿Y es verdad que en algún momento hiciste una investigación de vidas pasadas?

— Sí, totalmente. Sí señor. Hice mis terapias regresivas. No las vuelvo a hacer, hice tres. No las vuelvo a hacer en la vida, porque la pasé muy mal.

— ¿Qué resultado hubo?

— Me di cuenta del presente que tengo. Hoy tengo un presente, tal y como lo tuve, por el pasado que tuve. En esta vida y en la anterior que me tocó vivir. Hoy tengo la personalidad que tengo, las formas de proceder, la espontaneidad que tengo para algunas cosas, buenas o malas, pero es decir, actúo por instinto.

— ¿Y qué fuiste antes? ¿A qué conclusión llegaste?

— Tal y como lo vi, es muy raro lo de hacer terapia, lo de hacer una regresión porque es bajo hipnosis, yo no sabía. De repente mi cabeza explotó, se puso todo blanco y me fui no sé a dónde. De repente empecé a ver como películas borrosas en las que yo siempre la pasaba mal y tenía momentos incómodos. No era buena persona. Estaba en una cárcel, o estaba en medio de una pelea, o estaba en medio de guerras y batallas. Me tocó morir de mala manera, pasarlo mal, estar todo sucio. Y eso, en su momento cuando lo hice, la pasé malísimamente mal. Pero ahí entendí por qué soy boxeador en esta vida; y por qué me vino bien haber dejado el boxeo a los 39 años como lo hice. Me vino bien entender que yo mismo pude dominar mi vida con mis propias decisiones, tomarlas bien, y cortar en ese momento. Ahora quiero volver porque digo bueno, boxeador voy a ser toda la vida. A lo mejor no, pero así como antes yo peleaba, hoy en día lo hago de manera prolija.

— Tuviste un momento histórico con el combate que hiciste en Vélez, ¿soñás con repetirlo y llenar un Luna Park?

— La verdad que sueño con hacerlo bien el 21 de agosto. No puedo permitirme pensar más allá. No puedo permitirme. Creo que sería insensato de mi parte ya con 45 años ir planificando algo hasta los 46 o 47 años, sería insensato. Por eso, creo que estoy pensando bien: lo ideal es pensar en José Miguel Fandiño, el 21 de agosto, en Torrelavega.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *