Yesica Bopp, campeona en el ring de la vida

Por Federico Lorenzo | laprensa.com.ar

Caminó sobre muchos cuadriláteros del mundo, casi que fue continuadora del camino que supo abrir Marcela la Tigresa Acuña, y hoy con una cualidad más sobre sus hombros, como lo es la experiencia, Yesica Bopp no sólo apunta a logros con los guantes calzados. Es que la boxeadora y campeona mundial de la categoría minimosca de la OMB y AMB, habló de los objetivos cumplidos y de los sueños por alcanzar, como lo es llegar a los que recién asoman para que no aflojen a partir de la motivación por el deporte.

A metros de la bajada del Puente Pueyrredón, en Avellaneda, se levanta el gimnasio de Yesica Tuti Bopp, una de las mejores boxeadoras libra por libra de la actualidad. Allí la dueña de casa recibió al diario La Prensa para hablar sobre su carrera deportiva y la importancia que los jóvenes estudien y practiquen deportes.

A pesar de su metro cincuenta y sus 48 kilos, ya durante su infancia en el colegio se destacaba en vóley y handball, pero a los 16 años por invitación de un amigo se animó a entrar al gimnasio de Delfino Pérez, en Wilde…Y allí descubrió el boxeo, disciplina que nunca abandonaría.

“Tuve la suerte de tener a Delfino como entrenador, quien me guió durante varios años de mi carrera. Al principio como no encontrábamos rivales de nivel en Buenos Aires, viajábamos por todo el país buscando boxeadoras”, recuerda la Tuti sin poder disimular la emoción, ya que aquel primer entrenador falleció cinco años atrás.

Al principio se dio todo muy rápido en la carrera de la boxeadora de Wilde, quien fue ganando experiencia en el campo amateur, pero al mismo tiempo mejoró su físico y sobre todo su técnica.
Tal vez una anécdota que compartió durante la nota refleja el sacrificio que hizo para superarse día a día. “Cuando representé a la Argentina a nivel internacional, vivía en el Cenard con muchas chicas que los fines de semana se volvían a sus casas y yo que estaba a 40 minutos de mi casa me quedaba entrenando porque quería mejorar”, recuerda con orgullo.

Los frutos de esa preparación no tardaron en llegar: fue medalla de oro en el Panamericano de Puerto Rico 2005; medalla de bronce en el Mundial de Rusia 2006; y durante el 2007 fue medalla de oro en el Panamericano de la Argentina, presea de bronce en el Mundial de India y coronó ese año convirtiéndose en la primera mujer en obtener el Premio Firpo de Oro, que otorga la Unión de Periodistas de Boxeo de Argentina (Uperbox).

Luego de esa experiencia, Tuti tomó la decisión de darle arranque a su carrera profesional en búsqueda de nuevos retos. Tras 13 años en el boxeo, en los que acumuló 35 victorias y dos títulos mundiales en la categoría minimosca, la púgil de Wilde reconoce que fue todo un desafió mantener su nariz intacta y aclara: “Yo pego, pero a mí no me van a lastimar. Aprendí a pegar rápido, pero tuve que practicar mucho para defenderme y no sufrir en las peleas”.

Transcurre más de media hora de entrevista y la Tuti Bopp no se mueve del museo que armó en su gimnasio, donde lucen los cinturones, medallas y fotos que retratan distintas etapas de su carrera en el pugilismo. Desde la calle ingresan vecinas que interrumpen la nota para saludarla y pedirle fotos a la campeona mundial. Madre de una pequeña de tres años, Yesica se levanta temprano todos los días para entrenarse en doble turno y compartir mucho tiempo con su hija.

CAMPEONA EN PSICOLOGIA SOCIAL

Trata de aprovechar todo el tiempo posible para superarse e instruirse. Por ello, cuenta, que durante su embarazo aprovechó para culminar la carrera de Psicología Social, una formación que admite que le dio herramientas para analizar cuáles son los obstáculos que enfrenta el boxeador durante su carrera. Todo ese conocimiento, sumado a su experiencia en el deporte, quiere aplicarlo con los adolescentes para que continúen por el camino del estudio y el deporte. “Siempre hago hincapié en los adolescentes, porque a esa edad es donde aparece la bravura de cada uno y donde les decimos tenés dos opciones: quedarte enojado o hacer algo por vos que te guste y que además te permita conocerte”, explica.

A sus 34 años, la boxeadora de Wilde no baja los brazos y sigue entrenando para consolidarse en el mercado mexicano en búsqueda de nuevos desafíos y el objetivo de pelear en los Estados Unidos. Mientras tanto continúa brindando clínicas y charlas motivacionales en diferentes puntos del país con la premisa que el deporte y el estudio son instrumentos para igualar oportunidades.

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