Cuenta regresiva hacia Tokio 2020: Hormiga Quiroga y los golpes de la vida

Por Carlos Irusta – ESPN

Ramón Quiroga nació en Orán, Salta, el 26 de agosto de 1997. Pero está en Mendoza, entrenando a las órdenes de Pablo Chacón, el último medallista olímpico del boxeo argentino (Atlanta 96, bronce) y también campeón mundial pluma WBO.

Le dicen ‘Hormiga’, por el color de su cabello, y pelea en los 52 kilos. Este año en el Torneo Internacional de Estambul, Turquía, se llevó la medalla de bronce. Es el sexto de ocho hermanos y ya lleva 94 peleas realizadas de las cuales perdió 12 (“Y la gran mayoría de ellas en el extranjero”, agrega).

Quiroga sueña con hacer carrera profesional, si es posible afuera del país. “Los Juegos son muy importantes para mí y sueño con lograr una medalla, pero también confieso que quiero ser profesional y llegar lejos, aunque para eso tenga que irme vivir fuera. No es el camino más cómodo pero seguramente el mejor, porque aunque uno tenga que estar lejos de la familia y de los suyos, lo importante es aprovechar estos años, cuando se tiene toda la fuerza, para hacer lo que a uno le gusta. Y a mí me encanta el boxeo…”

Es bueno aclarar que el Comité Olímpico Internacional (COI) decidió asignar por ranking las 49 plazas olímpicas (33 masculinas y 16 femeninas) que estaban ubicadas para los Juegos de Tokio. Esa clasificación se efectuó teniendo en cuenta las competencias internacionales realizadas entre 2017 y 2020.

El Boxing Task Force (organismo creado por el COI luego de haberse suspendido a AIBA) decidió que Quiroga iba a competir en Tokio por ser el mejor argentino clasificado en su división.

El bronce logrado en los Panamericanos de Lima de 2019 fue decisivo.

Pero también hay otra historia, que es la historia de ‘Hormiga’, que anduvo por malos pasos en Orán, en su afán de ayudar a su madre, Josefa Quiroga.

Tanto que su hermano Gabriel, para sacarlo de la calle, de las malas compañías y otras tentaciones, lo derivó a Juan Carlos Videla, quien lo formó en el boxeo.

“Mi mamá nos crió a todos: somos ocho hermanos. De mi papá no tengo muchos recuerdos, pero son las cosas de la vida. Mi mamá, en cambio, sordo muda y, sin embargo, nos llevó a todos adelante, nos crió por el buen camino. Yo a veces equivoqué medio el rumbo, pero gracias al boxeo y a Videla, que es una especie de segundo padre para mí, es donde estoy ahora. Yo empecé en la Escuela Municipal y creo que pronto Videla tendrá también él su propio gimnasio”.

Hoy, este chico que admira a Pacquiao, Lomachenko y al Canelo Álvarez, es una firme promesa. “Manny es un guerrero enorme que peleó con todos, Lomachenko es un fuera de serie que sabe adaptarse al estilo del rival y Canelo es muy inteligente. De los nuestros, admiro mucho a Brian (Castaño) es un gran pibe y un gran boxeador”.

Hincha de Boca, “Pero no fanático”, aclara, vive en Mendoza desde los 18 años. Videla decidió recomendarle que fuera a entrenar a Mendoza con Pablo Chacón y allí empezó otra historia. En 2016 fue campeón de la Vendimia y empezó a demostrar todo su potencial.

Junto a su hermano Jesús Ramón (21), que se dedica al tenis, también atravesó los días desolados de la pandemia, “Entrenando aunque sea dentro de un departamento, pero tratando de no perder el ritmo”, confiesa. De la misma manera en que llegó a pensar que los Juegos de Tokio no iban a ser para él, hasta que llegó la designación.

“No lo podía creer y ahora lo único que me importa es trabajar más que nunca”, admite quien fue medalla de bronce en los Juegos Odesur en Cochabamba, Bolivia, y bronce en los Panamericanos de Lima (2019). “Gracias a los consejos de gente que sabe, como Fabricio Nieva, o Mariano Carrera o Videla, o Pablo Chacón, sé que en esto hay que tener mucha disciplina y sacrificio. Es un camino duro, pero la recompensa es muy grande, y yo quiero tenerla, y para eso voy a poner todo de mí para lograrlo”, asevera, apasionado.

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