Un mito del pugilismo | Teófilo Stevenson: el eterno rey amateur del boxeo que rechazó un millón de dólares por fidelidad a Cuba

Talento y convicción fue la combinación que tuvo Teófilo Stevenson para haber sido calificado como el boxeador más grande que se vio en el ámbito amateur, comparable con lo que en el profesionalismo hizo su contemporáneo Muhammad Ali, quien sin embargo decidió mantener su fidelidad a Cuba y a la revolución, causas por las que llegó a rechazar una oferta de un millón de dólares.

La propuesta que le hicieron a Stevenson implicaba, nada menos, que traicionar las raíces ideológicas del régimen cubano: debía desertar de la isla y radicarse en los Estados Unidos para convertirse en un pugilista profesional.

Considerado el mejor boxeador amateur de la historia, Stevenson reinó casi dos décadas en los pesos completos. Ganó los títulos olímpicos de Múnich 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980, y hubiese podido disputar el de Los Ángeles 1984, pero Cuba no asistió por razones políticas.

Teófilo Stevenson, el gran amateur

Stevenson nació el 29 de marzo de 1952 en el Central Delicias, Puerto Padre, provincia de Las Tunas, Cuba. Sus padres fueron Teófilo Stevenson Parsons -un inmigrante anglo parlante nacido en la isla de San Vicente que emigró a Cuba en la década de 1920 para dedicarse al corte de la caña- y Dolores Lawrence -cubana de padres también inmigrantes de la isla de San Cristóbal. Esta es la razón por la cual Stevenson hablaba fluidamente el inglés.

Teófilo Stevenson al vencer al estadounidense Duane Bobick en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Múnich 1972.

Pirolo, como lo llamaban, comenzó a boxear a los 14 años, tras haber probado sin éxito con el béisbol. Su primera pelea fue en 1966, en un ring instalado en el estadio de béisbol Julio Antonio Mella: perdió por puntos con Luis Enríquez, en la categoría hasta 71 kilos.

Si bien había ganado el título nacional juvenil en 1968 y había sido subcampeón nacional un año después, ya en mayores y en la categoría hasta 81 kilos el destino de Stevenson cambió cuando se cruzó con Andrei Chervonenko, que había llegado unos meses antes a Cuba y recorría el país buscando púgiles para la Selección.

El otro hombre fundamental en la construcción del futuro monarca fue Alcides Sagarra, jefe del equipo nacional durante más de tres décadas y considerado el padre de la Escuela Cubana de Boxeo por las innovaciones que introdujo.

Stevenson obtuvo tres títulos olímpicos y tres títulos en Campeonatos Mundiales de la AIBA.

En Múnich 1972, y después de noquear en el primer round al polaco Ludwik Denderys en su debut, Stevenson debió enfrentar en los cuartos de final al estadounidense Duane Bobick, un oficial de Marina de 22 años, quien lo había derrotado en las semifinales de los Juegos Panamericanos de Cali 1971 y a quien en su país apodaban la Esperanza Blanca. Stevenson lo vapuleó.

En la semifinal, superó al alemán occidental Peter Hussing . En la pelea decisiva, el rumano Ion Alexe no se presentó debido a una lesión. Sin sudar, Stevenson logró su primer título olímpico.

Después de la derrota de Bobick, el boxeo estadounidense procuró una revancha simbólica ante el deporte cubano: Stevenson recibió una oferta de un millón de dólares para desertar, convertirse en profesional y enfrentar al entonces campeón del mundo, Joe Frazier.

La rechazó. “No me iré de mi país ni por un millón de dólares ni por mucho más. ¿Qué es un millón de dólares comparado con el amor de ocho millones de cubanos?“, argumentó.

El cubano derriba al puertorriqueño Narciso Maldonado en la final de los Juegos Panamericanos San Juan 1979.

Su decisión mereció una especial mención de Fidel Castro, con quien luego iba a construir una amistad que perduró hasta sus últimos días.

“Merece el reconocimiento de nuestro pueblo por su éxito deportivo. Y dejó un ejemplo todavía más valioso que eso y es el instante en que le hablaron de la posibilidad de ganarse un millón de dólares. Ese joven, hijo de humilde familia y un humilde obrero oriental, dijo que él no cambiaba a su pueblo por todos los dólares del mundo”, lo elogió el líder revolucionario el 28 de septiembre, tres semanas después de la consagración en Múnich.

En marzo de 1974, durante la XII edición de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en Santo Domingo, el cubano, quien estudiaba Ingeniería Eléctrica, recibió otra propuesta para abandonar la delegación de su país. La respuesta fue idéntica.

Los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 eran una prueba complicadísima para el boxeo cubano, ya que Estados Unidos viajó con un equipo de primer nivel, que incluyó al legendario Sugar Ray Leonard y a otros cuatro futuros campeones mundiales: los hermanos Michael y Leon Spinks, Leo Randolph y John Tate.

Teófilo Stevenson saluda a Nelson Madela en La Habana en julio de 1991.

De todos modos, Stevenson fue la gran figura en Canadá. Noqueó al senegalés Mamadou Drame en el segundo asalto y al finlandés Pekka Ruokola en el primero. En la semifinal, John Tate terminó sentado en una esquina neutral tras solo 92 segundos de acción. Y en la final, el rumano Mircea Simon claudicó en el tercer round. Otro oro olímpico voló hacia La Habana junto a los de Jorge Hernández Padrón (minimosca) y Ángel Herrera (pluma).

Hubo un intento de reunir al cubano con Muhammad Ali en un combate entre los dos pesados. Fue en octubre de 1978, cinco meses después de que Stevenson repitiera el título en el Mundial de la AIBA realizado en Belgrado y un mes después de que Ali recuperara la corona de la AMB ante Leon Spinks.

El promotor Bob Arum contactó a Raúl Villanueva, presidente de la Federación Cubana de Boxeo y Jorge García Bango, titular del Instituto Cubano de Deportes, Educación Física y Recreación, para proponer un duelo entre los monarcas del amateurismo y el profesionalismo.

 La AIBA había dado el visto bueno, con la condición de que el caribeño no cobrara por su participación (el dinero iría a las arcas de la Federación Cubana de Boxeo) y la cadena CBS estaba interesada en la transmisión del evento.

Teófilo Stevenson junto a Muhammad Ali y Fidel Castro en La Habana en 1996.

No se concretó porque los cubanos proponían una serie de cinco combates a tres rounds, respetando las reglas del deporte amateur. Los norteamericanos pretendían que se efectuara una sola pelea a 15 asaltos, a la usanza del pugilismo rentado. Nunca consiguieron ponerse de acuerdo.

El boicot impulsado por Estados Unidos con el argumento de la intervención militar soviética en Afganistán, al que se sumaron más de 50 países (entre ellos Argentina, por decisión de la Junta Militar), simplificó la tarea para el pugilismo cubano en Moscú 1980, aunque para el campeón el recorrido al oro fue más complejo que en sus dos experiencias olímpicas previas.

Tras derrotar antes del límite al nigeriano Solomon Ataga y al polaco Grzegorz Skrzecz, debió escuchar la decisión de los jueces en la semifinal ante el húngaro Istvan Levai, el primer hombre que completó los tres asaltos ante el antillano en un combate olímpico.

Lo mismo sucedió en la final, en la que derrotó al local Pyotr Zaev. Incluso uno de los jueces, el nicaragüense Marvin Caldera Lacayo, vio ganador al soviético.

Más allá de ese detalle y de algunos silbidos con los que parte del público lo despidió en el Complejo Deportivo Olympiski, Stevenson se transformó ese 26 de julio en el segundo púgil en ganar tres títulos olímpicos después del húngaro Laszlo Papp (Londres 1948, Helsinki 1952 y Melbourne 1956).

Ganó durante sus 20 años de carrera (1966-1986) 301 de las 321 peleas que disputó. Pirolo murió el 11 de junio de 2012, debido a una cardiopatía isquémica, mientras trabajaba en la preparación de los boxeadores de su país que irían a los Juegos Olímpicos Londres. Las exequias fueron multitudinarias.

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