Fabián Maidana y la maldición del último guanteo

El boxeador santafesino Fabián Maidana adoptó el apodo de: “TNT” por su manera de pelear y ganar a comienzos de su carrera. Sin embargo, para este ambiente siempre será: “Maidanita”, el hermano menor de Marcos “Chino” Maidana, célebre ex bicampeón mundial (AMB).

Cuando Marcos se retiró del boxeo, en 2014, Fabián no tuvo otro remedio que comenzar a abrir las “puertas del ascenso” por méritos propios. Lesiones, postergaciones y dudas lo introdujeron en un destete pugilístico que le costó resolver: ¿Seguir en la Argentina boxeando para la empresa de su hermano: “Chino Maidana Promotions” en donde no logró los objetivos previstos o volver a la soledad y al sacrificio de los gimnasios de California, donde trazó sus primeros pasos profesionales?

Fabián, 29 años, no esperaba pasar por todo lo que pasó en 2021. Primero, la felicidad: el embarazo de su novia Johana Rodríguez, una exitosa cantante de la música tropical. Luego, sufrió un duro golpe al corazón: la muerte de Don Orlando, su papá. Y cuando todo estaba previsto para partir a Emiratos Árabes y combatir con el asesoramiento del “Chino”, decidió efectuar un brusco giro de timón y regresar a Los Ángeles, bajo la dirección de Manny Robles y Sebastian Conturisi, quien rompió relaciones de todo tipo con su hermano mayor tras conformar una exitosa sociedad pugilística entre manager y campeón (2010-2014).

Fabian Maidana
Fabian MaidanaFernando Massobrio

Ya en Estados Unidos, llegó una gran e inesperada noticia. Pelear por una porción del mundial welter AMB con el campeón cubano Yordanis Ugas. En la misma reunión, el filipino Manny Pacquiao desafiaría a Errol Spence, por la distinción del “Supercampeonato” Welter AMB. La gran fiesta estaba prevista para el próximo sábado 21, en Las Vegas. Sin embargo, estos sueños se derrumbaron en un instante, tal si fuesen castillos de arena.

La Comisión Atlética de Texas verificó un desgarro de retina en Spence, inhabilitándolo para esta ocasión y cuando nadie lo imaginaba, Fabián, en su anteúltima sesión de guanteo recibió un golpe de Petros Anayan, su sparring armenio, que lastimó su pómulo y párpado izquierdo. Lesión que requirió de sutura quirúrgica y paralizará por tres meses las esperanzas del púgil de Margarita. Fue un impacto desgraciado. Sin reciedumbre, pero movió la pestaña protectora de pómulos del cabezal y provocó el corte.

Más allá de este infortunio, nos preguntamos: ¿Cuál es la temática a seguir en los guanteos de los púgiles a diez días de una pelea cumbre? ¿Qué grado de intensidad y potencia deben impartir los boxeadores en sus prácticas a esta altura?

Los nuevos sistemas de entrenamiento requieren de una atención total de los técnicos sobre sus pupilos en la puesta a punto final. Trabajar fuerte no implica “matarse” en el gimnasio y en la actualidad es difícil hallar una voz de mando para que ello no ocurra. Se debe diferenciar un guanteo intenso de una pelea a puertas cerradas. Resultará muy sano lograrlo pero -hoy- cuesta mucho distinguir estos conceptos. Hay jornadas preparatorias en donde los atletas tiran golpes a un 100% de sus fuerzas. Y esto resulta dañino.

Todos pasaron por estas frustraciones. Pascual Pérez las vivió en Japón, al igual que Horacio Accavallo en sus vigilias mundialistas. Monzón debió postergar su pelea con Rodrigo Valdéz. El hombro de Horacio Saldaño se resintió a días de su pelea con “Mantequilla” Nápoles y hasta Julio Cesar Chávez y Manny Pacquiao debieron pelear cortados y desgarrados. Siempre pasó y nunca se encontró la solución. Y vale la pena señalarlo para tratar de corregirlo.

Siempre hubo algún campeón ilustre que vivió estas experiencias. Esta vez le tocó a “Maidanita”, que volvió a quedarse sin nada.

Por Osvaldo Principi – La Nación

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