¿Quién controla y regula el boxeo mundial?

Por TyC Sports

El boxeo profesional está regido por cuatro organismos, que son los principales a nivel mundial. Si bien lo naturalizamos, es un deporte bien diferente a la inmensa mayoría que tienen una única entidad internacional que los dirige. La Asociación Mundial de Boxeo (AMB), el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y la Organización Mundial de Boxeo (OMB), se reparten el poder en todo el planeta para el profesionalismo en nuestro deporte. ¿Por qué sucede? ¿Hace cuánto es así? ¿Son acaso las únicas o hay más? ¿Es tan cierto que antes había una sola entidad? ¿Su coexistencia obedece a motivos políticos, de negocio u otros? ¿Cuáles son sus consecuencias?

Los orígenes del boxeo como disciplina son aún materia de discusión. Si bien los deportes de contacto existieron de manera simultánea en diferentes latitudes, la palabra “boxing” (boxeo) tiene sus primeros registros en la actual Gran Bretaña del siglo XVI, para referirse a los enfrentamientos de puños, como competencia. A partir de las colonias británicas se iría expandiendo al resto del mundo, aunque aún en la era de boxeo a puño limpio (sin guantes). Recién a partir de las Reglas Queensberry -nombre atribuido por el respaldo de John Douglas, entonces Marqués de Queensberry para un torneo-, en 1867, se establecieron diferentes normas que sentarían las bases del boxeo moderno. Así se incluyeron la utilización de guantesrounds con límite de tres minutosdivisión de categorías de pesocuenta de protecciónimposibilidad de empujar, entre otras.

Con el boxeo generando cada vez mayores adeptos en todo el mundo, Estados Unidos se transformaría en sede fundamental para grandes eventos entre findes del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Las veladas concentraban miles de fanáticos. Comenzaron a surgir los primeros combates por “título mundial” y los incipientes campeones. Sin embargo, no existía aún un organismo regulatorio mundialmente reconocido.

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Fue entonces que en 1921 nació la Asociación Nacional de Boxeo (NBA) en Rhode Island, Estados Unidos, para gobernar el deporte de los puños, pero como su nombre lo dice, únicamente con jurisdicción en su país. Así fue que pasaron históricos combates como los pesados Jack Dempsey ante Georges Carpentier -con victoria del primero por nocaut en el cuarto round en New Jersey en 1921- o sus derrotas frente a Gene Tunney -ambas por puntos, con 120 mil espectadores en Filadelfia en 1926, y en Chicago en 1927).

Sin embargo, no era la única entidad, aunque sí la que mayor crecimiento tenía. Junto a ella, proseguían los habituales títulos mundiales “a secas”, así como también los dependientes de diferentes comisiones atléticas estatales de Estados Unidos, cuya más importante era la de Nueva York (NYSAC, por sus siglas en inglés). Tan es así que la histórica pelea de Dempsey frente a nuestro Luis Ángel Firpo, se desarrolló por el título mundial pesado NYSAC en 1923 -victoria del estadounidense en el segundo asalto, no sin antes caer fuera del ring-.

La coexistencia de organismos o sanciones de títulos, por más que hayan sido con mayor o menor grado de improvisación, ya existía desde esas primeras décadas del siglo XX y estuvo en la génesis del deporte. No obstante, la NBA continuaría su evolución. Y luego de 41 años, en 1962, dejaría su lugar a una real entidad mundialista.

La Asociación Mundial de Boxeo (AMB) fue fundada el 23 de agosto de 1962, a partir de la NBA, pero siendo mucho más que un mero cambio de denominación, como suele atribuírsele. Su cambio, tanto de nombre como estructura y jurisdicción, se debió a la proyección internacional del boxeo, y su asentamiento en todo el planeta. Es la más antigua de las entidades mundialmente reconocidas, por lo que suele referirse a sí misma como “pioneros”.

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Con base en la ciudad de Panamá, su presidente es el venezolano Gilberto Jesús Mendoza, quien asumió el mandato en 2015 -y reelecto en 2020-, luego de la renuncia por motivos de salud de su padre, Gilberto Mendoza, quien fue el presidente más extenso de la entidad, al gobernar desde 1982 hasta 2015.

Durante décadas gozó de enorme prestigio. Impulsó cambios fundamentales para el pugilismo, fomentando su expansión a gran parte del mundo. América latina y Asia crecieron en torno a la AMB. Entre otras modificaciones, se destacan las normas y procedimientos para el establecimiento de rankings mundiales -con su consolidación en 1979-, y la aparición de títulos regionales, que en sus orígenes, significaban pasos previos a oportunidades mundialistas.

Sin embargo, en las últimas dos décadas, la AMB adoptó políticas que le hicieron perder gran parte del prestigio que había cosechado. La proliferación de títulos mundiales es el primer eje. Lejos de tener un único campeón mundial por cada una de las 17 categorías, la AMB reconoce múltiples monarcas que incluso llegan hasta cuatro en cada división.

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Los títulos interinos se convirtieron en moneda corriente, incluso contradiciendo los propios reglamentos de la entidad. Originariamente creados para ponerse en disputa cuando un campeón se encontraba lesionado o con inconvenientes extra deportivos -legales- que le imposibilitaban combatir, los interinatos fueron aprobados en simultáneo mientras los campeones “regulares” se encontraban en plena actividad.

Pero eso no es todo. La invención de los súper campeones generó más porciones de la corona. Considerados por encima de los campeones mundiales -o campeones regulares-, poseen el máximo estatus y algunas concesiones para quien porta ese reconocimiento. A su vez, existen los campeones en receso, títulos que en varias ocasiones le fueron otorgados a boxeadores aún en actividad. Por tal motivo, la AMB llegó a dividir sus coronas en cuatro: súper campeones mundiales, campeones mundiales, campeones mundiales interinos y campeones mundiales en receso. En el último mes, consignaba la cifra de 45 campeones mundiales reconocidos, en apenas 17 categorías.

Presiones y amenazas de perder el reconocimiento en el principal mercado mundial, como es Estados Unidos, hicieron que en las últimas semanas la AMB desconociera a sus once monarcas interinos y comenzara a ordenar algunas unificaciones, aunque aún persisten la multiplicidad de campeones, con un total de 34 en 17 categorías, justo en promedio dos por cada peso.

El tiempo dirá si se ordena como asegura que hará, o si se quedará en palabras, como sucedió durante las últimas dos décadas.

El Consejo Mundial de Boxeo nació el 14 de febrero de 1963, a partir de la iniciativa del entonces presidente de MéxicoAdolfo López Mateos. Apenas seis meses después a la aparición de la AMB, tuvo como objetivo fundacional “unificar las comisiones del mundo y así controlar la expansión del boxeo”, según la misma entidad explica. Por tal motivo, fue inicialmente creado por once países: México, Estados Unidos, Argentina, Inglaterra, Francia, Filipinas, Panamá, Chile, Perú, Venezuela, y Brasil.

 

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Con base en la ciudad de Méxicosu actual presidente es el mexicano Mauricio Sulaimán, quien asumió en febrero de 2014 -y reelecto en agosto de 2020-, tras la muerte de su padre y predecesor, José Sulaimán.

Justamente José Sulaimán sería fundamentalGobernó desde diciembre de 1975 hasta sus últimos días, a lo largo de 38 años, lo que lo convierten en el dirigente deportivo que ocupó de manera más prolongada e ininterrumpida una presidencia entre todas las disciplinas. Pero su importancia no radica en el tiempo, sino en los cambios introducidos en este deporte.

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Más allá de otros dirigentes, fue don José quien consolidó al CMB, así como el principal motor de modificaciones fundamentales para la disciplina. Bajo su mandato, transformó el boxeo de manera integral.

Entre otras variaciones que impulsó -y que luego fueron también adoptadas por las demás entidades-, se destacan: la reducción de la duración de combates de título mundial de 15 a 12 rounds; el pesaje oficial obligatorio 24 horas antes de las peleas (antes se hacía el mismo día); la creación de divisiones intermedias; el ring de cuatro cuerdas; el guante con pulgar adherido; etc.

Su prestigio creció durante las décadas de presidencia de Sulaimán padre. Tal fue la expansión del CMB que se transformó en un momento en la más poderosa económicamente.

Sin embargo, durante las últimas décadas fue objeto de críticas. Más allá de que anteriormente su mayor reclamo fuera cierta “predisposición” hacia boxeadores mexicanos -o estadounidenses-, la creación de títulos alternativos se llevó un párrafo especial, al igual que las concesiones a determinados campeones, a los que se buscaba favorecer, evitando peleas obligatorias por sobre otras de mayor taquilla.

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Fue así que para evitar “perder” campeones mundiales, pero aún permanecer firmes con las sanciones -canon que debe abonarse para la disputa de un determinado cetro- y no quedarse afuera del negocio, crearon fajas alternativas, puestas casi a la altura de las mundiales. Los títulos diamantetítulos plata (un escalón por debajo del título mundial) y títulos franquicia (reservado en la práctica a boxeadores que se desea no abandonen la entidad para ir hacia otra) se volvieron casi habituales.

Sin llegar a proliferar a niveles de la AMB y su multiplicidad de campeones, el CMB fue exhibiendo su opulencia en cetros paralelos, así como también en cinturones honoríficos, de alto valor económico -y artístico, puesto que las fajas llevan un diseño muy trabajado-, pero cuyo valor deportivo es nulo.

 

 

A su vez, el CMB es el organismo de mayor cantidad de títulos regionales en actividad. Estas fajas sí las reparte en más de un campeón, y a su vez muchas de ellas tienen su designio regular, como también su variante plata (Ej.: título internacional, título internacional plata, título latino, título latino plata, etc.).

 

La última innovación del CMB fue la creación en 2020 de una nueva categoríael peso puente (bridgerweight en inglés), que se ubica por encima del límite de los cruceros (90,718 kg.) hasta los 101,605 kg. (pesado para los demás). Hasta hoy no ha consagrado un campeón en esa división. Los demás organismos no han acompañado hasta el momento esta decisión.

Mientras la AMB y el CMB crecían y se expendían en todo el mundo, en Estados Unidos surgió la iniciativa de poseer una entidad con base propia. Así nació la Asociación de Boxeo de Estados Unidos (USBA, por sus siglas en inglés). Sería la génesis de la Federación Internacional de Boxeo.

 

 

Concebida como organismo de boxeo en Estados Unidos, la USBA fue originada en abril de 1977 con la unión de 24 comisiones estadounidenses, y era la encargada de sancionar campeonatos regionales de mucha relevancia en su territorio. Pero lo más importante, si bien tenía autonomía en su país, estaba integrada a la AMB y servía de trampolín para que sus boxeadores fueran incluidos en sus rankings. Hasta que hubo un quiebre.

 

En la convención anual de la AMB en Puerto Rico de 1983el presidente de la USBA, Robert Leefalló en su intento de ser elegido presidente de la AMB frente a Gilberto Mendoza (padre). A partir de ello, Lee, junto a otros dirigentes de la USBA que ya venía explorando la faceta internacional, crearon la USBA-Internacional o simplemente USBA-I, y así abrieron paso a una nueva entidad. Para fines de ese año, ya se habían sancionado títulos mundiales en su país, pero también en Canadá, Japón y Corea del Sur. Hasta que en 1984, se votó cambiar el nombre a su actual, Federación Internacional de Boxeo (primero acompañado por la sigla USBA, y luego ya sin ella), y así se asentaron de manera total, con Lee al mando hasta 1999.

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Con base en Springfield, Nueva Jersey, su presidente es el estadounidense Daryl Peoples, quien asumió en 2014.

Su aceptación como entidad fue sumamente rápida, dado que al radicar en el país que concentra el mayor mercado, no tuvo problemas para su inserción, y posterior expansión. Si bien ya era admitida en prácticamente todo el mundo, el último país de real importancia que la reconoció fue Japón en febrero de 2013 -junto a la OMB-, que hasta ese momento solo reconocía a la AMB y el CMB.

 

 

Diferente a las anteriores entidades, no cuenta con proliferación de títulos mundiales, ni tampoco exagera con los regionales. Si bien ocasionalmente recibe críticas vinculadas a su inclinación hacia púgiles del mercado estadounidense, es estricta con sus normas y reglamentos.

 

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Las escasas oportunidades en que autoriza títulos mundiales interinos son con motivos justificables, como lesiones de un campeón -razón principal- o conflictos legales que lo alejan del ring. Tampoco presenta un alto número de coronas regionales.

Una de las determinaciones que la distingue, es que todo campeón mundial debe honrar sus defensas mandatorias -obligatorias-. Es decir, cada vez que un monarca tiene el deber de enfrentarse a un determinado retador obligatorio -que puede haber surgido a partir de una eliminatoria-, no puede hacerse a un lado. No importa que puedan existir ofertas de peleas más lucrativas para el campeón. O cumple con su mandatoria, o deja vacante la corona. Y es la entidad más estricta en este punto. En otras entidades (como la AMB o el CMB), muchas veces se permite que el campeón realice otro combate que puede ser más redituable económicamente, para luego, en caso de ganar, cumplir con su mandatoria. Salvo contadas excepciones -con el acuerdo de los boxeadores-, la FIB es rígida en este sentido.

Siendo la más joven de las cuatro, pero tan asentada como las demás, la Organización Mundial de Boxeo nació en 1988. Al igual que sucedió con la FIB, la OMB surgió a partir de un grupo de dirigentes que decidieron separarse de la AMB.

 

 

Luego de disconformidades con la AMB, que se pusieron de manifiesto en la Convención Anual desarrollada en la Isla Margarita, Venezuela, en octubre de ese año, un conjunto de dirigentes principalmente puertorriqueños -aunque pocos de otras nacionalidades también- decidieron apartarse. Los cuestionamientos estaban dirigidos hacia reglas de la AMB y sobre todo, los sistemas de clasificación de boxeadores.

 

Así fue que el dominicano Ramón Pina Acevedo se transformó en su primer presidente -hasta 1990-. Y no perdieron el tiempo. Rápidamente, menos de un mes después, el 4 de noviembre de ese año, sancionaron su primer combate mundialista cuando Thomas Hearns venció a James Kinchen por el cetro supermediano en Las Vegas.

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Con base en San Juan, Puerto Ricosu presidente es el puertorriqueño Francisco “Paco” Valcárcel, quien asumió en 1996, siendo el tercero al frente de la entidad, y el que más tiempo lleva al mando de la misma, como también el más antiguo en duración en la actualidad, tomando en cuenta los cuatro organismos.

Su reconocimiento fue creciendo con los años y, producto de su aceptación en Estados Unidos, se fue expandiendo por todo el planeta. Tal como sucedió con la FIB, si bien ya era aceptada en prácticamente todo el mundo, el último país de gran envergadura que la reconoció fue Japón en febrero de 2013 -mismo momento que a la FIB-, que hasta ese momento solo reconocía a la AMB y el CMB.

 

 

Goza de un considerable prestigio. Al igual que la FIB, no prolifera en títulos mundiales ni en designaciones pomposas de sus campeonatosRara vez sanciona un interinato, y cuando lo hace, se debe a motivos amparados por el reglamento, como lesiones o impedimentos legales de un campeón que lo privan de combatir. Tampoco se excede en la cantidad de coronas regionales.

 

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Al igual que la FIB, respeta sus retadores mandatoriosSi un campeón mundial tiene un desafiante obligatorio, debe honrar el mandato o dejar su reinado. Sin embargo, en ocasiones, y ante peleas de inmensa expectativa mundial -como unificaciones con monarcas de otras entidades-, puede autorizar a su campeón a hacerla, con la obligatoriedad de que quien resulte triunfante, luego exponga ante el retador mandatorio.

 

 

A su vez, se distingue como ninguna en la jerarquización de sus títulos regionalesTodo poseedor de un título regional, automáticamente debe ser incluido en los rankings mundiales de la entidad. Por tal motivo, no sólo no exagera en la cantidad de fajas, sino que es exigente en las condiciones de todo púgil para ser aprobado para combatir cualquiera de sus cinturones intermedios. El motivo es sencillo: en caso de ganar, ingresa al ranking mundial, y queda en conficiones de disputar un título ecuménico inmediatamente. Y eso no es para cualquiera.

 

Diferente al resto de los organismos, todo monarca latino, europeo, asiático, así como también intercontinental, internacional, o de la región que fuera, pero de la OMB, tiene su lugar asegurado entre los quince mejores de su categoría. Y eso hace que los cinturones sean codiciados.

AMB, CMB, FIB y OMB no son las únicas siglas atribuidas a entidades en el boxeo. Son las cuatro principales y las universalmente reconocidas. No obstante, existen algunas de segundo y tercer orden que cuentan con determinada antigüedad. Son muchas y ocasionalmente surgen nuevas.

 

 

Dentro de las entidades de segundo orden, la más importante es la Organización Internacional de Boxeo (IBO, por sus siglas en inglés). Con sede en Florida, Estados Unidos, y surgida en 1988, es la de mayor relevancia, aunque muy por debajo de las cuatro principales. Si bien cuenta con aceptación en muchas latitudes, en particular en Europa y parte de África, donde sus cinturones se ponen en disputa, sus campeones no son considerados campeones mundiales. Asimismo, no cuenta con el reconocimiento de la Federación Argentina de Box.

 

Con menor relevancia a la IBO, existen otros organismos. Algunos de ellos son la Asociación Internacional de Boxeo (IBA, por sus siglas en inglés), Federación Mundial de Boxeo (WBF, por sus siglas en inglés), Organización Universal de Boxeo (UBO, por sus siglas en inglés), o Federación Universal de Boxeo (UBF, por sus siglas en inglés). También existen entidades que nacieron como femeninas, como la Asociación Internacional de Boxeo Femenino (WIBA, por sus siglas en inglés) y la Federación Internacional de Boxeo Femenino (WIBF, por sus siglas en inglés). Pero son solo algunos nombres. Hay más.

 

 

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Las consecuencias directas de la coexistencia de cuatro organismos que regulan el boxeo mundial son simples y están a la vista: al menos hay cuatro posibles campeones por cada categoríaPero eso no es todo. Sin contar aspectos en los que la AMB se destaca -como la multiplicidad de monarcas-, la convivencia de las entidades hace que determinados protagonistas opten por el camino de una por sobre otra.

 

 

Este tipo de decisiones no solo se manifiesta en boxeadores, sino por sobre todo, en promotores y managers que trabajan más con un organismo que con otro, para así hacer crecer a sus púgiles. Las relaciones de poder, negociaciones y conflictos de todo tipo quedan a la orden del día, tanto hacia adentro de las entidades como también entre ellasDistanciamientos y acercamientos, uniones de unos organismos contra otros, son algunos de los tantos escenarios que pueden encontrarse.

 

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Las mismas entidades viven en constante competencia. Lo que una hace, repercute en las demás. Pero a su vez, su coexistencia genera que los combates unificatorios congreguen expectativa mayúscula. Más aún si se trata de una unificación total, con los cuatro cinturones en juego, como este año tuvimos ya en dos ocasiones. La segunda de ella fue precisamente con un argentino como Brian Castaño frente a Jermell Charlo en los superwelter -antes había sido Josh Taylor ante José Ramírez en superligero-, y prontamente llegarán Saúl “Canelo” Álvarez y Caleb Plant, en los supermedianos.

La necesidad de sancionar títulos es insoslayable. El factor económico detrás de ello, también. Diferentes políticas y aperturas de negocios explican mucho no sólo de la coexistencia de entidades, sino de las decisiones tomadas por los mismos, como la multiplicidad de coronas mundiales y la permanente invención de cinturones regionales. No obstante, hay más que matices entre ellas.

¿Cuál es la mejor, la más importante? Todas. O ninguna. A veces, alguna puede sobresalir por la coyuntura o sus políticas deportivas y administrativas. Pero como dice Paco Valcárcel, “un organismo son sus campeones”. Quien tiene a los mejores, es el que se destaca.

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