Ray Leonard-Thomas Hearns: la historia detrás de la mítica pelea que tuvo a Diego Maradona al costado del ring y a su padre llorando de emoción

Por Sergio Chiarito – TN

Lo que ocurrió el 16 de septiembre de 1981 forma parte de la historia grande del boxeo. Por la jerarquía, el renombre y el carisma de los protagonistas: Ray “Sugar” Leonard y Thomas Hearns le dieron vida a una pelea icónica, con momentos cinematográficos e inolvidables. Además, contó con la presencia de un muy joven Diego Maradona en el ringside, para darle un marco inigualable a una noche de ensueño.

En el estacionamiento del Caesars Palace de Las Vegas, estos dos colosos unificaban las coronas de la categoría Welter. El ganador se iba a quedar con algo más que la distinción de ser el supremo en la división en donde habían reinado Mantequilla Nápoles y Carlos Palomino.

Leonard había ganado la medalla de oro en Montreal 76. Ya habían quedado en el recuerdo su victoria ante el puertorriqueño Wilfredo Benítez y aquellos duelos calientes con Roberto “Mano de Piedra” Durán. En tanto, Tommy Hearns llegaba con el valioso antecedente de haber pulverizado al ilustre mexicano Pipino Cuevas. La Cobra de Detroit arribaba a este duelo mágico con tres defensas de la corona de la AMB.

En el primer segmento del combate, Hearns logró imponerse. La Cobra contaba con una diferencia de 7 centímetros de alcance. Y eso si es bien utilizado, en boxeo es una gran ventaja. El pupilo de Emanuel Steward fue protagonista del primero al quinto round.

A esto hay que agregarle que en el cuarto round, Leonard sufrió una seria lesión en su ojo izquierdo. Inconveniente que lo obligó a ser operado en mayo de 1982, por desprendimiento de retina.

Ray Leonard-Thomas Hearns: la historia detrás de la mítica pelea que tuvo a Diego Maradona al costado del ring y a su padre llorando de emoción

A partir del sexto round, Leonard inducido por el maestro Angelo Dundee salió desde su rincón decidido a atacarlo a Hearns. Y esa presión hizo efecto para poder quedarse con la vuelta y obtener otro semblante para poder quebrarlo.

Con 24.162 personas en el lugar y una térmica de 40 grados en el ring, el combate mantenía a todos los espectadores en vilo. Mirar la pelea por televisión en los hogares de Estados Unidos valía 20 dólares. Además se instalaron 300 salas para ver este combate histórico a un valor de 30 dólares por persona.

El excelso ringside de Caesars Palace brillaba con las figuras de Jack Nicolson (se lucía en “El Resplandor”), Liza Mineli, Paul Anka, Dean Martin y Bill Cosby. Además se lo pudo ver a Larry Holmes (el mejor Pesado del momento), muy bien custodiado por el excéntrico promotor Don King. Otras figuras que no se lo perdieron fueron los tenistas John Mc Enroe y Vitas Gerulaitis.

Volviendo al combate, el alto voltaje apareció en la vuelta número 11. Ninguno de los dos quería perder terreno. Hearns tenía una derecha poderosa. Venía de noquear a 31 de sus 32 oponentes anteriores.

En el giro 13 Leonard derribó a la Cobra de Detroit, pero el arbitro Davy Pearl erróneamente no le contó Hearns. Pero esa acción fue un indicio de que Sugar Ray podía ganar esa pelea por nocaut.

Y el final llegó con un Leonard sublime. El mismo que estuvo en una situación limite, estaba a punto de ponerle el moño a una actuación consagratoria. Ernesto Cherquis Bialo (cubrió la pelea para la revista El Gráfico) lo describió: “Entre los grandes sin tiempo”.

Leonard lo terminó en el round 14. Decidido a ganar por nocaut, le propinó golpes terribles a un Herns ya sin respuestas físicas. El árbitro fue quien decretó el final cuando Leonard conectaba golpes al ritmo del griterío de sus fanáticos. Sugar Ray se instalaba en la galería de los diferentes. Entre los dioses del boxeo.

La presencia de Diego Maradona en Leonard-Hearns

Diego Maradona siempre sintió algo muy especial por el boxeo. De calzarse los guantes para homenajear a Falucho Laciar en Córdoba o para “desafiar” al excampeón argentino Miguel Angel Campanino, mientras se ponía a punto para volver a jugar en la selección Argentina. O después de jugar un partido con el Napoli, salir raudamente del San Paolo para estar alentado a Látigo Coggi, quien solía defender su título en Italia.

A 45 dias de cumplir tan solo 21 años, Maradona fue uno de los distinguidos que pudieron ver la gran pelea entre Leonard y Hearns.

Diego ya había salido campeón con el Boca dirigido por Silvio Marzolini. Fue la gran figura de ese equipo que tenía al Loco Gatti, Oscar Ruggeri y Miguel Brindisi. El martes 15 de septiembre de 1981, Boca viajó a Rio de Janeiro para jugar un amistoso contra Flamengo. El partido fue promocionado como “Zico vs Maradona”.

En el Maracaná, ganaron los locales con dos goles de Zico al Loco Gatti. Y al día siguiente el crack argentino, acompañado por su padre y Jorge Cyterszpiler ya estaban en Las Vegas para no perderse semejante combate.

Esa noche fue muy especial para Maradona porque vio llorar a su papá. En medio de la muchedumbre instalada en el Caesars Palace, que se preparaba para ver el megacombate, apareció como por arte de magia Muhammad Ali y Don Diego se largó a llorar ante la mirada de su hijo.

Hace tres años en una entrevista que le hizo Miguel Simón para ESPN, Maradona contó que fue la única vez que vio llorar a su padre. Y que en medio de la emoción Don Diego le respondió: “Este [por Alí] fue un grande de verdad”.

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