Canelo Álvarez y su lugar en la historia de boxeo mexicano: ¿Ya superó a Julio César Chávez?

Saúl ‘Canelo’ Álvarez es ya, por derecho propio, un histórico del boxeo mexicano, pero ¿qué lugar ocupa entre los más grandes? ¿Puede ser considerado el mejor pugilista azteca de todos los tiempos? Cuidado con hacer juicios prematuros, el hombre tiene sólo 31 años, pero también la historia del arte de fistiana es larga y ancha como el territorio mexicano como para encumbrarlo sin revisarla.

Parece sacrílego para algunos, pero más allá de filias y fobias el nombre del tapatío ya tiene rato en la conversación con Julio César Chávez, Rubén Olivares, Salvador Sánchez, Vicente Saldívar, Ricardo López o Miguel Canto y Juan Manuel Márquez. Nadie le ha regalado nada y además de una carrera bien manejada, colecciona algunos logros inéditos.

Ya son 16 títulos en cuatro categorías diferentes y 18 peleas de título mundial, algo que se escribe en unos segundos, pero que sumado a ser el único mexicano campeón indiscutido oficialmente traslada a Saúl a la sala donde sólo comen los verdaderos titanes.

Pero, ¿por qué se le escatima a Canelo Álvarez un lugar en el Olimpo del boxeo mexicano? Seguramente por antipatía o miopía o ambas, pero lo que sí hay que cuestionarse es si ya reúne los méritos para poder decirse que es más grande, que el más grande antes de él: Julio César Chávez.

Los legados se construyen con base en los rivales que enfrentas, así, eres tan grande como a quién le has ganado o con quién te batiste en un duelo épico. Eres tan legendario como las batallas que libraste y en el momento en que lo hiciste, pero para ello requieres, por fuerza, enemigos de peso.

¿Qué habría sido de Muhammad Ali sin Joe Frazier, George Foreman, Sonny Liston, Ken Norton y Larry Holmes?

¿O de Roger Federer sin Rafael Nadal, Novak Djokovic, Andy Murray y Juan Martín del Potro?

¿Lionel Messi habría tenido tanto mérito sin Cristiano Ronaldo?

¿Serena Williams estaría donde está sin su hermana Venus, Justin Henin, Martina Hingis, Elena Dementieva, Jennifer Capriati, Naomi Osaka o Arantxa Sánchez-Vicario?

HOY, MUY POCOS PESOS INTERMEDIOS DE NIVEL HISTÓRICO

Si bien sus detractores, que todavía abundan, tienen algunos elementos para hacer menos lo conseguido por este tapatío, nacido el 18 de julio de 1990, como la edad o poca valía de algunos de sus rivales, hay que decir que eso es algo común en el boxeo, donde no te puedes enfrentar cada fin de semana a un león. Siempre un buen manejador pone algunas peleas menos exigentes en el camino, que luego han salido felinos rasurados, pero ese es otro tema.

La ácida prueba que no aguanta el récord de Canelo

Álvarez para estar en el mismo escalón de Chávez todavía es un asunto del que él no es culpable: la calidad de los rivales disponibles en esta época, el peso histórico de los nombres que llenan su récord y el momento que viven los pesos Mediano, Supermediano, y sus alrededores, comparado con un pasado no muy lejano.

Cierto es (e insistimos eso no es problema de Canelo porque él ha peleado con lo que hay y ha acabado categóricamente con ellos) que Austin Trout, Liam Smith, Callum Smith, Billy Joe Sanders o Caleb Plant no van a aparecer en ninguna lista de los mejores medianos o supermedianos de la historia, ni cerca, pero eran peleadores de buen tamaño, complicados y sobre todo campeones invictos y eso significa que Canelo no ha rehuido a plantarse en el ring frente a lo mejor de la actualidad boxística en las últimos 8 años, al menos.

Sin olvidar que se vio frente a frente con, estos sí, figuras de talla mundial (y aquí dejemos de lado sus edades) como Shane Mosley (mejor libra por libra en 2000 y 2001), Miguel Cotto, Floyd Mayweather (con quien perdió en decisión mayoritaria) o sus batallas con Gennadiy Golovkin y por ahí, también Sergey Kovalev, Daniel Jacobs y Rocky Fielding, quienes ostentaban cinturones.

Aquí, Canelo peleó en su mejor momento contra GGG, ‘Money’ Mayweather, seguros miembros del Salón de la Fama, en el momento que se pudo, en los pesos y condiciones que, como los amos la promoción impusieron, así también contra Mosley y Cotto, otros inmortales. Eso fue como fue y los resultados ahí están.

El problema es que en los terrenos donde se mueve Canelo Álvarez, hay una falta de figuras de contrapeso, boxeadores de excepción que ronden entre el welter y el supermediano como hace no mucho pudimos ver a Sugar Ray Leonard, Marvin Hagler, Thomas Hearns, Roberto Durán o incluso Iran Barkley, John Mugabe, Virgin HiIl, Wilfredo Benítez, cuyas hojas de servicio se mezclaron y cada victoria o derrota en común levantó su legado y creó una mitología de su tiempo.

De nuevo, Canelo no tiene la culpa de la poca competencia que enfrenta, él es cada vez mejor boxeador (es una delicia ver su contragolpeo, movimientos de cintura, cabeceo y el trazo de sus golpes) y crece su pegada con el peso, algo totalmente extraordinario. Él, poco a poco, derriba con clase lo que hay.

Imaginemos por un momento al mejor Canelo Álvarez contra el mejor Hagler, o contra Hearns o Durán en su ‘prime’ o tal vez un pleito de poder a poder contra Sugar Ray. Eso habría sido épico e incluso si alguna vez hubiera mordido el polvo, pararse ahí lo engrandecería. Pero eso no puede ser, hoy Canelo es una excepción los pesos medianos y supermedianos viven un momento de mediocridad, donde Canelo es rey a toda ley y seguramente lo sería con mejor competencia, pero la realidad es que no ha encontrado y parece que no encontrará monstruos de esa estatura.

Nos negamos a pensar que el pico de la carrera de Canelo Álvarez será nada más su encono con Golovkin. Tienen que haber más y mejores rivales, pero ¿dónde? La baraja se acaba y los ases son pocos, luego quedan puras cartas con números sin mucha valía.

pararse ahí lo engrandecería. Pero eso no puede ser, hoy Canelo es una excepción los pesos medianos y supermedianos viven un momento de mediocridad, donde Canelo es rey a toda ley y seguramente lo sería con mejor competencia, pero la realidad es que no ha encontrado y parece que no encontrará monstruos de esa estatura.

Nos negamos a pensar que el pico de la carrera de Canelo Álvarez será nada más su encono con Golovkin. Tienen que haber más y mejores rivales, pero ¿dónde? La baraja se acaba y los ases son pocos, luego quedan puras cartas con números sin mucha valía.

Por ahí vienen David Benavidez, Edgar Berlanga, Anthony Dirrell, Jermall Charlo, Ryota Murata o más lejos un Jaime Munguía. ¿Entre ellos u otros hay algún gran rival para Álvarez? No lo sabemos. Seguramente aún nos falta ver los mejor del Canelo contra algunos de ellos u otros, porque ahora lo jóvenes serán el desafío, para el cada vez más experimentado Álvarez.

Canelo necesita su ‘Frazier’, su ‘Nadal’, su ‘Cristiano’, pero si no llega no habrá sido su responsabilidad, a menos de que ante la llegada de un posible fuera de serie, prefiera el retiro que enfrentarlo, lo cual no creemos que pase.

COMPARARLO CON CHÁVEZ

Siempre ha sido y será un despropósito tomar atletas de tiempos totalmente diferentes de la historia y compararlos, ya sea con los parámetros del presente o del pasado. No es objetivo, menos aún representativo, pero se pueden encontrar paralelismos justos al ver cómo enfrentaron a lo mejor de su tiempo y cómo lo sortearon. Los deportes tienen generaciones más fuertes que otras y eso es un elemento que ayuda a sopesar, de alguna manera, las eras, los tiempos y sus protagonistas.

Así, la comparación directa de Canelo Álvarez con JC Chávez se encuentra ubicada que la foja del nacido en Ciudad Obregón, pero orgullo de Culiacán, donde los nombres de rivales, lo enaltecen y porque son una época dorada de los pugilistas que oscilaron entre el Superpluma y el Welter.

Desde Mario ‘Azabache’ Martínez, Edwin ‘Chapo’ Rosario, Roger Mayweather, Juan Laporte, José Luis Ramírez, hasta Héctor ‘Macho’ Camacho, Pernell Whitaker, Meldrick Taylor, Giovani Parisi, David Kamau, Frankie Randall, Oscar de la Hoya, Miguel Ángel González, Kostya Tszyu, el récord de Julio César Chávez es una colección de trofeos y algunas derrotas que representan lo mejor de un tiempo donde en esos pesos estaban auténticos gladiadores.

A todos los enfrentó cuando eran más peligrosos, ninguno de salida y, conforme avanzó el tiempo, eran mucho más riesgosos para él, porque ya era un veterano o peleador disminuido por el consumo de sustancias tóxicas. A pesar de ello, Julio siempre peleó hacia adelante con un estilo único que ha quedado como marca de agua, pero indeleble en el boxeo mexicano.

Más allá de los récords de Chávez, que no son pocos, tres títulos mundiales, 27 defensas de los mismos, 31 victorias en peleas de título mundial 21 de ellas por nocaout, 87 triunfos consecutivos hasta su empate con Pernell Whitaker y desde su debut con una foja de invicto de 89-0-1 que terminó hasta 1994 con Randall.

En su momento (como Canelo) considerado el mejor Libra por Libra del mundo y miembro de todas las listas de todos los sitios y medios especializados como uno de los mejores boxeadores que ha dado el planeta Tierra hasta ahora.

Ese es Julio César Chávez en lo números, pero hay un terreno donde aún es el campeón: en la idolatría de los fanáticos.

Chávez detuvo México con sus más grandes peleas, entró en cada casa como invitado de honor y colmó estadios y arenas con su carisma e incluso se le perdonaron sus pecados con las drogas, sus amistades con el narco y políticos como Carlos Salinas de Gortari.

Es el hijo consentido al que se arropa y se le sabe imperfecto, no se le reclama nada y se le tiene en el pedestal más alto, aunque venga otro siempre bien portado, disciplinado, un gran ejemplo de ayuda al prójimo y gran atleta como el Canelo.

Tal vez, los problemas de Canelo Álvarez vinieron desde la que se vio con el tiempo era una hueca rivalidad con Julio César Chávez Jr. El que parecía llamado a ser el heredero del trono del boxeo mexicano dejado por su padre, pero que al final no fue ni un remedo de ello. Si se ve la historia con el diario del ‘lunes’ en la mano, habría sido mejor para Canelo enfrentarlo cuando ambos eran muy jóvenes, para librarse de esa comparación que ahora ni cabe ni es entre iguales.

Luego, los tiempos de Canelo Álvarez son los tiempos de las redes sociales, donde el odio rampante circula en el ciberespacio y está al alcance de los ojos de los atletas. Ahí se la ha cuestionado cada rival, cada pelea y cada movimiento, pero incluso ahí, ante lo contundente de sus victorias y argumentos, esa animadversión está dormida a la espera de que algo le salga mal a Saúl para salir de abajo de sus piedras a tundirlo desde la muy ‘valiente’ tribuna del sofá y el teléfono celular.

Incluso, en tiempos como siempre los ha habido, donde infantes enfermos o personas con problemas arroban a @Canelo en busca de ayuda, de su bolsa, no con colectas ni campañas apoya para una operación, medicinas o lo que sea necesario. Nadie nunca había hecho algo así en el deporte mexicano y muy pocos en el mundo.

El altruismo es algo en lo que JC Chávez incursionó de lleno hasta su retiro y luego de ir, round por round, día a día, venciendo a sus adicciones. Ahora con sus clínicas trata de ayudar a otros a salir del infierno por el que casi pierde la vida.

Junto con su entrenador Eddy Reynoso ha construido un establo de campeones para apoyar a otros talentos como Óscar Valdez o Andy Ruiz, algo también poco común entre los campeones mundiales del país que sea, que muchas veces prefieren todos los reflectores y atención de su entrenador.

Canelo no tiene el ángel de Chávez, menos el que tuvo otro ídolo lleno de defectos como Rubén ‘Púas’ Olivares. Por alguna razón, la gente ama al héroe imperfecto y descarriado y desdeña al trabajador y esforzado.

Canelo no es un mito o una leyenda inconclusa como Salvador Sánchez. No ha ganado una pelea como la de JC a Taylor o la de Márquez contra Manny Pacquiao, ni tampoco puede presumir míticos rivales como todos ellos porque no los hay, pero ha cincelado un cariño y un respeto del exigente público mexicano del boxeo.

Canelo es, como ningún mexicano antes, el hombre fuerte de todo un deporte a nivel mundial: el que más dinero gana, el que más PPV’s vende, el que más atención llama. Tal vez nos queden 5, 6, 8 años más de Canelo, hay que disfrutarlos y si no llegan los rivales y las épicas batallas que lo equiparen con Chávez, de cualquier manera, haber sido ‘El Canelo’ del boxeo ya será un lugar en la inmortalidad.

Julio César Chávez es y será, tiene un lugar único. Canelo es y será, su lugar está en construcción.

Por ESPN

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