Los hermanos Klitschko están dando su mejor pelea contra la invasión rusa en Ucrania

Durante una década, los hermanos Wladimir y Vitali Klitschko dominaron con puños de hierro la división máxima del boxeo. Tan largo fue el reinado y tan distantes en talento sobre la mayoría de sus oponentes, que los críticos comenzaron a llamarles aburridos, robóticos.

Nada de aburrido ni de fabricado puede apreciarse por estos días en los hermanos que se han convertido, por obra y gracia de crueles circunstancias, en figuras centrales, el rostro visible, de la resistencia contra la invasión de Rusia y en favor del país de donde se sienten parte: Ucrania.

Hace unas semanas, ambos comentaron de su decisión de unirse al ejército ucraniano para defender por las armas lo que el designio imperial de Vladimir Putin, presidente cuasi vitalicio de Rusia, estaba amenazando escudado en mentiras y excusas.

Ahora que Ucrania finalmente siente el abrazo asfixiante del oso ruso y se dan los conteos de las primeras víctimas, los hermanos siguen manteniendo esa posición. Mientras Kiev contempla en el horizonte las brigadas mecanizadas de su poderoso vecino, los Klitschko hacen un llamado desesperado de ayuda.

“Llamo a todos nuestros socios internacionales para que observen esta tragedia que está sucediendo por estos días en Ucrania y esta guerra insensata que no tendrá ganadores, solo perdedores’’, comentó Wladimir junto a Vitali, quien desde el 2014 es el alcalde de la capital. “Debemos mantenernos unidos contra esta agresión, contra la agresión rusa. No dejen que continúe en Ucrania, en Europa y eventualmente en el mundo. Unidos somos fuertes. Ayuden a Ucrania’’.

Campeones del boxeo, ahora los Klitschko se han convertido en campeones de la vida, de la resistencia de una nación acosada por este nuevo Zar que mantiene al mundo en vilo y ha convertido a las estaciones de metro en centros de refugio para miles de familias atemorizadas.

Si algo se les pudo reclamar a los Klitschko en sus tiempos de gloria fue que nunca quisieron enfrentarse entre ellos por un pedido expreso de su madre. Ahora están dispuestos a enfrentar, uno al lado del otro, a ese enemigo peor que cualquier rival en el cuadrilátero. Los rusos saben de la fuerza moral de ambos y eso les convierte en centro de atención. Una atención para nada deseada.

“No tengo otra opción’’, expresó Vitali cuando le preguntaron si estaba dispuesto a unirse a la tropas ucranianas.. “Tengo que hacerlo’’.

Desde varios sitios de la comunidad del deporte, especialmente del boxeo, llegan los mensajes de aliento y de búsqueda de una solución diplomática que parece siempre estar un paso detrás de las consecuencias en el terreno militar. Pero los Klitschko no van a detenerse ni bajar la guardia.

Son muchos los ejemplos de deportistas que pusieron un alto a sus carreras para defender causas justas. La actitud de Wladimir y Vitali -un paladín anticorrupción que ha ganado el aplauso de sus compatriotas- adquiere más relevancia que nunca por estos días. Pudieron haberse quedado en otros paraísos de comodidad, abandonar Ucrania en la hora más crítica.

Sin embargo, han redoblado la promesa de tomar las armas y combatir, de permanecer junto al ciudadano común. Ojala que eso no llegue a suceder. El mundo debe acudir al llamado de los hermanos, al grito de agonía de Ucrania y hacer todo lo posible por detener la agresión rusa disparada por un ególatra. Pase lo que pase, los Klitschko son hoy más campeones que nunca.

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