Fernando Martinez, rey de Las Vegas

Por Carlos Irusta – ESPN

Ancajas, que defendía por décima vez su corona obtenida en septiembre de 2016 ante Mc Joe Arroyo, era hasta entonces el campeón con más permanencia en su trono mundial.

Hasta que apareció Martínez, el humilde chico que empezó en el boxeo a los once años, el que veía junto a su padre las peleas de Mike Tyson soñando con llegar alguna vez a Las Vegas, el que le prometió a la memoria de su papá, Don Abel, que iba a ser campeón mundial y a su mamá, Silvia, que le iba a comprar una casita. El mismo que entre lágrimas de alegría, reconoció después de la pelea, su agradecimiento a todos, incluyendo a su mujer, Micaela -también boxeadora- y a su hija Alma por todo lo compartido.

Detrás también quedan días oscuros, depresivos y de caminos sinuosos, que sobrevinieron tras la muerte de su padre y que, afortunadamente, hoy son parte de un recuerdo.

Las lágrimas del hombre nos hicieron olvidar, por un momento, a la actitud del feroz peleador que no tuvo piedad. Que contra todos los pronósticos, encaró su pelea con actitud ganadora. Que acorde con su apodo, mostró las garras desde el primer round y que se alzó, en el corazón de Las Vegas, con una victoria épica, ejemplar, tremenda, emocionante.

El filipino Ancajas no era, justamente, “un campeón de circunstancias”. Para nada. Nueve defensas exitosas. Una campaña de 33 peleas ganadas con 22 antes del límite y una sola derrota, sufrida hace más de una década. Más alto que el argentino, que con menos de la mitad de combates del campeón -13 peleas, todas ganadas, 8 antes del límite- no era el favorito.

De hecho, el filipino estaba a la espera de una pelea unificatoria con el campeón WBO Kazuto Ioka, un japonés de 28-2-0 con 15 KO. El combate no pudo hacerse y fue entonces cuando se lo eligió a Martínez…

Escribimos antes de la pelea que iba a ser una guerra. No descubrimos nada, porque los que conocemos a Fernandito sabemos, también, que es un guerrero de pies a cabeza.

Viajó casi en silencio, pero muy bien acompañado por su técnico, Rodrigo Calabrese, por Martín Gómez Maidana, “Pileta”, hombre de gran trabajo con el boxeo, con el doctor Walter Quintero –médico de campeones, otro más para la lista que incluye a Jorge Castro, Brian Castaño y Marcos Maidana, entre tantos-, y como cabeza de equipo, Marcos “Chino” Maidana, el de las inolvidables peleas ante Adrien Broner y Floyd Mayweather.

Ganar en Las Vegas. Y no por un fortuito nocaut, o por un fallo polémico, ganar casi de punta a punta, a lo grande, sin dejar duda alguna: dos jurados (Steve Weisfeld y David Sutherland) le dieron 118-110 y el restante, Max De Luca, 117-111, igual a la tarjeta de ESPN KNOCKOUT. Referí, Jack Reiss.

Este periodista llevó la puntuación extraoficial, junto al encendido relato de Renato Bermúdez y el análisis certero de Salvador “Chava” Rodríguez.

ESPN KNOCK OUT, así como estuvo junto a victorias importantes del boxeo argentino, como las de Jeremías Ponce o Brian Castaño, o Sergio “Maravilla” Martínez, fue el vehículo que llevó a casi toda Latinoamérica la primera consagración de un campeón del mundo de la empresa Chino Maidana Promotions. De hecho, Martínez subió al ring con una camiseta con la foto en memoria de Jorge Acero Cali, uno de los bastiones de la empresa que falleció hace muy poco.

Desde el primer asalto, Martínez asumió el protagonismo, diciendo “Esta noche es mi noche”. Y, a pesar de un corte sobre un ojo en el cuarto asalto –que fue muy bien cicatrizado por el doctor Walter Quintero-, mantuvo la iniciativa permanente.

Pareció aflojar un poco allá por el séptimo, porque Ancajas no dejó de dar pelea ni de ser peligroso a lo largo de todo el encuentro. Encuentro que fue áspero, que fue competitivo, dramático por momentos, candidato al decir de Chava Rodríguez a estar ya entre los candidatos a La Pelea del Año, pero que también tuvo un claro ganador en el argentino, que en la categoría supermosca se anota junto a otros monarcas como Gustavo Ballas (y en el Luna Park, el primero de esa división en 1981), Santos “Falucho” Laciar (1987), Carlos Gabriel Salazar (1995), “Cococho” Godoy (1998) y Omar Narváez (2010, Luna Park).

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