Víctor Galíndez: De la gloria a su trágica muerte atropellado a los 31 años

Víctor Galíndez: De la gloria a la tragedia. De orígenes muy humildes, no hay casi información sobre su infancia. Su primera mención en los medios fue cuando, en 1967 y con 16 años, ganó la medalla de plata en boxeo en los quintos juegos panamericanos disputados en Winnipeg, Canadá.

Debutó profesionalmente el 10 de mayo de 1969 venciendo por knockout a un tal Ramón Ruiz. Sin embargo sus comienzos fueron bastante irregulares, siendo derrotado seis veces en los primeros 2 años. Pero comenzaría a curtirse y a mejorar e hilvanaría una serie de casi 7 años sin conocer la derrota entre diciembre de 1971 y septiembre de 1978.

Víctor Galíndez: De

En 1972 se convirtió en Campeón Argentino en medio pesado y a los tres meses ganaría el título Sudamericano de la categoría. En 1974 le llegaría la oportunidad de pelear por el título mundial vacante de la categoría medio pesado de la AMB. En el Luna Park vencería por knockout técnico a Len Hatchins y sería la primera vez que un boxeador argentino se consagrara campeón del mundo en su propio país. Realizaría no menos que 11 defensas de su título del mundo.

La más legendaria de ellas se produciría el 22 de mayo de 1976 en Johannesburgo ante el estadounidense Richie Kates. Esta pelea quedaría grabada en la memoria colectiva como una de las más sangrientas de la historia.

Víctor Galíndez: De

En el tercer asalto un cabezazo de Kates le partió la ceja a Galíndez. Ésta comenzó a sangrar profusamente, pero Galíndez seguiría peleando en desventaja y con su rostro ensangrentado y su ojo casi cerrado.

La pelea fue larga y brutal. Parecía que irremediablemente perdería por puntos, pero faltando 10 segundos para el final y en un desenlace de película derribaría a su rival con un tremendo knockout y terminaría la pelea. La camisa del árbitro terminó el combate totalmente cubierta por la sangre de Galíndez y hoy se conserva en un museo.

Galindez tragedia

Pero el festejo de Galíndez duraría un instante apenas.

Al llegar al vestuario se enteraría de que mientras él se jugaba la corona del mundo en RenoNevada era asesinado su buen amigo Oscar Ringo Bonavena.

Galíndez se lo conocía como Leopardo de Morón desde la época en que con sus primeras ganancias se había comprado un Fiat 600 rojo y le había pintado un leopardo en el guardabarros. Aunque el Fiat 600 a esa altura ya había sido reemplazado por un llamativo Torino Comahue amarillo y luego por un Jaguar con tapizado de leopardo.

La fama y el dinero comenzaban a rodearlo de tentaciones y su rendimiento en el ring estaba mermando. Hacía vida de playboy. Le gustaba más andar en moto que entrenar.

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Inexorablemente su reinado se acercaba al final y el 5 de septiembre de 1978 perdería la corona ante Mike Rossman. Este cimbronazo pareció sacudirlo y se puso a entrenar fuerte. Pocso meses después en abril del 79 recuperaría la corona contra el mismo rival, pero no iba a durar y en la primera defensa, sólo 7 meses después, perdería por knockout y terminaría la pelea con fractura de maxilar.

Sólo pelearía una vez más en julio de 1980 sufriendo otra derrota y se retiraría del boxeo. Pese a ser todavía relativamente joven ya había sufrido desprendimientos de retina y había tenido que ser operado del codo y de la rodilla.

Comenzó a buscar otra ocupación para entretenerse y no tuvo mejor idea que incursionar en el automovilismo.

Así fue que consiguió lugar como copiloto de Antonio Lizeviche un corredor de turismo carretera, pero su primera carrera sería su debut y su despedida. Era el 26 de octubre de 1980 y el TC corría en la localidad bonaerense de 25 de Mayo.

El auto de Lizeviche Galíndez sufrió una avería y tuvieron que abandonar la carrera. Ambos bajaron y con el casco en la mano se dirigieron caminando a boxes por el costado de la pista.

En ese momento el Ford Falcon conducido por Marcial Feijó perdió el control, hizo un trompo y terminó embistiéndolos a ambos a altísima velocidad. Tanto Galíndez como su piloto perdieron la vida instantáneamente.

Víctor Galíndez: De

Galíndez fue velado en el estadio Luna Park, templo del boxeo argentino.

Había ganado mucho dinero, pero también había llevado una vida desordenada. Se habla de que su patrimonio incluía 32 propiedades. Pero aparentemente los hijos que dejó huérfanos estarían muy lejos de tener el futuro asegurado.

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En el 2014 la televisión le hizo una nota a su hijo Darío Víctor, nacido en 1970 que también se había dedicado al boxeo, pero con mucha menos fortuna.

Pese a tener una trayectoria con más de 60 peleas profesionales, Galíndez Junior trabajaba de cartonero para poder sobrevivir. Con sólo 43 años tenía ya 10 hijos y 8 nietos y recorría diariamente las calles del Gran Buenos Aires revolviendo la basura para encontrar su sustento.

Como si la vida diera un círculo completo había vuelto a la misma situación de extrema pobreza que caracterizaba la infancia de su propio padre, del que apenas guardaba un puñado de recuerdos sueltos.

Al momento de su muerte Víctor Emilio Galíndez tenía apenas 31 años.

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