¿Quién es Fernando Martínez, el campeón argentino que tocó el cielo con las manos en Las Vegas?

Por Ayrton Aguirre – Diario Olé

Bostero, humilde y muy familiero. Así describirían los más cercanos a Fernando Martínez (récord de 14-0-0). Amante del boxeo desde que tiene uso de la razón, el Puma se dio uno de los gustos con los que soñó toda su vida: ser campeón mundial de la categoría super gallo al vencer al filipino Jerwin Ancajas (33-2-2) en una pelea por el cinturón de la FIB en el hotel Cosmopolitan de Las Vegas. Martínez, que tiene como promotor a Marcos el Chino Maidana, metió una piña para la historia. Para quedar en los libros más sagrados del pugilismo nacional. Y fue con un condimento especial porque se dio contra todos los pronósticos.

El Puma siempre con los colores de Boca. (IG: fernando_puma_martinez)

Nacido el 18 de julio de 1991 en el Hospital Argerich de La Boca, recorrió toda su infancia en ese barrio de la Ciudad de Buenos Aires. Andaba por la calle y daba una mano en lo que hacía falta. Si bien las los reflectores se posicionaron sobre él después del histórico triunfo del pasado fin de semana, el Puma no olvida sus orígenes. Siempre lleva presente en la memoria sus inicios en un conventillo en el que vivía junto a sus 11 hermanos. “Está siempre para todos. Ayuda, escucha. Es muy buena persona y da una mano en todo lo que pueda“, afirmó Micaela Oliveri Torta, quien es su pareja hace cinco años, en un diálogo con Olé.

Fernando y Micaela Oliveri, boxeadora y su pareja. (IG: fernando_puma_martinez)

Desde pibe sabía que su futuro estaba en los guantes. De hecho, a los seis años ya quería darse una vuelta por los gimnasios de boxeo. Sin embargo, tuvo que esperar hasta los 11 para poder tirar sus primeras piñas. Y, a partir de entonces, su rutina está destinada a mejorar cada día un poco más. Desayuno, primer turno de entrenamiento (físico, de una hora y media), almuerzo, siesta, segunda práctica del día (técnica, de dos horas o un poco más), merienda, cena y a dormir. Un ciclo que repite durante seis días a la semana. Eso sí, debió aguardar hasta los 25 para convertirse en profesional. Tanto es así que antes formó parte de la delegación argentina que viajó a los Juegos Olímpicos de Río 2016. Luego, en su tiempo libre, disfruta de ver los partidos de Boca y de ir a comer o de pasar un rato en la plaza junto a Oliveri.

Se muestra como es: un pibe de barrio más, humilde, trabajador, tranquilo y, principalmente, nunca se agranda“, agregó La Guapita, que es campeona metropolitana en la categoría 48kg, sobre el Puma. Boca siempre está presente en su vida. De hecho, lució varias veces una bata con el escudo del club de sus amores y hasta se vendó con los colores de azul y oro.

Martínez y su buzo bien xeneize. (IG: fernando_puma_martinez)

De pasarla mal en la pandemia, tiempo en el que -junto a su pareja- se mantuvieron con la plata ganada en una pelea realizada en Sudáfrica en 2019 y con un emprendimiento de venta de ropa por internet, a tocar la gloria eterna en la meca del boxeo internacional. Un premio al trabajo para un luchador de la vida.

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