Vitali Klitschko, el campeón mundial de boxeo que responde a Putin desde Kiev: “¡Una mierda!”

La invasión de Ucrania no solamente ha sacado a relucir el curioso pasado como cómico y actor de Volodímir Zelenski, hoy presidente de un país que planta cara a Putin como probablemente ni siquiera Rusia había imaginado. Entre los políticos que se han convertido en símbolos de la resistencia ucraniana destaca también Vitali Klitschko, alcalde de Kiev desde 2014, pero conocido a nivel internacional por haberse proclamado nada más y nada menos que 15 veces campeón del mundo de boxeo.

Con sus más de 2 metros de altura y sus 116 kilos, Klitschko -bautizado como “puño de hierro”- fue toda una leyenda de los pesos pesados, al conseguir 41 de sus 45 victorias por nocaut. “Reinó durante mucho tiempo en la categoría, era muy deportivo en el ring, caballeroso, de esos boxeadores que dejan huella. Era muy querido por la afición. Tanto él como su hermano, que también fue campeón del mundo”, relata Jaime Ugarte, colaborador del grupo Libertad Digital y uno de los mayores expertos de boxeo de nuestro país.

Vitali Klitschko, 15 veces campeón del mundo de boxeo

Precisamente fue esa popularidad la que le llevó a dar un paso más allá. Tras ser nombrado Héroe de Ucrania en 2004, Klitschko empezó a involucrarse activamente en política. En 2010, fundó su propio partido, la Alianza Democrática Ucraniana para la Reforma (UDAR). Llegó a ser miembro del Parlamento y en 2014 fue elegido alcalde de Kiev.

Uno más en el campo de batalla

Cuando el 24 de febrero Rusia inició la invasión de Ucrania, Klitschko no lo dudó ni un segundo: lejos de huir a un lugar seguro, compareció públicamente y prometió tomar las armas y luchar para defender su ciudad como un soldado más. “Esto ya es una guerra sangrienta. No me queda otra opción. Tengo que hacerlo. Lucharé“, anuncio en una entrevista en la cadena británica ITV.

Ese mismo día, el exboxeador se puso un chaleco antibalas y comenzó a dirigir desde primera línea las operaciones de combate que se libran en su ciudad, así como la asistencia a los civiles que sufren las consecuencias de los bombardeos de las tropas rusas. “Estoy en Obolon, el distrito al norte de Kiev bombardeado esta mañana. De repente, se me pone al lado un hombre de tamaño enorme, gigante. Me acabo de dar cuenta de que es Vitali Klichko, excampeón mundial de los pesos pesados y actual alcalde de Kiev”, relataba hace apenas un par de días Alberto Sicilia, uno de los muchos reporteros españoles que cubre la guerra de Ucrania.

Allí los periodistas le preguntaban también por el discurso de Putin, que asegura que las tropas rusas únicamente bombardean objetivos militares. “¡Una mierda!“, respondía sin miramientos.

Su padre, militar de la URSS

Vitali Klitschko, con sus padres y su hermano

Klitschko nació en 1971 en Kirguistán y vivió en muchos lugares de la antigua URSS, debido a que su padre, comunista convencido, era militar de alto rango. Al llegar a la capital ucraniana, donde ha residido casi toda su vida, se instaló en un pequeño apartamento. En la misma habitación, dormían sus padres, su hermano, su abuela y, a veces, también su tío. Así lo cuenta él mismo en Klitschko, una película documental de 2011 que aun hoy se puede ver en nuestro país en algunas plataformas de pago y que narra “la arrolladora historia de los hermanos más famosos del mundo del boxeo”. Apasionados de Arnold Schwarzenegger y Chuck Norris, los Klitschko comenzaron a practicar clandestinamente kickboxing, ya que las artes marciales estuvieron prohibidas en la URSS hasta 1989.

“De pequeño me lavaron el cerebro. Cada mañana tenía que escribir sobre todas las cosas malas de Estados Unidos

Años después, el deporte le abriría una ventana a otro mundo, un mundo que, por influencia de su padre, siempre había imaginado de una forma muy distinta. El punto de inflexión llegaría en julio de 1990, cuando viajó a una competición en Palm Beach (Florida). “De pequeño me lavaron el cerebro. Cada mañana tenía que escribir sobre todas las cosas malas de Estados Unidos porque era nuestro enemigo. Estados Unidos era el capitalismo, donde la gente trataba a los demás como esclavos. Eso nos lo decían desde la guardería. Entonces, para mí, ir allí fue como un viaje a la luna”, confiesa en el citado documental.

Adiós al comunismo

Imagen promocional del documental de los hermanos Klitschko

Allí descubrió la Coca Cola –”sentí que podía beberme un cubo entero”- y que la gente con dinero tenía a su alcance cosas que él jamás había imaginado: “¿Cómo es posible que existan 100 tipos de queso? Es una locura, para mí sólo estaba el queso, es decir, uno”. Cuando volvió a Ucrania trató de convencer a su padre: “Papá, llevan toda la vida diciéndonos tonterías. ¡Es un país genial! ¡La gente es muy amigable!”. Sin embargo, su progenitor no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer. “Sólo os han enseñado el lado bueno. Lo utilizan como propaganda. Estados Unidos es un lugar horrible”, le respondió aquel día. Años después, el propio excoronel viajaría a Florida, buscando un lugar apacible donde pasar la última etapa de su vida, después de que le detectaran un cáncer de ganglio linfático tras haber sido uno de los comandantes a cargo de limpiar los efectos del desastre nuclear de Chernóbil.

Hoy, Vitali Klitschko no tiene ninguna duda de en qué lado de la historia quiere ser recordado. A sus 50 años, el alcalde de Kiev habla alto y claro para quien quiera escucharle: “No queremos volver a la URSS. Estuvimos en la URSS y vemos nuestro futuro como parte de una familia europea. Putin no está de acuerdo. Tienen una idea para reconstruir la Unión Soviética, pero no queremos volver a la URSS. Vemos nuestro futuro como una democracia libre”.

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