El ángel de un gigante altruista: ¿por qué Tyson Fury es una máquina generadora de millones?

El gigante inglés Tyson Fury, campeón mundial pesado (CMB), pudo haberse ganado la vida y las mejores monedas de oro deleitando a los turistas en el Coliseo romano con su cuerpo colosal. Sus 2.06 de altura, sus 112 kilos y la refracción del sol sobre su calva blanca, lo “pintan” como un magnánimo gladiador.

Por Osvaldo Principi – La Nación

El poder de sus puños y el efecto de sus victorias internacionales, dramáticas y espectaculares, lo convirtieron en una increíble máquina generadora de ingresos millonarios. Aunque lo más importante que arrojó todo esto, fue moldear -en él- una imagen altruista, generosa y humana, no siempre vista en el universo de los divos deportivos. Cien por ciento positiva. Gestada después haber tocado fondo e inmerso en una seria depresión tras haber ganado el título mundial Pesado, por primera vez en 2015.

Por entonces declamó contra la mujer y los homosexuales. Y hasta objetó las conductas domésticas. Se mostró ajeno a todas las reglas éticas. Fue despojado de su corona mundial y entonces exclamó: “¡Que alguien me pegue un tiro ya porque, si no, me veré obligado a hacerlo por mi cuenta!”. Luchó y reconoció su endeblez ante las drogas, que lo estaban transformándolo en un monstruo y volvió a la vida. Es decir, volvió al boxeo.

Desde entonces, ganó más de 60 millones de dólares, sólo contabilizando su trilogía mundialista ante su clásico oponente estadounidense Deontay Wilder, entre 2018 y 2021. Sin embargo, su mejor paga está por venir. Cobrará al menos 29 millones y medio de dólares y un adicional de 4 millones más en caso de vencer al británico Dillian Whyte, el 23 del mes próximo en el estadio de Wembley, con 90.000 espectadores y todo tipo de emisiones televisivas y digitales. Un suceso absoluto.

¿Qué hizo posible todo esto? ¿Sus cualidades, su imagen o su proclama? Su ángel, por sobre todas las cosas. Su mensaje alentador en estos tiempos, de miseria moral, enfermedades, guerras y egoísmos, se basó en el romanticismo, la ayuda y la fe. Y la gente lo valoró.

¿A partir de cuándo un sajón ocupó un espacio tan sentido y cálido en América? Desde 2018, en sus cinco últimas peleas en los Estados Unidos. Por ejemplo, ofrendó gran parte de su primera paga con Wilder, más de 5 millones de dólares, a las entidades que cobijan a todos aquellos que viven en las calles. Lo conmovió el desamparo de la gente durmiendo bajo los árboles de la ciudad de Los Ángeles y lo hizo público.

Purgó sus banales afirmaciones del pasado, cantándole a su esposa sobre el ring los temas más románticos después de sus victorias en nombre del amor. Enalteció la sabiduría y vitalidad de la vejez. ¿Cómo? Resaltando a su promotor Bob Arum, de 90 años. Y siempre coreó con todos los asistentes a sus combates: “Swett Caroline”, tal si fuese un brindis por la vida. Exhibe como lema existencial la alegría heredada de los gitanos de Manchester.

Tyson Fury celebra tras noquear a defeating Deontay Wilder en el combate por el cetro pesado, el 9 de octubre de 2021, en Las Vegas
Tyson Fury celebra tras noquear a defeating Deontay Wilder en el combate por el cetro pesado, el 9 de octubre de 2021, en Las Vegas

Agrega a su “legajo” una cuenta de Instagram con 5.4 millones de acompañantes mientras que su twitter concentra 2.1 millones de personas. Otros dos millones lo respaldan en Facebook.

Su contrato con las empresas Top Rank y ESPN -con una garantía laboral por 100 millones de dólares- fue un acierto. Y sus promociones para bebidas energéticas son cada vez más rentables. La Fundación Tyson Fury crece y coopera en todos aquellos que forcejean con sus psiquis.

No ingresará en el listado de los grandes campeones de la magistral historia de los pesos pesados desde 1892 a hoy. Sin embargo, a los 33 años, con 31 triunfos (22 KO) y un empate, cada una de sus contiendas constituye un mensaje de vida en una época triste. Amerita ganar lo que gana. Por lo que hace en el ring y por lo que distribuye fuera del mismo. En donde muy pocos meten la mano el bolsillo.

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