Lamothe, cautivado por el boxeo

Por Fernando Sabatini – lavozdelpueblo.com.ar

El actor Esteban Sánchez Lamothe, nacido en el año 1977, lleva en su piel una pasión por el deporte de los puños, que nació cuando tenía aproximadamente ocho años. En su brazo derecho, un tatuaje del filipino Manny Pacquiao -su boxeador favorito-, lo afirma.

Recuerdos borrosos pero inolvidables de noches junto a su abuelo paterno, Bonifacio Sánchez, a quien describió como una persona muy noble, querida y amante del boxeo. Le daba café para mantenerse despierto y así poder disfrutar juntos los combates. La victoria por puntos de Ray Leonard frente a Marvin Hagler en el año 1987, es una foto clara e inolvidable revelada para siempre en su mente.

“Si es para hablar de boxeo a las órdenes amigo”, expresó vía comunicación telefónica, entre idas y vueltas de unos días agitados por su profesión.

Su amor por los guantes cuesta explicarlo, son esas pasiones difíciles de describir, que solo entienden quienes la comparten. “No sé bien que me gusta del boxeo, creo que es algo que no puedo explicar. Me hipnotiza, me cautiva, me parece el deporte más narrativo, dramático y cinematográfico del mundo, donde el guionista puede hacer un arreglo inesperado en cualquier momento”, manifestó y agregó, tras filtrarse una pequeña risa de emoción “lo que me gusta es el sentido de permanencia, la disciplina, el entrenamiento y sobre todo la historia de los boxeadores”. Además, aseguró que, para él “es un hogar, una familia, un lugar donde puedo ir y siento que tengo un sentido de pertenencia. Siempre que me encuentro con alguien que le gusta el boxeo puedo hablar y me siento en casa. Eso es para mí este deporte, mi segunda vivienda”.

Nunca lo realizó de manera competitiva, pero sostiene que entrenar es una manera de comprender. “Practiqué en el gimnasio de Juan Gallo, él da clases en Argentinos Juniors y Chacarita. Sigo practicando, pero nunca hice una pelea. Apenas unos guanteos suaves, ya soy un hombre grande”, declaró entre risas y añadió: “lo que más me gusta es mirar boxeo, pero, también practicarlo, porque es una manera de entenderlo”.

 El tiempo pasa, pero como dice el dicho, nunca es tarde y Esteban imagina calzarse los guantes y realizar un duelo. “Me hubiera gustado mucho hacer un combate amateur. A veces fantaseo con hacer una pelea antes de cumplir mis 50. Aunque sean tres rounds de dos minutos, con alguien que tenga piedad de un hombre grande como yo que nunca se enfrentó a nadie. Solamente he guanteado suave y una vez me noquearon con un gancho al hígado. La veo difícil, me veo más comentando o haciendo algo más periodístico que boxeando. Pero no lo descarto”.

Pero, aunque no haya subido a un cuadrilátero a pelear, vive los combates que presencia por la televisión como si estuviera allí. “Las peleas las veo con amigos, amigas, con mi pareja. Con mi hijo veo mucho también. Me vuelvo loco, muy intenso. Tengo que tener cuidado porque parezco el Tano Pasman. Grito, tiro golpes, me agacho, creo que soy el entrenador del boxeador, le hablo. Soy un show aparte. Ni la final del mundial me hace poner así”.

Además, lo une a esta disciplina su participación en el programa “Escuela de Boxeo”, producido por Axel Maidana, junto a Sergio Martínez y Yésica Bopp.
“Dentro de ese ciclo que es muy lindo, de investigación y periodístico, hago un segmento que mezcla la cultura con este deporte. La poesía, la música, el teatro, el cine, cualquier expresión artística cruzada con el boxeo. Donde comparo algún evento pugilístico y lo cruzo con algo artístico, como, por ejemplo, cuando vino el cantautor estadounidense Bob Dylan y estuvo practicando en el Almagro Boxing Club. O el paso por el cine de Carlos Monzón”.

Uniendo su pasión por el pugilismo y la actuación, surgió la siguiente pregunta: ¿te gustaría filmar algo sobre boxeo? “Me encantaría, pero no hay guiones y a mi edad se complica. Puedo hacer una de un entrenador, esa me copa más. Siempre se pone el foco en el boxeador, pero me gustaría hacer una película de un entrenador”.

 El vínculo con Castaño
En el plano nacional sigue las carreras de Castaño, Martínez, Lemos, Ponce, Gauto y Rosa entre otros y cuenta que “hay una camada nueva que todavía no pude ver, pero estaré atento. Me gustan las categorías ligero, superligero y welter. Allí está ese equilibrio medio perfecto entre velocidad, estilo y potencia”. Su humildad, como esa que caracteriza a muchos boxeadores, hace generar lazos con ellos, como por ejemplo con Brian Castaño con quien tiene buen vínculo.

“Me une a él una relación afectiva porque lo quiero y lo aprecio. A lo largo de los años nos hemos ido cruzando, si bien no nos vemos tanto, hay un ida y vuelta, un respeto y cariño mutuo. Eso para mí es un regalo muy grande” expresó Esteban sobre el boxeador matancero, que se prepara para su revancha con Jermell Charlo el próximo 14 de mayo en Los Ángeles.

“Confió mucho en el trabajo que está haciendo Brian, muy centrado y enfocado. Creo que está haciendo el campamento más intenso y más fuerte de su carrera. Por primera vez faltando seis semanas ya está en peso. No tiene techo, y en este combate vamos a ver su mejor versión. Con el trabajo de Carlos, buscando moverse permanentemente, estar cerrado y no regalarse. Sabemos que el estadounidense pega fuerte, ya sintió la pegada Brian en la pelea pasada. Va hacer un trabajo de desgaste, con combinaciones de 4 o 5 golpes abajo y arriba. Yo creo que Brian va a ganar por nocaut y si no es así lo va a lastimar mucho” manifestó.

 Sobre Lemos 
Sus funciones a veces le impiden presenciar los combates, tal como ocurrió el pasado sábado 26 de marzo en el Luna Park, donde el tresarroyense Gustavo Lemos noqueó técnicamente en el quinto asalto al galés Lee Selby, pero igualmente lo miró por la tele fiel a su estilo, a los gritos.

“Lo conocí a Tito cuando vi su pelea frente a Verón. Y lo que hice entre ese combate y este fue ver todas sus peleas. Es un boxeador extraordinario, tiene velocidad, camina muy bien el ring, va para adelante, es muy fuerte para la categoría. Te digo la verdad, tenemos que soñar, tenemos que ilusionarnos y a lo grande. Porque si Tito sigue con esa línea boxística y esa preparación física que mostró en el Luna Park, tirando la cantidad de combinaciones, sobre todo su trabajo abajo, esa intensidad permanente que mantuvo. Tenía mucho aire, estaba muy bien físicamente y con variantes. Además, Selby le pegó y absorbió los golpes Lemos, quiere decir que tenemos un boxeador que, además tiene mandíbula. Es un campeón de la gente, que eso no lo tienen todos. Tiene humildad, carisma, dramatismo, como si fuera un actor arriba del ensogado. Si sigue así enfocado no lo para nadie”.
La contundente victoria del púgil oriundo del barrio Ruta 3 Sur le abrió las puertas a una chance mundialista y comienza a aparecer en los radares de los boxeadores de elite. “A mí me gustaría verlo contra Devin Haney. Un gran boxeador, un estilo único, contragolpeador como pocos, pero lo veo canchero con los autos y las joyas. Esa es la pelea, en Estados Unidos. Lo veo a Tito noqueando como Maidana noqueó a Broner. Sería un cruce entre un hombre campero humilde, gaucho, imagínate allá en el Madison Square Garden o en el MGM. Le gana por nocaut. A Kambosos le tiene que ganar y creo que Lomachenko, es para mí uno de los mejores pugilistas de todos los tiempos, no obstante, creo que Tito también le podría hacer una gran pelea, pero de esos tres es el más difícil. Para mí la pelea es Lemos-Haney, quedaría en la historia del boxeo para siempre”.

Para finalizar una agradable charla que podría durar horas, grabó un audio para hacerle llegar a Lemos, felicitándolo por su gran trabajo a lo largo de su carrera y agregó “ojalá pueda conocerlo personalmente”.

El púgil tresarroyense, de pocas palabras, pero emocionado y agradecido respondió de la misma manera con otro mensaje, el cual también emocionó al actor. Nace otro lindo vínculo, porque ambos coincidieron en una frase, “ojalá nos encontremos”.

 Humildad, generosidad y caballerosidad, son algunos de los sustantivos que estuvieron presentes en ese momento, sumado a la esencia mágica que tiene este deporte, esa que hace unir personas desconocidas entre sí a la distancia, por un solo motivo; el amor por el boxeo.

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