Mano a mano con el Puma Martínez, el único argentino campeón mundial de boxeo en la actualidad: “Mi mayor sueño es comprarle una casa a mi mamá”

Por Daniel Veuthey – Infobae

Fernando Martínez desborda de alegría y su cara de felicidad lo dice todo. Pocos minutos antes de las innumerables fotos y selfies a las que accedió con la humildad que lo caracteriza, había sido distinguido en la Legislatura porteña junto a su entrenador Rodrigo Calabrese por el histórico título mundial supermosca de la FIB en febrero pasado. Sin embargo, esta distinción que se realizó en el Salón Dorado del Palacio Ayerza y que fue por una iniciativa de la legisladora Maia Daer (Frente de Todos) no fue al Puma único campeón mundial argentino de la actualidad; sino a Fernando, ese humilde chico del barrio de La Boca que a base de su esfuerzo pudo salir adelante frente a tanta adversidad.

Porque sufrió carencias de niño, aunque sus padres nunca les hicieron faltar lo indispenable a sus doce hijos. Porque desde los once años ya supo que su destino sería el boxeo y como se lo manifestó su papá, no pararía hasta convertirse en campeón mundial. Porque ante la desgracia de la pérdida de su padre por una dura enfermedad se aferró a los que más lo querían (su mamá y su director técnico, Rodrigo Calabrese) para dejar de lado las adicciones y la mala junta que lo hacían perder el verdadero rumbo que quería para su vida. Y sobre todo, porque nunca olvidó sus orígenes ni tampoco dejó de luchar por su sueño. Sí, ese que acaba de cumplir.

“Quiero agradecer a toda la gente por este reconocimiento. Estoy muy contento. A los chicos del Club Renunciamiento que me abrieron las puertas para entrenar, a la promotora (CMP), a Rodrigo mi profesor, que ya es familia y un hermano, a mi mamá y a mi papá que hoy no está pero que se debe sentir muy orgulloso de mí. A todos mis hermanos, que somos 12, y toda la gente de Boca. ¡Vamos Boca!”. Estaba claro que en los agradecimientos, Fernando Martínez no se iba a olvidar de sus raíces bien marcadas del barrio de La Boca. Allí donde soportó a las piñas los duros desalojos en los conventillos y de donde se sentirá siempre parte. Con su fanatismo por el Xeneize, que lo lleva a todos lados y muestra con orgullo los colores azul y oro.

“Los quiero un montón. Vamos a seguir trabajando, a seguir sacrificándonos para traer más alegrías y títulos. Queremos unificar y darles más alegrías a toda la Argentina. Muchísimas gracias a todos”.

Pasó más de una hora y Puma Martínez parece no querer que se termine esa jornada histórica en la Legislatura porteña. En un mano a mano con Infobae, deja aflorar sus sentimientos más profundos de gratitud hacia quienes lo homenajearon, a la gente que tanto lo apoya, pero sobre todo, a su familia que fue la que lo apuntaló y también lo sacó de los momentos más complicados.

“Este reconocimiento es muy lindo para mí y para toda la familia. La verdad que se me sale el corazón del pecho, siento un orgullo enorme. Esto es por ellos, porque venimos muy de abajo, pero siempre humildes. Mi viejo luchando ahí para que no nos faltara de comer, se las ingeniaba para que yo tuviera mi churrasco y el yogurt, mientras el resto comía guiso o a veces ni eso. Nunca me hizo faltar nada para que yo pudiera entrenar. Me llevaba todos los días, él sabía que me gustaba y me apasionaba el boxeo. Él siempre creyó, desde que arranqué a los once años, que iba a ser el campeón del mundo y la verdad es que estoy sin palabras”.

Los ojos llenos de lágrimas denotan el profundo amor que siente Fernando por Don Abel, chapista y remisero, y principal impulsor de todo este presente. El destino hizo que no pudiera ver a su hijo campeón mundial, como tanto lo soñó. Enfermó de cáncer y se fue en 2014. Por ello, el Puma estuvo dos años deambulando por las sombras, pero encontró en su mamá Silvia y en Rodrigo Calabrese el respaldo necesario para encarrilar su vida. “Él siempre está presente. Todo lo hago por él, por mi vieja y por mi familia, a quien quiero sacar adelante. Busco que ellos estén bien y vamos a seguir luchando. Porque quiero unificar los títulos, ahora se viene una defensa con Ancajas (NDR: podría ser a fines de agosto o principios de septiembre). Por ello estoy entrenando bien a full para estar entre los grandes”.

Aunque por su humildad no lo advierte, hay que decir que el Puma Martínez ya está entre los grandes. Aquella pelea ante el filipino el 26 de febrero en Las Vegas lo puso en la cúspide mundial. De hecho, es el único campeón argentino en la actualidad. Esa noche, en una velada electrizante en el Cosmopolitan de Las Vegas, derrotó por decisión unánime a Jerwin Ancajas y se adueñó del cinturón supermosca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). El peleador de 30 años brilló sobre el cuadrilátero contra un rival que había sido derrotado por última vez en marzo del 2012, en la que había sido hasta esa jornada la única caída de su carrera profesional. El hombre al que derrotó es una eminencia de la divisional con 33 victorias (22 KO), 2 empates y 1 caída antes de perder ante Martínez, además de ostentar una nutrida trayectoria en los rings de Estados Unidos durante los últimos años.

Vale destacar que los sueños sueños del Puma no son solo deportivos. O mejor dicho, hay un sueño, el más importante de todos, que aún desvela a Fernando pero que más temprano que tarde no hay dudas que podrá cumplir. “Sueño con comprarle la casa a mi mamá. Sé que me faltan un par de peleítas más. Yo creo que el año que viene o el otro ya se la voy a poder comprar. Así le cumpliré también el sueño a mi viejo. Yo a ellos los quiero ver bien y estoy luchando por eso”.

Antes de adentrarnos en su vida familiar, con una pareja boxeadora e hija de nueve años que quiere serlo, nos metemos en la cabeza del Puma Martínez aquella histórica noche en Las Vegas, donde tuvo la batalla de su vida. Cómo preparó esa pelea y qué sintió en el momento exacto en el que se inscribió en las páginas doradas del boxeo argentino.

“Antes de la pelea estaba muy concentrado y entrenando. Dí el peso como corresponde, cumplí con todo lo que me pidió el nutricionista, Nico Díaz, que nos ayudó un montón. Pudimos estar bien concentrados. Después, tras la pelea, yo sabía que la había ganado desde el primero al último round, pero seguía nervioso por el fallo. Vos sabés que en los combates siempre puede haber un choreo como le hicieron a Yamil Peralta (NDR: tras un escandaloso fallo en contra, el CMB ordenó en una decisión histórica que vuelva a pelear contra Ryan Rozicki y dejaron vacante el título). Gracias a Dios las tarjetas dieron bien y pude cumplir mi sueño, el de mi familia y el de toda la gente, porque hoy Argentina tiene un nuevo campeón”.

Puma Martínez, fanático de Boca Juniors, fue homenajeado en la Bombonera luego de conquistar el título mundial (Instagram)Puma Martínez, fanático de Boca Juniors, fue homenajeado en la Bombonera luego de conquistar el título mundial (Instagram)

De La Boca al Mundo. Puma Martínez no olvida sus raíces y dentro de sus objetivos próximos está una pelea en La Bombonera, el mítico estadio del club del cual es hincha fanático. “Sé que tengo un lugar para siempre en La Bombonera. La verdad que mil gracias también porque la gente de Boca nos apoyó y nos hizo un reconocimiento. La verdad que con todo esto que estoy pasando lo estoy disfrutando. Tanto sacrificio que le metimos desde chico, hoy hay que disfrutar y seguir laburando para buscar más triunfos”.

Su mente no descansa. Y ante cada respuesta está el objetivo de ir por más peleas, más victorias, más cinturones. “¿Una pelea en La Bombonera? Sí, es un sueño que se puede cumplir. Lo vamos a charlar con la promotora y sé que se va a poder hacer. Le vamos a dar dar esa alegría a toda la gente de Boca. Me encantaría poder pelear en La Bombonera, sería un sueño para toda mi familia. Le digo a la gente que vamos a seguir estando más a full que nunca porque se vienen grandes cosas y queremos otros títulos también”.

A la hora de hablar de su intimidad, el Puma Martínez también le dio un gran lugar a su esposa, Micaela Oliveri Torta, que también es boxeadora y fue campeona metropolitana con apenas 22 años. Fernando destacó que sin su ayuda no hubiese podido alcanzar sus metas.

“Ella y mi hija siempre están presentes. Mi esposa me apoya en todo, y como también boxea nos cuidamos juntos. Me hace la dieta de todo lo que tengo que comer, me levanta y hasta me trae el desayuno. Está siempre pendende de que no me falte nada. Ella tiene su gimnasio, pero nos levantamos y vamos a correr, volvemos y comemos lo que tenemos que comer. La verdad que eso nos ayuda un montón porque sabemos el sacrificio. Yo la ayudo a veces y guanteamos. Es muy buena y va a llegar, pega duro. Es una genia en el entrenamiento porque va y se sacrifica, deja todo. No tengo dudas de que va a llegar. Y a mi nena también, que ella ahora también quiere boxear. Yo la voy a apoyar y enseñarle todo lo que sé”.

Sobre cómo fue el momento en el que Alma, su hija de nueve años, le dijo que quería boxear, describió: “Fue el año pasado, vino ella solita y me dijo ‘yo quiero ser boxeadora’. Le mostré fotos, videos y le hablaba del boxeo. En ese momento me dice ‘pa, éste es mi destino’. Uff, eso me golpeó… fue una mano de nocaut. Con tres días que le enseñé y ya parecía que lo hacía desde hace un año, y tiene pasta”.

Antes de despedirlo y agradecerle por la entrevista, Puma Martínez accede al pedido de un mensaje para los jóvenes que lo ven a él como un ejemplo y que buscan los mismos sueños, aun en la adversidad.

“A los chicos que arrancan o están arrancando les digo que que sigan su sueño. Yo fui humilde somos 12 hermanos, mi viejo hacía lo imposible para que no nos faltara el plato de comida, para que yo no faltara al entrenamiento. Pasan muchas cosas a veces… Fallece mi viejo y quería dejar todo… Bueno, me ayudaron y seguí, es perseverar y seguir en ese camino, no aflojar porque la vida es dura, los caminos son duros. A veces te dan ganas de dejar todo porque es un sacrificio y un deporte muy duro, uno de los más duros de todos los deportes, pero hay que seguir y luchar por sus sueños que todo se cumple, como hoy en día. Yo era un pibito de barrio y gracias a Dios hoy soy un campeón del mundo, y voy a ayudar a mi familia”.

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