Naoya Inoue. Tímido, humanista e ídolo popular en Japón: el Dragon Ball del ring que quiere hacer historia grande en el boxeo

Cuando el japonés Naoya Inoue dejaba tendido en la lona por cuarta vez y con cuenta de diez segundos al chubutense Omar Narváez, acabando con su carrera de campeón el 30 de diciembre de 2014 en Tokio, supimos íntimamente que estábamos asistiendo al nacimiento de un boxeador fenomenal que nadie tenía en carpeta. Y no nos equivocamos.

Ya, a esa altura, los videos lo presentaban como “un batallador de baja estatura con un prototipo parecido a aquellos guerreros de los dibujos animados asiáticos. De la misma tierra y casta de Dragon Ball”.

 

En su octava pelea, aquel joven de 21 años conseguía su segundo cetro mundial, el supermosca de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), y aumentaba su kilaje: de los 48.900 kg de la categoría minimosca –donde había reinado– a los 52.100 kg. También, todos nos dimos cuenta de que se convertiría en una máquina de sumar coronas. Y tampoco fallamos en esta apreciación.

Apodado “El Monstruo”, por su ferocidad para atacar y frialdad para ejecutar con impactos de una certeza admirable, a los 29 años y con de 24 victorias consecutivas (21 KO) , Inoue fue el epicentro noticioso más trascendente del boxeo en estos días, tras confirmar su lanzamiento hacia una nueva corona: la cuarta, en supergallo (CMB), con un límite de 55.338 kilos. Será retador del norteamericano Steve Fulton, el 7 de mayo próximo, por las versiones CMB y OMB, en su ciudad natal, Yokohama. Todos deducen que en caso de ganar, asumiría un desafío escalofriante ante el azteca Luis Pantera Nery, quien gestó una victoria dramática frente al armenio Azat Hovhannisyan, semanas atrás en California. Y este sería el combate más duro y fogoso de 2023.

El paso de Naoya por la división gallo (53.500 kg) –tercer cinturón de pesos diferentes en su poder– fue consagratorio. Recogió una admiración absoluta por doquier. Tras ganarlo ante el inglés Jamie Mc Donnell, en 2018, lo unificó dejando en el camino al australiano Jason Moloney, al británico Paul Buttler y, en épicas batallas, al filipino Nonito Donaire, a quién venció en dos ocasiones. Inoue vs. Donaire ya es un clásico del ring, equiparable a los duelos entre celebridades mexicanas: Rubén Olivares vs. Jesús Chucho Castillo o las contiendas de Carlos Zárate ante Alfonso Zamora y Guadalupe Pintor, décadas atrás.

“El Monstruo” ganó preponderancia en la mismísima reseña del boxeo japonés al ser consagrado como el mejor púgil de la historia. Desplazando a leyendas como Yoshio Shirai –ex rival de Pascual Perez, en 1954–, Hiroyuki Ebihara –oponente de Horacio Accavallo en 1966– y Yoko Gushiken, fenomenal campeón minimosca entre 1976 y 1981.

Naoya Inoue, con todos los cinturones de campeón
Naoya Inoue, con todos los cinturones de campeón

En los premios al “Mejor boxeador 2022″ forcejeó con el inglés Tyson Fury y el ruso Dmitry Bivol. Su imagen deportiva se agiganta.

¿Como es Naoya Inoue fuera del ring? El mexicano Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), de extensa relación con él, lo definió de esta manera ante la consulta de La Nación: “Es tímido. Extremadamente tímido. Humanista y muy nacionalista. Japón no contaba con un boxeador popular así desde la aparición de Joichiro Tatsuyoshi, campeón mundial gallo 1991-1999. Tiene una particularidad; siempre busca la hazaña, lo más difícil y no lo más conveniente”.

Considerado el cuarto deportista más popular del Japón por la fundación deportiva Sasakawa. Sólo los beisbolistas: Otani Shohei y Suzuki Ichiro, junto con el patinador Manyu Yuzuru, lo superan en arraigo masivo.

 

Mike Tyson lo elogió a su manera. Rompiendo todo el protocolo literario con el cual intentamos analizarlo. El excampeón pesado dijo: “Ese monstruo es un hijo de perra… Es bueno y pega como Pacquiao. Estoy oyendo bastante sobre él. ¡Es la hora de este maldito monstruo!!! Parece ser genial…”

Por Osvaldo Principi – La Nación

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