Por Cherquis Bialo | Infobae.com<\/p>\n
Aunque ning\u00fan tiempo podr\u00e1 borrarlos de nuestra memoria, solo consta que uno muri\u00f3 y sobre el otro sabemos poco, casi nada.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n
El 1 de marzo habr\u00e1n de cumplirse 52 a\u00f1os de una haza\u00f1a que conmocion\u00f3 al pa\u00eds: el triunfo de\u00a0Horacio Accavallo<\/strong>\u00a0por puntos en decisi\u00f3n un\u00e1nime frente al japon\u00e9s\u00a0Katsuyoshi Takayama<\/strong>\u00a0en el\u00a0estadio Budokan<\/em>\u00a0de Tokio, Jap\u00f3n.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n Esa ma\u00f1ana en la Argentina, el pa\u00eds hab\u00eda adherido una radio port\u00e1til a sus orejas. Por entonces obtener un\u00a0campeonato del mundo de boxeo<\/strong>\u00a0resultaba una epopeya de \u00edntimo orgullo nacional. Es que\u00a0s\u00f3lo lo hab\u00eda logrado<\/strong>\u00a0un boxeador<\/strong>\u00a0entre docenas en m\u00e1s de medio siglo: el recordado\u00a0Pascual P\u00e9rez frente a Yoshio Shirai<\/strong>en el mismo estadio, en la misma ciudad pero 12 a\u00f1os antes, el 24 de Noviembre de 1954.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n En su rinc\u00f3n, adem\u00e1s del t\u00e9cnico Juan Aldrovandi, hab\u00eda\u00a0un hombre joven ampliamente conocido por su exponibilidad medi\u00e1tica<\/strong>\u00a0quien por primera vez en su vida habr\u00eda de estar en la esquina de un boxeador argentino. Se trataba de un empresario ya prestigioso, de incipiente predicamento internacional en el mundo del boxeo, due\u00f1o del estadio Luna Park y codiciado soltero en el jet set de la recatada porte\u00f1idad. Se llamaba\u00a0Juan Carlos Lectoure<\/strong>. Todos lo conoc\u00edan como “Tito”<\/strong>. Un enorme e inolvidable amigo.<\/p>\n Un 1 de marzo pero de 2002, su muerte caprichosa invadida de un dolor cruel e implacable se uni\u00f3 en la referencia cronol\u00f3gica a aquella gloriosa noche de Tokio 36 a\u00f1os despu\u00e9s.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n “Tito” se nos fue y sobre\u00a0Horacio<\/strong>\u00a0sabemos poco aunque tambi\u00e9n lo sentimos tan alejado como inalcanzable<\/strong>. Vive bajo el cari\u00f1o de su esposa, del resto de la familia que fue quedando, pero\u00a0invisible a la presencia de los amigos<\/strong>\u00a0que lo queremos tanto.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n Los golpes m\u00e1s duros que padeci\u00f3 no fueron ni crosses, ni ganchos; no se debieron a arcos superciliares abiertos que dificultaban su visi\u00f3n, ni a fatigas por el rigor de sus poderosos rivales.\u00a0Horacio Accavallo<\/strong>\u00a0sufri\u00f3 otros dolores, los irreparables,\u00a0la muerte de una hija en un incre\u00edble accidente<\/strong>\u00a0de tr\u00e1nsito al intentar como peat\u00f3n cruzar la esquina de Rioja y Caseros y ser golpeada por el espejo lateral delantero y antirreglamentario de una camioneta, la\u00a0lejan\u00eda de un hijo que abraz\u00f3 en un continente lejano los h\u00e1bitos asim\u00e9tricos del deporte<\/strong>, la\u00a0depresi\u00f3n econ\u00f3mica<\/strong>\u00a0por la atomizaci\u00f3n de calzado importado por los ’90 que hicieron agonizar a su marca Jaguar y seguramente el dolor invisible del alma\u2026<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n Llegaron a Jap\u00f3n a comienzos de Febrero de 1966. Lo acompa\u00f1aban “Tito” Lectoure, empresario del Luna Park, su t\u00e9cnico Juan Aldrovandi, el m\u00e9dico, doctor Luis Mancuso y su manager Hector Vaccari.\u00a0Accavallo fue el primer boxeador argentino con manager<\/strong>. El mismo lo oper\u00f3 haciendo que Vaccari, due\u00f1o de la heladeria Mickey de Mar del Plata y muchos a\u00f1os despu\u00e9s Intendente de Chivilcoy, le comprara su parte a Jos\u00e9 Ricardi, el maestro que lo hizo. Una parte fue para Ricardi y otra, “naturalmente”, para el mismo Accavallo.<\/p>\n El\u00a0ciruja de Villa Diamante<\/strong>, el\u00a0lustrabotas de Lan\u00fas<\/strong>, el\u00a0cartonero de Pompeya y Patricios<\/strong>, el\u00a0saltimbanqui y acr\u00f3bata del Circo Sarrasani<\/strong>, el\u00a0frustado wing izquierdo<\/strong>\u00a0de su amado Racing \u2013”No qued\u00e9 en las inferiores porque dec\u00edan que era chiquito”\u2013, el\u00a0pibe del carro tirado por un caballo<\/strong>\u00a0fam\u00e9lico y quejoso, acompa\u00f1ante en el pescante de su padre italiano que no quer\u00eda saber nada con el boxeo “Ost\u00e9 tiene que trabacar, ma’ que boxeo, ni boxeo, atorrante s\u00e9”,\u00a0hab\u00eda llegado a Tokio.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n Viajar no era algo nuevo para \u00e9l.\u00a0Gran parte de su campa\u00f1a la hab\u00eda hecho en Italia<\/strong>. Pero ahora no habr\u00eda de subir al ring para poder comer; ahora\u00a0ten\u00eda la enorme chance de pelear por el titulo mundial<\/strong>. Los\u00a032 a\u00f1os<\/strong>anteriores podr\u00edan ser superados por el m\u00e1s bello y ansiado sue\u00f1o, el de alcanzar el titulo mundial. Un solo argentino lo hab\u00eda logrado hasta ese momento:\u00a0Pascualito Perez<\/strong>. Misma ciudad,\u00a0mismo \u00e1rbitro Nick Pope<\/strong>,\u00a0oficial de la Marine norteamerican<\/strong>a en funciones en Pearl Harbor pero distinto estadio, el\u00a0Nip\u00f3n Budokan<\/em>en lugar del\u00a0Kuramae Sumo<\/em>.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n Pero algo extra\u00f1o habr\u00eda de ocurrir. Cuando ya llevaban dos semanas en el\u00a0Akasaka Priince Hotel<\/em>\u00a0y levantaban el ritmo de los entrenamientos con Hiroyuki Ebihara en fotos, referencias y videos, el traductor Pablo Takahashi, peruano, empleado en la Embajada Argentina,\u00a0les dijo que Ebihara se hab\u00eda lesionado en la mano y que no podr\u00eda pelear<\/strong>.<\/p>\n Los llamados telef\u00f3nicos a larga distancia desde Tokio no ten\u00edan demora.\u00a0El problema era la diferencia horaria con occidente: de 10 a 12 horas<\/strong>. “Tito” Lectoure habl\u00f3 a la WBA. Y la respuesta de su Presidente, Emile Bruneau, fue bien pragm\u00e1tica: “Si se lesion\u00f3 el uno (Ebihara), el dos ya est\u00e1 en Tokio y el 3 tambi\u00e9n es japon\u00e9s, que\u00a0peleen el numero dos del ranking mundial \u2013 Accavallo- y el numero 3 Katsuyoshi Takayama<\/strong>. El ganador obligatoriamente tiene que darle la chance en su primera defensa a Hiroyuki Ebihara. Y as\u00ed fue. Memorable noche del Luna\u2026 que ameritar\u00eda otra nota futura.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n Brillante faena la de Horacio ante Takayama<\/strong>. Su condici\u00f3n de zurdo le permiti\u00f3 comenzar a\u00a0dominar el combate desde el 4\u00b0 asalto<\/strong>\u00a0con una extraordinaria labor en el 5\u00b0, y desarrollar armoniosamente sus salidas laterales. Takayama \u2013luego musa inspiradora de una publicidad que remataba con “Takayama mentiloso”\u2013 ten\u00eda verdaderas dificultades de traslado. Y aquella derecha en punta de Accavallo,\u00a0eran como golpes de pist\u00f3n acerado<\/strong>.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n Lo m\u00e1s dif\u00edcil seria la administraci\u00f3n de energ\u00edas.\u00a0Horacio llegaba con muchas dificultades para dar el peso<\/strong>. Puesto que no pod\u00eda ingerir l\u00edquidos,\u00a0empapaba un poco de algod\u00f3n y se lo pasaba por los labios<\/strong>. A veces lo estrujaba en las enc\u00edas para tener la sensaci\u00f3n de la boca humedecida. Lleg\u00f3 bien, pero con privaciones a los 50 kilos y 800 gramos (112 libras) que marcan el l\u00edmite de la categor\u00eda.<\/p>\n<\/div>\n<\/div>\n Los ultimos rounds fueron de coraje e inteligencia.\u00a0El boxeo argentino no tuvo boxeadores m\u00e1s inteligentes que Accavallo<\/strong>. Sab\u00eda todo. Calculaba y administraba sobre sus fuerzas y las que les le\u00eda a los rivales. Y dif\u00edcilmente tomar\u00eda riesgos absurdos.\u00a0Por eso el \u00faltimo segmento, entre el 10\u00b0 y el 15\u00b0 asaltos, fueron una maravilla estrat\u00e9gica<\/strong>. Conoc\u00eda los l\u00edmites de las fuerzas y el riesgo. Y los jurados, al igual que el p\u00fablico, siempre quedaban observando a un p\u00fagil din\u00e1mico, contestatario, resuelto que\u00a0en los primeros treinta segundos y en los \u00faltimos veinte de cada asalto, se mostraba entero, r\u00edtmico\u00a0y veloz<\/b>.<\/p>\n