La mejor noche de Hugo Pastor Corro

El muchacho había nacido en Eugenio Bustos (San Carlos) en 1953, pero fue Tunuyán en donde pasó los primeros años de su vida. Acababa de caer por nocaut ante Hugo Saavedra en su propia tierra. Se cortaba el invicto de 13 combates.

Fue su 14ª pelea profesional y sólo había ido hasta San Juan a pelear un par de veces. Sus primeros 10 combates fueron en Tunuyán y en la noche del 8 de noviembre, tras la derrota, pensó drásticamente. “No peleo más y me retiro”. Tres días antes había sido su cumpleaños. No tuvo festejo pero hubo un cambio en su vida.

Le ofreció matrimonio a Norma Beatriz Argón y un mes después, el 7 de diciembre de 1974, se casaron en la iglesia de Tunuyán.

Además fue el disparador para que el boxeador anotado como Hugo Pastor Corro saltara a distintos rings del país para continuar su campaña entre los peso mediano con sus 72kg.

Pudo vengarse por duplicado de Saavedra y hasta ganó en Madrid y Roma en unos choques que lo impulsaron a escalar lugares del ranking. Reinaba Carlos Monzón desde 1970 en la Asociación y el Consejo Mundial de Boxeo. Pero en 1974 le quitaron el cinturón del Consejo y el colombiano Rodrigo Valdez debió pelear con Bennie Briscoe por el título vacante.

Ganó Valdez y lo hizo en sus primeras cuatro defensas. Luego se encontraron los dos campeones y el duelo fue para Monzón en 1976, sin que Valdez perdiera su cinturón. Se encontrarían en 1977 para unificar los dos títulos en juego y el santafesino volvió a tener el reinado absoluto.

Carlos Monzón decidió retirarse y dejó vacante el título de ambas asociaciones.

Valdez volvería a reinar porque en la pelea por las coronas vacantes superó al estadounidense Briscoe.
La mala decisión de Rocky Valdez fue darle una oportunidad al desconocido Hugo Corro en su primera defensa el 22 de abril de 1978 en el teatro Ariston de San Remo, en Italia.

Con la fortaleza de los 24 años, Corro acumulaba 43 triunfos, 1 empate y 2 derrotas en sus 46 presentaciones. Pero las apuestas favorecían largamente a Valdez, por su gran experiencia en peleas mundialistas.

Para Diego Corrientes, el entrenador del mendocino, no importaba el pasado. Iba con una estrategia precisa para su pupilo, que tenía pies planos (“Por eso me salvé del servicio militar”, contaba) pero se movía de manera inteligente sobre el ring.

Recibía pocos golpes y la “escuela mendocina de la defensa” la tenía asimilada como para bajar airoso de los cuadriláteros.

Para Valdez la bolsa fue de 125 mil dólares, más 15 mil de Fernet Branca. Para el mendocino fueron 25 mil y 10 mil dólares de Fernet Branca.

Uno de los asistentes famosos fue Carlos Reutemann que estaba compitiendo en el campeonato de Fórmula 1.

“Para el público la pelea fue muy aburrida en sus tres cuartas partes”, escribió Robinson en El Gráfico.
“Las acciones se reiteraban con la fidelidad de una fotocopia: Corro al ataque con un toque de izquierda salida. Corro atacado, paso al costado, toque y eventualmente el amarre.

Reuteman le preguntaba al cronista: “Pero peleando así, de contragolpe, o mejor dicho sin atacar ¿le darán la pelea a Corro?.

Era el plan de hacer cansar a Valdez. Corro incrementó el ritmo y pasó a un mayor ataque, de mayor profundidad, más duro. En el octavo round el mendocino se le plantó ante la primera propuesta y terminó pegando, guapeando y se lo llevó por delante, hasta que se sonó la campana.

Del 12º al 15º pasó lo que se había programado, porque Corro impuso su velocidad ayudado por el excelente estado físico. “La juventud y el ímpetu de Corro lo convirtieron en el dueño del ring. Mejor que Valdez cambiando golpes, más preciso, más espectacular con sus piernas en permanente desplazamiento y su carita ansiosa”, contó en la crónica el periodista.

“En el 13º le dio una paliza, en el penúltimo lo dominó y en el último round tocó, pegó y bailó alrededor de Valdez, pegándole y dejándolo en situaciones ridículas”, escribió Robinson. Los tres jurados lo vieron ganar y así Hugo Pastor Corro se convirtió en el nuevo campeón mundial de la AMB y el CMB.

El barrio Infanta Mercedes de San Martín, de la capital mendocina, estalló de alegría y por las calles céntricas resonaban los bocinazos y se armó una caravana. Mendoza tenía a su tercer campeón mundial, después de Pascual Pérez y Nicolino Locche.

Sabía que había algo pendiente y a su regreso Hugo Pastor se vistió de gaucho, se subió al Chevy Súper Sport recién comprado y fue hasta Tunuyán a cumplir la promesa a la Cruz Negra.
Volvió como campeón mundial.

Por Lucio A. Ortiz | diariouno.com.ar

Originally posted 2017-04-27 22:00:11.

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