Eleider Alvarez revoluciona las 175: noqueó a un ruso y va por otro

Nunca un apodo fue tan apropiado como el Storm (Tormenta) de Eleider Álvarez. El colombiano, que reside en Canadá, noqueó al ruso Sergey Kovalev y se adueñó del cinturón semicompleto de la OMB. Además, literalmente, retiró a su rival del boxeo y acabó con la fiesta rusa imaginada para finales del 2018 entre otro ruso, el campeón AMB Dmitry Bivol y el destronado Kovalev.

La doble cartelera de títulos semicompletos en Atlantic City, dejó mucho para el análisis y la especulación futura. La más importante, sin duda, fue la recompensa que el boxeo le debía al colombiano Álvarez, luego de tantos años esperando por una verdadera oportunidad. Entender como aprovechó esa oportunidad y donde radicaron sus méritos es la primera respuesta que debemos encontrar en este análisis.

Pero quedaron otras preguntas que también necesitan ser respondidas. Como la dramática forma en la que fue derrotado Kovalev, que pudo tener más de una explicación, no solo la contundencia y efectividad de su rival.

También es necesario detenerse a razonar sobre las claves de la victoria lograda por Dmitry Bivol ante Isaac Chilemba y el nuevo futuro de la división que enfrenta ahora un profundo cambio de rumbo, tanto en sus expectativas como en la programación de sus próximas peleas.

¿POR QUE GANO ELEIDER ALVAREZ?

En las expectativas previas y pese a los problemas anímicos que arrastraba desde sus dos derrotas contra Andre Ward, Sergey Kovalev llegaba a esta pelea como el favorito. Había dos diferencias teóricas entre ambos: el ruso lo aventajaba en poder a su rival y Álvarez lo superaba en calidad técnica.

Kovalev sería el de siempre, la duda radicaba en cuál sería el plan del colombiano. Por más que en esa división todos pegan duro y el propio Eleider en una entrevista nos dijo que “no descartaba ganar esta pelea por la vía rápida”, nadie apostaba por una definición tan impresionante como la lograda en ese séptimo asalto.

¿Casualidad? ¿Golpe de suerte? Para nada y en absoluto. Eleider sorprendió a todos, menos a sí mismo. El colombiano sabía que podía noquear y desarrolló una estrategia en esa dirección. El propio trámite del combate nos enseñó que nada de lo visto fue fruto de la casualidad.

En los primeros tres asaltos vimos al Eleider que imaginamos en la previa. Manejándose desde su mejor distancia, utilizando el jab de manera permanente, moviéndose alrededor de Kovalev, lanzando la derecha por detrás del jab y tanteando las facilidades que el ruso le brindaba para el contragolpe.

En ese lapso, Álvarez comprobó que su velocidad de golpeo era suficiente para penetrar la floja defensa cruzada del ruso y llegarle al rostro del rival. Al mismo tiempo pudo evaluar su asimilación. Le llegaron algunos madrazos de Kovalev a la parte alta y la zona media, pero no le afectaron. Tal es así que en el cuarto asalto, Álvarez salió a fajarse al tú por tú y pareció que caía en el boxeo que más le convenía a Kovalev.

En ese instante, en mis anotaciones, apunté ese asalto como, “emotivo intercambio y error de Álvarez” por salir a intercambiar. No fue error, por el contrario fue una muestra de confianza y el único error fue adelantar su plan de pelea, o sea la ansiedad por hacer lo planificado antes de tiempo.

En medio del asalto cuatro y cinco, la esquina de Eleider le recriminó esa prisa. “Espera un poco más, que se canse, síguelo boxeándolo y después sí ve y acábalo”. Palabras más, palabras menos, así fue el recordatorio y así ocurrió. Eleider lo boxeó mientras Kovalev iba ganando confianza, poniendo presión y descuidando la defensa.

El ruso, que a esa altura dominaba en las tarjetas, tenía un falso control del combate a partir de mostrarse más activo y agresivo, aunque sus golpes ni lastimaban ni conmovían al colombiano. En realidad, cayó en la trampa.

En el séptimo asalto, en plena ofensiva del ruso, Álvarez lo sorprendió con una derecha poderosa que lo lastimó y envió a la lona en dos etapas. Un golpe violento de efecto retardado, de aquellos decisivos y de recuperación imposible. Su lenguaje gestual fue elocuente, Kovalev estaba noqueado de pie, y el referí, David Fields, equivocadamente le permitió seguir en el combate con los riesgos que ello implica. Se sumaron dos nuevas caídas y recibió un castigo innecesario.

El mérito fue todo de Eleider Álvarez y su equipo. El colombiano llevó un plan acertado, supo descifrar el boxeo de su rival, logró administrar la paciencia a partir de sus cualidades técnicas y aprovechó el momento exacto para liquidar el combate de la manera que nadie esperaba.

¿POR QUE PERDIO SERGEY KOVALEV?

Es posible que con su impecable victoria, Eleider Álvarez haya firmado el último capítulo de una caída al abismo del ruso, que empezó con el despojo sufrido en su primera pelea contra Andre Ward, el 19 de noviembre de 2016. Basta regresar a la columna que escribí al final de ese combate, titulado, “Con Andre Ward-Sergey Kovalev perdimos todos”, para comprender la magnitud del despojo. Tal es así que debió realizarse una segunda pelea para compensar el horror de las tarjetas.

La revancha no alcanzó para recomponer la decepción y herida anímica del ruso. No afloró la rabia ni la rebeldía, cediendo el protagonismo al rival que volvió a ganar, aunque esa vez bajo razones propias. En Kovalev afloró una debilidad interior que quizás ya era parte de su ADN, solo faltaba un episodio que la pusiera al descubierto. Esa noche asumió su depresión y la consecuencia inmediata: el deseo de colgar los guantes. Se alejó primero, fue a buscar apoyo espiritual, cambió la esquina y trató de convencerse que podría regresar a ser el del pasado.

Lo ayudaron permitiéndose ir directamente por un título ante un rival accesible y nada peligroso como el ucraniano Vyacheslav Shabranskyy al que en cierta forma “noqueó con su nombre”. Ni dos asaltos completos duró la pelea. Luego defendió ante un oponente aún más a modo que el anterior: el ruso Igor Mikhalkin, que pese a todo estiró la pelea hasta el séptimo episodio.

Era imposible, ante tan floja oposición, saber si Kovalev había logrado sobreponerse en lo anímico. Su pelea contra Eleider Álvarez era crucial en ese sentido, tal como lo establecimos en nuestra columna previa para esta pelea.

El ruso en su mejor momento dominaba a sus rivales a partir de la presión y el poder devastador de su pegada. La defensa nunca fue una cualidad, no obstante mantenerse ocupado en ataque, ayudaba en ese sentido, recibía poco y aparentemente asimilaba mucho. Eleider Álvarez llegó a esta pelea consciente de las debilidades de su rival, escribió correctamente el libreto de su pelea y golpeó sabiendo que del Kovalev que reinaba antes de Andre Ward, solo restaba la carcasa.

Fue mérito del colombiano, pero también la comprobación que la depresión anímica de Sergey Kovalev se instaló para siempre en el corazón boxístico del ruso, luego de aquellas ultrajantes tarjetas idénticas que con un extraño 114-113 sentenciaron su derrota los jueces Burt A. Clements, Glenn Trowbridge y John McKaie en noviembre de 2016.

¿DMITRY BIVOL EVOLUCIONA O INVOLUCIONA?

La pelea preliminar tuvo al campeón AMB de los semicompletos, el ruso Dmitry Bivol en su tercera defensa de su cetro ante el siempre complicado Isaac Chilemba, que nunca fue noqueado, que ya enfrentó y perdió tanto con Eleider Álvarez como con Sergey Kovalev y que sería una prueba decisiva para Bivol.

El ruso mostró sus cualidades de siempre, con un boxeo agresivo y dinámico, aunque esta vez le agregó algo que todavía no habíamos tenido oportunidad de comprobar: la especulación táctica y administración de los tiempos de pelea.

Bivol salió a cumplir con su primer objetivo: presionar y noquear. Sin embargo, ante un rival de mayor tamaño, de buena extensión, asimilación y buen bloqueo, sería imposible vencer por la vía rápida. Por ello decidió trabajar el combate, lo dominó por nueve asaltos y aflojó al final dedicándose a administrar su ventaja. El ruso mantiene su evolución positiva, es un monarca sólido y a sus 27 años demuestra que aún no ha tocado techo.

¿Y AHORA QUE EN LOS SEMICOMPLETOS?

Esta cartelera fue pensada como preámbulo para una unificación entre campeones rusos (Kovalev y Bivol) manejados directa e indirectamente por una misma promotora en diciembre. Eleider Álvarez destruyó esos planes y por lo visto, no había plan B. Tras el combate no quedó claro si efectivamente ahora nos tendremos que preparar para ver a los dos campeones frente a frente.

El colombiano, seguramente, será lo que más desea. A sus 34 años y después de esperar por tanto tiempo su oportunidad, el tiempo le urge y la búsqueda será exclusiva por peleas importantes, títulos y buenas bolsas. Le asiste toda la razón.

Sin embargo, suena prematuro dar como una certeza la pelea Bivol – Álvarez como algo inmediato. El equipo del campeón AMB, primero deberá evaluar hasta qué punto les conformó la actuación de su pupilo frente a Chilemba y también digerir la dura derrota de Kovalev.

Mi presunción es que ese combate, si ocurre, sería ya en el 2019. Posiblemente Bivol se iría por una pelea mandatoria de la AMB, tal vez Badou Jack o algún otro clasificado en los primeros lugares. El colombiano, mientras tanto, si bien ha sido uno de los más evitados en esa división, ahora con un cinturón de campeón sobre su pecho, es difícil que les nieguen las oportunidades.

También podría darse para él una defensa intermedia, mientras se empieza a delinear esa unificación con Bivol y , por qué no, se reaviva el interés para que por fin el colombiano pueda enfrentar al campeón CMB, Adonis Stevenson. Las expectativas comerciales han crecido y quizás ellas faciliten la negociación.

Como sea, es inevitable regresar al título para concluir en el más importante resultado de las peleas sabatinas: con su victoria, Eleider Álvarez provocó un saludable revulsivo en la división semicompleta y ahora serán muchos los que entenderán su apodo.

Por Bernardo Pilatti | ESPN Digital

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *