San Lorenzo vuelve al ring con Barrionuevo-Veron

Por Osvaldo Principi | La Nación

l entusiasta historiador sanlorencista Adolfo Res alguna vez nos dijo con tono pasional y emotivo: “Nunca olvide al gran Luis Galtieri, El chiquito de Pompeya, campeón argentino de los medianos (1922-1925), como el primer eslabón entre el Ciclón y el boxeo. Galtieri era parte de la barra de la goma y le daba al bombo como nadie de nuestra hinchada. Allí, con el comienzo del fútbol profesional, empieza la relación entre mi club y el pugilismo”.

Hacía falta un golpe de efecto para reverdecer estos antecedentes boxísticos de la entidad azulgrana. Y ocurrió el martes pasado. Los promotores Sampson Lewkowikz y Mario Margossian acordaron la realización del combate por el título argentino welter el 7 de octubre próximo entre sus representados, Miguel Barrionuevo, catamarqueño y campeón, 11º en el ranking del CMB, con 32 victorias (22 KO) y tres reveses, ante Adrián Verón, retador santacruceño y 8º en las clasificaciones OMB, ganador de 21 cotejos (13 KO), con una derrota. Dirimirán en el microestadio: “Roberto Pando”, ubicado en la sede social azulgrana, en Salcedo 4220, en Boedo, en territorio del Viejo Gasómetro.

“El boxeo en San Lorenzo era un clásico”, comentó Carlos Bilardo al ser consultado por La Nacion. “El gimnasio estaba al lado de las piletas y se entraba por Inclán. Veíamos entrenar a todos ahí. Yo tenía mi favorito, al que alentaba siempre: El Ruso Palanique, que representaba a Argentinos Juniors. Se hicieron muchas peleas y algunas se televisaron”, agrega el doctor.

El desaparecido estadio de Avenida La Plata 1678, conformado por tablones de cedro y lapacho, presentó su primera función de boxeo profesional el 18 de enero de 1930. Germán Ballarino derrotó por puntos a Fernando Bianchini en el match de fondo. Además, albergó el combate de mayor asistencia en la historia del pugilismo nacional: 50.000 personas.

El 30 de marzo de 1957, el mendocino Pascual Pérez noqueaba al galés Dai Dower, en el primer round y ante una multitud, sobre un cuadrilátero ubicado en el campo de juego.

A partir de ahí, el boxeo ganó espacio y reputación. El gimnasio dirigido por Santiago Tabarli consagró a Héctor Pace como representante olímpico en Tokio 1964 y como campeón argentino en 1969, frente a Carlos Aro, en el Luna Park, con los colores “santos” en su bata. En aquel tiempo, asistían con frecuencia -para guantear allí-, un juvenil Oscar “Ringo” Bonavena, naciente en éste deporte, y un castigado Pascual Pérez, en el tobogán de su vida.

Ahora, este recinto con capacidad superior a los 2000 espectadores -inaugurado en octubre pasado- y destinado al básquetbol, voleibol y futsal, le dará su oportunidad al boxeo con un cotejo atractivo. Quizás el más buscado por los organizadores locales. Hoy por hoy, este desafío conforma una propuesta tentadora, basada en una rivalidad auténtica entre Barrionuevo y Verón, por obtener la supremacía nacional y acercarse a una disputa mundialista.

El microestadio “Roberto Pando” le hará un guiño al boxeo, con nuevos aires, brindándole al barrio de Boedo una noche llena de aventura y nostalgia. De presente y con sabor a pasado. Como cuando en aquellos ilustres viernes y sábados de antaño, se encendían luces que enaltecían al viejo cuadrilátero azulgrana.

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