La promesa del boxeo que se volvió adicto al crack y cayó por el ataque a tiros contra una nena

Por Nahuel Gallota | Clarín.com

Los Tevez son una familia histórica de villa La Rana. Siempre se la reconoció por el boxeo y el cristianismo. José, su padre, durante muchos años se dedicó a dictar clases de boxeo en el club Villa Concepción, frente al asentamiento de Villa Ballester, partido de San Martín, que está convulsionado por el ataque a tiros contra una nena de 4 años y el crimen de una piloto de karting, ambos en intentos de asalto, por los que señalan a habitantes del lugar.

Uno de los hijos más grandes de José es boxeador profesional. Además de entrenar y pelear, trabaja en una metalúrgica para ganarse la vida.

Julio César Tevez (23), conocido por todos como “Julito”, había seguido los pasos de su padre y de su hermano mayor: hizo numerosas peleas en su carrera como boxeador amateur. Pero hace años se volvió adicto al crack y abandonó al deporte para dedicarse a los robos.

Así, en una de las causas penales, terminó en la Unidad 9 de La Plata, donde vivió en un pabellón junto a Hugo “Pigu” Garay, un boxeador ex campeón mundial detenido por el homicidio de un barra de Tigre, y otros púgiles.

Desde el sábado está otra vez tras las rejas: lo acusan de participar del intento de robo en el que fue herida Alma Yulitta Gularte (4).

El hecho ocurrió el viernes por la noche, cuando Gimena Gularte (34) manejaba su auto y, guiada por el GPS, se perdió en las inmediaciones de la villa La Rana.

La mujer intentó escapar del asalto y los delincuentes dispararon e hirieron a la nena, quien permanece internada en el Sanatorio Anchorena, de San Martín, en grave estado. El proyectil se incrustó debajo de su parrilla costal derecha.

El papá sufre un montón por ‘Julito’. ¿Sabés en todos los problemas que lo metió?”, dice un vecino del barrio que lo conoce. “Constantemente van a su casa a buscar a su hijo por distintas macanas que se manda”, agrega.

Algunos vecinos lo señalan como culpable del ataque, aunque otros dicen que es inocente.

Un barrio donde circula el crack

La Rana es, más que una villa, un pequeño asentamiento. Clarín lo recorrió este lunes: son pocas manzanas. Según sus vecinos, el narcotráfico creció mucho en los últimos años.

Hace un tiempo, por ejemplo, fue tomado por una banda de narcos de la villa Loyola de San Martín. Pero en los últimos meses los delincuentes locales volvieron a controlar el negocio.

“Los que venden son pibes de 15 años, amigo”, asegura otro vecino. Lo que más circula es el crack, una droga que se consume mucho en villas del Conurbano y barrios de clase media. Los consumidores compran cocaína, la “cocinan” en una sartén, la envuelven en un papel para armar cigarrillos y la fuman.

“Acá hubo épocas en las que los ladrones más grandes no permitían que se trajeran autos robados al barrio, o que los pibes llegaran con carteras. Tampoco dejaron que se venda pasta base. Los ladrones de hoy financian a los pibes más chicos, para que vendan para ellos”, concluye el informante.

Este martes, a las 19, los vecinos de Villa Ballester van a marchar para reclamar más seguridad tras los dos casos que conmocionaron a todos.

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