VIDEO: Locomotora Castro y “La Mano de Dios” contra John David Jackson

Un 10 de diciembre de 1994, Jorge Castro defendió por segunda vez el título mediano AMB ante el invicto estadounidense John David Jackson. Aquella pelea no iba a ser una más sino que se convirtió en una verdadera hazaña, en un milagro difícil de olvidar. Una velada que permanecerá registrada en la historia grande del boxeo nacional e internacional.

Hace dos décadas, en un ring montado sobre un estadio de béisbol de Monterrey, Locomotora Castro recibía una verdadera paliza de parte de su retador durante los primeros nueve asaltos. “No pensé que iba a ser una pelea tan difícil como fue. Me cagó a trompadas. Tuve la suerte de sacarle una piña en el noveno y lo pude noquear”, expresó el oriundo de Caleta Olivia, Santa Cruz, en una entrevista con El Equipo. El rostro ensangrentado del argentino, su boca destrozada y su vista disminuida producto de las inflamaciones en ambos ojos, eran claros signos de aquella superioridad arriba del cuadrilátero.

“La preparación para la pelea fue normal como cualquier otro combate que hice por el título mundial. Lo que sucedió aquella noche fue que él era mucho más ligero que yo. Además, era zurdo y me complicaba. Cada vez que yo salía con una mano, él me tiraba la derecha que tenía siempre adelante y me alcanzaba antes de que llegase mi mano”, manifestó el actual Coordinador de Deportes de la Nación.

Sin embargo, cuando transcurrían dos minutos y veinte segundos del noveno round, el boxeador argentino sacó el golpe de mano izquierda que terminó con la pesadilla de Jackson, cuyo récord hasta ese momento era de 33 victorias, 19 por nocaut. De esta manera, el “Roña”, apodo que se ganó por sus peleas callejeras, rememoró aquel instante: “Lo recuerdo como si fuera hoy, eso no se me olvida jamás. Era una pelea terrible, no lo podía encontrar. En un momento me pega una piña en el mentón, me voy contra las cuerdas haciéndome el sentido, pero no lo estaba, con las manos arriba cubriéndome y fue allí donde cayó en la trampa. Por el instinto del boxeador, tiré la mano derecha para noquearlo pero le erré, volví con la izquierda y lo agarré en el mentón. Recién ahí lo pude voltear”.

Tras ese cross de izquierda, la inmensidad del norteamericano se derrumbó contra la lona. Pese a esto, se levantó luego de la cuenta de protección, pero nunca pudo recuperarse y, luego de dos caídas más consecutivas, el árbitro sudafricano Stanley Christodoulou dio por concluida la pelea. Este referí fue el mismo de aquella histórica victoria de 1976 del argentino Víctor Galíndez ante el estadounidense Richie Kates en Johanesburgo. Incluso, en ambas peleas la camisa de Christodoulou sirvió para que los argentinos pudieran limpiar la sangre de su rostro y combatir pese a las heridas.

Existe una mini historia en el descanso previo a aquel milagroso asalto. “Luis Spada, quien era mi entrenador le pidió al médico que me dé un round más: el ‘round del campeón’. Si no le ganaba en esos tres minutos, ya en el décimo no me iban a dejar pelear porque estaba todo roto. Así fue que salí a pelear y lo pude noquear”, señaló Castro. Por su parte, su ex manager Osvaldo Rivero aludió, en una nota en el diario Olé del 10 de diciembre de 2004, a aquel episodio: “Se le rogó al médico durante dos rounds para que lo dejara continuar porque Castro se tenía fe. Y Spada, que estaba en la esquina, era un hombre de gran influencia en la AMB. Así que le permitieron hacer uno más. Todos creíamos en Castro, pero nadie más que él”.

Al finalizar la velada, el púgil santacruceño se retiró al vestuario y recordó aquel momento: “Cuando me vi en el espejo, me largué a llorar. Luego me cosieron sin anestesia porque el cuerpo todavía estaba caliente y me hicieron varios puntos en cada ojo pero no sentía el dolor por la adrenalina que tenía”.

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“No sé cuántas veces se vio un final tan increíble. Pareció una película de Hollywood. Fue como Rocky, pero con un boxeador real”, describía el promotor Don King, quien a pesar de que en aquel festival peleaban figuras como Julio César Chávez, Tito Trinidad, Oba Carr y Frankie Randall, le entregó a Castro el cheque del boxeador de la noche. Incluso, la prestigiosa revista estadounidense “The Ring” la catalogó como la “Pelea del año” y como una de las 100 mas emocionantes de la historia del boxeo moderno.

Finalmente, la llegada a la Argentina con el cinturón mediano en su poder fue un momento que nunca olvidará: “Había mucha gente que me recibió muy bien en el aeropuerto de Ezeiza. Después en el límite entre Chubut y Santa Cruz, muchísimas personas me esperaron y se hizo una caravana de 20 kilómetros de autos. Fue muy lindo”. Y agregó el actual profesor de boxeo: “La gente me sigue recordando bien. Hasta el día de hoy, muchos piensan que sigo peleando, me piden autógrafos y me sacan fotos a pesar de que hace ya ocho años que dejé el boxeo. Pero como la tecnología está más avanzada que antes, hay muchos chicos de 15 años que se meten en Youtube y ven la pelea del Roña”. Sin embargo, Castro evita ver sus peleas del pasado y, por supuesto, tiene su motivo: “Cuando las veo, me duele”.

Por elequipo-deportea.com

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