Hambre y corazón de Andy Ruiz pudieron más que físico y técnica de Anthony Joshua

Anthony Joshua, dueño de unos de los puños más poderosos de la actualidad, pisaba por primera vez un ring en los Estados Unidos. El nocaut era una posibilidad firme. Lo que nadie esperaba era que Andy Ruiz, habitante de la segunda fila del boxeo, fuera el encargado de ponerle un final anticipado al combate en el Madison Square Garden, Estados Unidos. Pero el retador hizo caer el imperio de los pesos pesados.

El británico cayó dos veces en el tercer round y volvió a tocar la lona por duplicado en el séptimo asalto. La cuarta caída, la última, marcó el nocaut técnico con el que Ruiz, que estaba 32 a 1 abajo en las apuestas, le sacó el invicto, se quedó con los tres títulos en juego e hizo historia en Nueva York.

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Casi nadie conocía a Ruiz, que –a pesar de un récord interesante, con apenas una derrota, y un par de títulos intercontinentales– ni siquiera era el rival original de la pelea. Es que en un primer momento, Joshua iba a pelear con Jarrell Miller, pero un resultado positivo en un control antidóping dejó fuera del ring al estadounidense hace dos meses.

Así se abrieron las sogas del ring para Ruiz, nacido en California pero al que los mexicanos sienten como propio. Así llegó por primera vez al Madison Square Garden, recinto legendario del boxeo.

Ambos con 29 años, las estampas no podía ser más opuestas en el inicio de la pelea. Joshua, el rey de la AMB, la OMB y la FIB, de 1,98 metros de altura y espigado, con músculos de mármol. Ruiz, el retador, rechoncho y diez centímetros más bajo que el campeón.

Los dos primeros rounds trascendieron con tranquilidad, como si se tratara de una pelea más. Como suele suceder, fueron minutos de estudio. Todo cambió en el impresionante asalto siguiente.

En el tercero, Joshua pegó primero y, con más de dos minutos por delante, mandó al suelo al estadounidense con ascendencia mexicana. Era la confirmación del plan que había ido a ver la mayoría de los espectadores. Nadie tenía entre sus cálculos que Ruiz se levantara y respondiera como lo hizo, derribando en dos ocasiones a Joshua antes de la campana.

Andy Ruiz derriba a Anthony Joshua en el séptimo round de una pelea en el Madison Square Garden. (Al Bello/Getty Images/AFP)

Allí nació un nuevo combate. Joshua lucía ahogado y, cuidadoso, intentaba aprovechar su mayor alcance para guardar distancia. La prudencia mandaba. Incluso buscaba aire casi recostado sobre las sogas.

El campeón pareció recomponerse, con mucho trabajo, en el sexto round, en el que le propinó un duro golpe a Ruiz. Pero la nariz sangraba y su cuerpo seguía mandando señales de preocupación.

Entonces llegó el séptimo round, el capítulo final. Contra todo pronóstico, Ruiz volvió a tirar al rey. Joshua se levantó, pero el nocaut ya era más que una sensación; era una cuestión de tiempo. Y segundos más tarde, el local derribó por cuarta vez al inglés. El árbitro comenzó la cuenta ante el desconcierto de Joshua, que consumió tiempo, se acercó al rincón a buscar aire y atinó a aprobar la continuidad. Sin embargo, Michael Griffin detuvo la pelea y cerró el relato de una de las grandes veladas de 2019.

Fue la primera derrota para Joshua, que ahora tiene un récord casi perfecto: 22 victorias (21 por nocaut) y 1 derrota.

Para Ruiz (registro de 32 triunfos, 21 por la vía rápida, y 1 derrota) fue su noche feliz en el deporte. Antiguo campeón intercontinental de la Organización Mundial de Boxeo y de la Federación de Boxeo de América del Norte, le arrebató a su rival los tres cinturones mundialistas: el de la Organización (OMB), el de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y el de la Federación Internacional de Boxeo (FIB).

Por clarin.com

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