A 42 años de la última pelea de Carlos Monzón: “Se lo prometí a mis hijos, a Susana y también a Brusa; me voy con toda la gloria”

“El boxeo me dio todo, pero yo le entregué mis sacrificios y mi juventud. Es tiempo de empezar a disfrutar de la vida sin privaciones”, aseguró después de la victoria. Y cumplió. Aquel 30 de julio de 1977, hace 42 años, Carlos Monzón se despidió del pugilismo profesional tras vencer por puntos al colombiano Rodrigo Valdez y así defender por 14ª vez su título mediano de la Asociación Mundial de Boxeo y del Consejo Mundial de Boxeo.

Ese combate, que se disputó bajo un diluvio en el estadio Louis II de Mónaco, fue la revancha del que ambos habían protagonizado 13 meses antes en el mismo escenario y que el santafesino también había ganado en fallo unánime y ajustado ante un rival que había llegado muy apremiado por el peso y que cinco días antes había sufrido la muerte de uno de sus hermanos.

Al igual que el primer combate, el segundo no fue sencillo para el campeón, que en el segundo round tuvo que apoyar su rodilla derecha en la lona tras una derecha corta y potente de su rival que llegó plena a su rostro. Fue un instante: enseguida se incorporó dando señales de que estaba entero.

Después de ese sacudón y de un tercer round también complicado, el púgil de San Javier, que llevaba ya casi siete años como campeón del mundo (había conquistado el título el 7 de noviembre de 1970 en Roma ante Nino Benvenuti), comenzó a recuperarse, aunque el colombiano mantenía la ventaja. Recién en el noveno asalto Monzón empezó a inclinar la balanza a su favor.

En el inicio del décimo, un gancho de derecha conmovió a Valdez, quien luego soportó estoico y de pie dos minutos y medio de duro castigo que le provocó una profunda herida en el arco superciliar izquierdo. Desde entonces y hasta el campanazo final, el último que escuchó sobre un cuadrilátero, el dominio fue de Monzón.

Antes de escuchar el fallo, el campeón abrazó a Amilcar Brusa, su entrenador; a su coterráneo Miguel Ángel Cuello, por entonces campeón mundial mediopesado; a Cacho Steimberg, su amigo y administrador; a Abel, uno de sus cinco hijos, y a Juan Carlos Lectoure.

Luego llegó la decisión: el británico Roland Dakin (144-141), el alemán Kurt Halbach (147-144) y el italiano Mario Poletti (145-143) lo vieron ganador.

“La pelea fue dura. Él guapeó más que la vez anterior, además se dio el lujo de tirarme. Creo que será mi sucesor”, sostuvo tras la victoria. Tuvo razón: cuatro meses después, Valdez conquistó los títulos de la AMB y el CMB que Monzón había dejado vacantes al derrotar al estadounidense Bennie Briscoe, aunque los perdió en su primera defensa ante otro argentino, el mendocino Hugo Pastor Corro.

“Esta fue mi última pelea. Se lo prometí a mis hijos, a Susana (Giménez, por entonces su pareja) y también a Brusa. Me voy con toda la gloria, ya no me queda nada por conseguir”, enfatizó Monzón ese 30 de julio. Luego bajó del ring y nunca más subió.

Por clarin.com

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