La particular teoría de Maravilla Martínez sobre la creación del coronavirus

Todo el saber científico del planeta está abocado al conocimiento profundo del coronavirus. Su origen, su comportamiento, sus efectos y su potencial tratamiento y cura. Respecto al inicio de la enfermedad, existe consenso en la comunidad científica sobre el origen animal del virus. Pero hay personas que desconfían y tienen otras teorías. Una de ellas es el boxeador argentino, Sergio Maravilla Martínez.

Martínez vive en Madrid, uno de los centros de la pandemia. “En España antes de la cuarentena se fueron de vacaciones 2 millones de personas, por eso se expandió tanto el virus”, explicó Maravilla en charla con Un Buen Momento, en Radio La Red. El boxeador, que estaba retirado, tenía pensada una pelea para junio, pero la suspenderá. Ahora, cuando lo consultaron por la enfermedad, fue contundente: “Yo no creo en nada de lo que se diga”.

“Es evidente que hay intereses”, señaló Maravilla al reflexionar sobre las discusiones sobre el coronavirus. “Hay cuatro o cinco que mueven los hilos. Si en el año 63 mataron al presidente de Estados Unidos, cualquier conspiración puede ser creíble. Al tipo más importante del mundo le pegaron un par de tiros. Lo de las Torres Gemelas, también. No quiero ser conspiranoico, pero hay cosas que son evidentes”, enumeró Martínez.

Maravilla Martínez y el origen coronavirus

El boxeador definió la idea base de su pensamiento: “El mundo es una pantalla y lo que vemos nosotros no es la realidad”. Según Maravilla, “hay intereses y esto es una guerra”. Para Martínez, los conflictos políticos podrían haber derivado en la pandemia. “No se sabe bien qué pasó. Pero hay alguien que dijo que hoy en día las guerras son químicas. Así que no sería sorpresa si esto es parte de una guerra”.

El origen animal del coronavirus es la explicación de la ciencia, pero Maravilla desconfía. “Lo de que una persona se comió un murciélago yo no me lo creo”, dijo Martínez. “Un murciélago puede ser lo más limpio que se coman los chinos hoy. Pero ahí hay laboratorios, cosas que no conocemos y lo vemos lejano. No entendemos la perversión que puede llegar a tener un grupo político o un grupo humano. Hay cosas brutales”.

Fuente: El Intransigente

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