A latigazo limpio: a 33 años del título mundial welter junior de Coggi

Eran otros tiempos. Ubaldo “Uby” Sacco llegó a campeón mundial, pero su reinado fue efímero. Patrizio Oliva le ganó por puntos el 15 de marzo de 1986 y se quedó con la corona welter junior WBA que, alguna vez, habia pertenecido al gran Nicolino Locche.

Juan Carlos “Tito” Lectoure, el promotor del Luna Park, tenía una carta en la manga: Hugo Ariel “Pajarito” Hernández. Un zurdo noqueador y aguerrido. Así que tras hablar con Rodolfo Sabbatini (hijo) logró que Oliva le fuera a dar una chance al argentino.

Eran otros tiempos.

Cuando todo estaba prácticamente asegurado para “Pajarito”, Lectoure organizó una pelea por el campeonato argentino con Juan Martín “Látigo” Coggi: zurdo, áspero, noqueador, santafecino y pupilo de un maestro como Santos Zacarías.

¿Era necesario exponer a Hernández, cuando ya tenía su chance asegurada? Pues bien, la pelea se hizo y dividió en gran parte a la familia del boxeo, pero en partes desiguales. Para la gran mayoría, Hernández era el favorito. Coggi, a los 25 años, era un prospecto interesante y difícil, pero para la mayoría todavía le faltaba maduración.

Una minoría importante, sin embargo, arrugaba el ceño: “Coggi pega muy fuerte, no se pueden confiar”.

La pelea se efectuó en el Luna Park el 25 de octubre de 1986. Hugo Basilotta, quien por entonces era principal sponsor de Coggi con sus alfajores Guaymallén, le tenía una fe extraordinaria. “Hasta aposté con el sponsor de Hernández. Estaba seguro de que Coggi iba a ganar”.

Resultado: Coggi metió manos demoledoras y, a pesar de la bravura de Hernández, lo noqueó en tres asaltos.

¿Y ahora?

Lectoure tuvo que convencer al hijo de Sabbatini, “Te lo pido por la memoria de tu padre, ya está el compromiso, Coggi ganó de casualidad, pero gano y estaría bueno que reemplazara a “Pajarito”, fue casi de casualidad”, mintió Lectoure. Rodolfo Sabbatini –quien con Lectoure y Bob Arum habían conducido la carrera de Carlos Monzón- había fallecido el 5 de enero de 1986.

Como dos y dos suelen ser cuatro, el razonamiento era “Si Hernández era un rival difícil y Coggi lo noqueó fácilmente, darle la chance contra Oliva no será un buen negocio para Oliva”.

Y así fue que, respetando palabras y compromisos, Patrizio Oliva, a los 28 años, con una campaña de 48 peleas, todas ganadas, 20 por la vía categórica, le dio la oportunidad a Juan Martín Coggi.

“Látigo” tenía 25 años y había ganado en 31 peleas, 18 por la vía categórica, una derrota (Adolfo Arce Rossi, 1985, Luna Park) y un empate.

La pelea fue en el Palazzo Dello Sport de Ribera, Sicilia, un 4 de julio de 1987.

“Lectoure me dejó llevar el balde”, recuerda hoy, emocionado, Hugo Basilotta. “Y es uno de los más grandes recuerdos de mi vida. Tito le gritaba en el rincón a Coggi que voleara la izquierda. Es más, llegó a decir que si “Látigo” no hacía caso a sus instrucciones, se iba del rincón. Cuando Coggi, obedeciendo a Tito, tiró la izquierda voleada, se terminó la pelea, luego de casi sacarlo del ring… Fue emocionante, único”.

Zacarías nunca aceptó del todo la injerencia de Lectoure y, de hecho, tras esa pelea, que Coggi ganó en forma espectacular, la relación no fue buena entre el promotor y el equipo.

Ya en la semana previa, Lectoure había dicho que Coggi “Era bueno, pero Oliva es un tremendo campeón y la pelea es muy difícil…”

Zacarías le planteó a Lectoure que por qué no afirmaba que Coggi iba a ganar y listo. “¿Qué quiere, Zacarías, que le diga la verdad y que se arrepientan? Déjelos que se crean que Coggi tiene pocas chances de ganar…”

Coggi le ganó a Oliva con un nocaut similar al que Monzón doblegó a Benvenuti. Esos dos triunfos en territorio italiano, tuvieron segundas lecturas. Los dos eran santafecinos; tanto Oliva como Benvenuti habían sido campeones olímpicos y eran favoritos absolutos y Coggi siempre fue un gran admirador de Carlos Monzón.

Según Alberto Zacarías, “Con el tiempo se nota que la victoria de Coggi fue todavía más valiosa que la de Monzón, porque Benvenuti ya no estaba en su mejor momento; en cambio, Oliva venia invicto y estaba en el tope de sus condiciones”.

Comparaciones al margen, lo cierto es que la victoria de Coggi fue realmente espectacular. Con su hijo Martín en brazos, festejó como nunca y merecidamente, puesto que Oliva, invicto y campeón, era por cierto un rival de gran nivel. Sin embargo, Coggi lo noqueó y no de una “mano afortunada”, sino por medio de una paliza.

Honor también a Don Santos Zacarías, que años antes, en 1980, consagró su primer campeón mundial a través de Sergio Víctor Palma, quien también doblegó a un campeón Olímpico: Leo Randolph.

En ambos casos, con un condimento muy especial. Es que tanto a Palma como a Coggi, los tomó desde el momento cero y supo llevarlos, con cuidado y enseñanzas, a campeones del mundo.

Aquellas diferencias entre Lectoure y Zacarías y Coggi se fueron haciendo mayores. Finalmente, por esa y otras razones, “Tito” terminò retirándose del boxeo como promotor.

Aquella noche, la del 4 de julio de 1987, cuando el referí norteamericano Bernie Soto proclamó la victoria de Coggi, ha quedado como un hito del boxeo argentino.

Empezaba el reinado de un boxeador inteligente, pegador, determinado y también apasionado. Un hombre que se abrió paso, como su seudónimo, a latigazo limpio.

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