Boxeo: Roy Jones Jr., un campeón multifacético

Para matar el tiempo, en la espera por una nueva defensa de su título supermediano, prefirió quemar su ansiedad en otra actividad. Por la tarde, jugó 14 minutos y anotó cinco puntos para los Jacksonville Barracudas, un equipo de basquetbol de la USBL (una liga profesional norteamericana de tercer nivel); por la noche, el base de 1,80m se calzó los guantes, venció por KO técnico en el 11° round al canadiense Eric Lucas y retuvo la corona de los supermedianos de la FIB. Ocurrió el 15 de junio de 1996. Roy Jones Jr., figura aclamada del boxeo mundial, talento supernatural, confesaba estar aburrido y sin motivaciones sobre los rings y que por eso repartía su tiempo lanzando al aro.

Un lustro transcurrió de aquel llamativo hecho. Hoy, Jones Jr., de 32 años, sigue siendo campeón, ahora de los semipesados, es uno de los mejores peso por peso del mundo y multiplicó sus actividades extra. Al mismo tiempo, cultivó su personalidad tan peculiar y abrió un abanico de paradojas, sobre todo en los medios norteamericanos. ¿Por qué no se convirtió en una figura tan marketinera como Oscar de la Hoya o Mike Tyson, si muchos lo consideran -y no exageran- como el sucesor de Ray Sugar Robinson?

Roy Jones Jr. está acostumbrado a los reconocimientos morales. Asomó como un atleta completo en los Juegos Olímpicos de Seúl, en 1988, cuando perdió la final de los medianos juniors con el coreano Park Si Hun tras un fallo tan escandaloso que, a modo de consuelo, premiaron a Jones Jr. como el boxeador más deslumbrante del certamen.

Inmediatamente varios pares de ojos se fijaron en su potencial para el profesionalismo. La cadena de televisión NBC contrató a Jones Jr. en 1989, pero rápidamente ganó el desencanto. La influencia de Roy Jones Sr, padre del boxeador, seleccionando exhaustivamente los rivales de su hijo, terminó por cansar a la empresa, que sólo televisó dos peleas de su flamante estrella. La relación se quebró definitivamente cuando Jones padre programó a Roy Jr. con Derwin Richard, campeón de Texas, y el que subió al ring, en su lugar, fue un tal Tony Waddles, un peleador de clubes sin ninguna experiencia. La NBC canceló el convenio y el Estado de Florida retuvo por un mes la licencia de Jones Jr. por el fraude.

Sin embargo, situó su base en Pensacola (Florida) y empezó a noquear. En los comienzos, sólo el argentino Jorge Locomotora Castro soportó de pie hasta el final del combate, en 1992. Al año siguiente, capturó el título mediano de la FIB (venció a Bernard Hopkins, próximo rival de Félix Trinidad) y en 1994 se adueñó del cinturón supermediano (le ganó a James Toney).

Todos querían verlo. Defensa impecable, manos certeras y un caminar el ring como si estuviera patinando sobre hielo. Iba rumbo al estrellato. Entonces, la cadena HBO lo unió a su plantel boxístico, que en la actualidad tiene los derechos sobre Oscar de la Hoya, Naseem Hamed, Félix Trinidad y Lennox Lewis, entre otros.

Pero el cuidado excesivo en la elección de los oponentes, evitando a los más peligrosos, se convirtió, poco a poco, en el eje principal de las críticas que sobre él recaen. A pesar de su visible fortaleza, Jones Jr. empezó a dejar entrever su temor a recibir castigo y a sufrir lesiones e incrementó su estilo defensivo.

Al tiempo que arrancaba su primera temporada de basquetbol, en 1996, Jones Jr. alcanzaba el título semipesado de la FIB. Y en su primera defensa sufrió la única derrota de su carrera (45 victorias, un traspié y 36 KO): golpeó a Montell Griffin antirreglamentariamente (ya lo tenía groggy) y fue descalificado.

Tiempo después se lo asoció a deportistas como Michael Jordan y Tiger Woods, y la empresa Nike lo contrató como modelo de su indumentaria. Jones Jr. se dio cuenta de que también fuera del ring podía sacar réditos. Su rostro empezó a aparecer en numerosas series de TV en los Estados Unidos, HBO lo ubicó como comentarista de las grandes reuniones boxísticas que no lo tenían como protagonista, acompañó a Muhammad Alí (su referente pugilístico) en campañas en favor de los niños…, y llegó a la música.

En 1998 creó el sello independiente Body Head, en el que grabaron variados artistas de rap, blues y gospel. ¿Sólo empresario? No, en breve estará en la calle el primer trabajo discográfico de Roy Jones Jr., que le puso voz a un cd que se titulará “Round One” (hasta grabó un video de difusión).

Mientras tanto, él sigue noqueando, se defiende de los que lo acusan de elegir rivales fáciles y, dejando a un costado los amagos por subir a pelear entre los pesados, piensa en bajar unos kilos para un millonario choque con Tito Trinidad.

En el boxeo, mueve una montaña de dólares (acaba de renovar su contrato con HBO, por 3 años, a cambio de 30.000.000); en el basquetbol, es un discreto base en los Sarasota Sun Dogs; sigue, altruista, los pasos de Muhammad Alí; utiliza su carisma para la TV, y ahora también para la música.

La misma prensa que lo eligió como el mejor pugilista de los 90, ahora le reclama el paso hacia la grandeza. Roy Jones Jr., en cambio, asume el papel de superestrella desperdiciada con normalidad. “Lo que mucha gente no entiende es que a mí no me preocupa el Roy Jones que está sobre un ring. Ese Roy Jones se pondrá viejo algún día y no podrá hacer lo que hace ahora. Es más importante el que está fuera del ring. Ese es el Roy Jones que a mí me interesa.”

Por La Nación

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