Omar Chávez, hijo de JC Chávez, con pistola y fajos de billetes antes de su pelea

La carrera de Omar Chávez está llena de capítulos oscuros y controversiales. Por más oportunidades que tuvo, el hijo de Julio César Chávez perdió la pasión de ponerse los guantes. En sus último cinco peleas, lo derrotaron Roberto García, José Carlos Paz y Oziel Santoyo. Ganó una por nocaut, ante Andrés Villamán, y otra por decisión unánime frente a Nicolás Luques Palacios, en Culiacán. Pero nunca pudo alejarse del juego, los excesos y la polémica.

El regreso de Chávez (38-6-1, 25KOs) está marcado para el 25 de septiembre, en la misma función que su hermano, Julio César Chávez Jr., y su papá, el gran campeón mexicano. Desde entonces, el sinaloense, que no pelea desde junio de 2019, empezó su preparación para volver al ring: en silencio, sin reflectores, con sólo necesario. Y, sin embargo, llegó otra vez la controversia. Porque Omar apareció cantando, recostado en su sillón, con una pistola y fajos de billetes, en un video de  su cuenta de Instagram.

“Bien placoso y malandrón”, cantó Chávez, con la música de fondo de ‘La escuela nunca me gustó’, de Adriel Favela, cuya letra también dice: “Aun recuerdo aquellos tiempos de la prepa/ ya traía un billetón/ desmadroso desde morro/ ya ni modo esta vida me tocó/ y aquí andamos al millón”.

Recientemente, Omar fue internado en una clínica de rehabilitación, porque “se estaba portando mal”, según reveló su papá, el gran Julio César Chávez. “No me da vergüenza decirlo: a Omar lo acabo de agarrar y encerrar, iba a pelear en mi función pero se estaba portando mal y vámonos para adentro”.

El video se reprodujo en redes sociales y otros sitios relacionados con el boxeo. Por parte del sinaloense, el mensaje de aclaración llegó hasta días después: “Decirles que me encuentro bien y una disculpa si se mal interpretó algo que hice por diversión y ocio. Gracias a las personas que me han apoyado, en especial a mi madre que ha estado en mis mejores y peores momentos. Aquí seguiremos tratando de seguir adelante”.

Aún sin un rival definido, el hijo de la leyenda del boxeo mexicano lucha contra sí mismo para volver al ring y recuperar eso que tenía y después olvidó: la pasión de ponerse los guantes. Lo espera un camino a contrarreloj.

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