Maravilla: “Ese momento le dio la épica a la noche, al título y a mi carrera”

Podría haber sido el título del famoso tango, pero los “20 años no es nada” se levantaron más temprano, lo madrugaron. Aunque, en este caso, al contrario: ocho años es todo. Es el lapso que transcurrió desde la noche en la que Sergio Martínez disparó una serie de virtudes como si fuera un uno-dos con sus puños sobre el rostro del rival y todavía se recuerda tibio, caliente, hirviendo de emoción. Paradójicamente, el cuerpo que sufrió resultó el de él, en una pelea que tenía ganada y cambió de dirección a partir de que cayó a la lona. Valga la ironía, en charla con Olé luego de salir del entrenamiento de cara a su próxima pelea, probablemente en Torrelavega (donde hizo la anterior), Maravilla aceptará que agradece esa caída, esa épica de valentía, sacrifico y determinación porque le cambió la vida. Mucho más que el cinturón de los medianos del Consejo Mundial de Boxeo que aquel 15 de septiembre del 2012 el quilmeño le arrebató en las tarjetas a Julio César Chávez Jr en un Thomas and Mack Center de Las Vegas colmado de mexicanos que veían cómo su crédito se quedaba sin efectivo.

-¿Te acordaste que hoy era el día de la pelea?

-En realidad, no. No soy de fijarme en esas cosas. Pero me lo fueron diciendo, recibí algunos llamados por teléfono, así que lo terminé sabiendo, sí.

-Parece que no sos muy de aferrarte al pasado…

-No soy de quedarme con las cosas del pasado, si bien sé que esa noche fue muy importante para mí. No lo voy a negar. Todos los deportistas tenemos algo que nos marca. Como los partidos que jugaba Sabatini contra Graf o Seles; el gol de Maradona a los ingleses; el día que Del Potro le ganó la final del US Open a Federer… Es un partido, un día, una noche. Y ésa fue mi noche.

“No me la querían dar la pelea porque sabían que le iba a ganar”.

-Se sabe que ganaste 11 rounds y casi la perdés en el último… Pero voy al antes. ¿Es verdad que no te querían dar la chance de hacer esa pelea?

-Exacto, No querían porque le iba a ganar a Chávez. Y Chávez no solo era un boxeador, era una maquinaria. Cuando combatía llenaba estadios, tan solo por el apellido que tiene, más allá de sus condiciones. Probablemente todavía los llene. Entonces es por eso que no me la querían dar. Estaba Top Rank y HBO en el medio. Y hubo una presión muy fuerte en el mundo boxístico que generaba yo, por supuesto. Pero vamos… que me puse a luchar de una manera brutal para conseguirla. Fue durísimo, yo no recuerdo otro boxeador que haya hecho lo que hice yo, fue una locura. A mí me podrían haber cortado las piernas, como decía Maradona. Los brazos, en mi caso. Me podrían haber desplumado. Pero logré conseguir una chance que provocó que echaran a la cúpula mayor de HBO, hubo una presión muy fuerte. Eso, finalmente, fue lo que hizo que el subibaja se inclinara hacia mi lado. Si no hubiera presionado de esa manera, no me habrían dado la chance.

-Fue la victoria más importante de tu carrera. Ahora… ¿alguna vez te pusiste a pensar qué habría ocurrido si hubieras perdido esa noche?

-No lo llegué a pensar. Quizá por inconsciencia, ego. Pero un ego necesario, eh. Porque el campeón del mundo que no tiene ego, no existe. Es el soldadito de batalla que tenemos que tener, porque sin eso no vamos a ningún lado. Quizá eso es lo que me hizo pensar en que Junior ni me podía ganar… ¡que ni me iba a a pegar! De hecho, fue así el 99% de la pelea.

“Ese momento le dio la épica al título, la noche y mi carrera”.

-¿Sin esa pelea no hubieses llegado a ser lo que sos?

-Más que la pelea fue el momento crucial del último asalto. Hoy doy charlas motivacionales, di como más de 500. Lo que a veces digo, cuando me preguntan por qué no salí cuando Junior me tiro y en lugar de escaparme lo fui a encarar, es… ¿Ustedes creen que yo me podría parar acá adelante si hubiera salido?’. Imaginate: Chávez me tira, me levanto, yo tenía capacidades mentales y físicas, lucidez para moverme, para escaparme de su ataque. Ahora… ¿con qué autoridad moral yo me puedo parar en un escenario delante de la gente a dar una charla y decir que en la vida hay que luchar? ¿Con qué cara? Entonces, todo eso no me lo dieron los 11 rounds que yo le gané a Chávez, me lo dio ese último asalto. Lo mismo para el resto de las cosas, para todo lo demás, eh. Yo soy ese momento. Yo soy el momento en el que aguanté los embates de Chávez cuando me tiró a la lona.

-Tampoco hubiese sido lo mismo si la ganabas sin épica…

-Mi combate sería como el de Williams o el de Pavlik. Ese momento le dio la épica a la noche, al título y, probablemente, a mi carrera.

“Me cambió todo, hasta me involucraron con famosas”.

-Menos mal que te tiró en el último…

-Totalmente. Pero totalmente… A mí, lo que me fortaleció a nivel espiritual, en lo personal, mediático, trascendental y boxístico fue ese momento. Haber sido derribado por Junior y haberme levantado, esos diez segundos fueron el punto de inflexión de mi vida.

-¿Qué te cambió en lo inmediato?

-Yo iba a la Argentina y no podía caminar por la calle, no podía estar en un restaurante, una locura. Comenzaron los momentos más difíciles de mi vida, incluso boxística. Porque uno se prepara para ganar, para ser campeón, no para ser famoso. No reniego de eso. Pero no entendía nada.. De repente, paparazzis… ¡y no entendía nada! Me involucraban con alguna que otra famosa, algunas eran mentiras y otras verdades… ¡y yo no entendía nada! Hubo algunos aspectos bonitos, pero otros muy difíciles. Por ejemplo, estuve en Humahuaca, con gente que me trató con mucho respeto, calidez, manteniendo una distancia. Pero iba a Buenos Aires y eso era imposible que sucediera. Por eso digo que fue bonito, pero también difícil..

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