Nevada, aquel lugar donde mataron a Ringo Bonavena

Podría considerarse que Nevada es uno de los estados más “nuevos” de la Unión. Se separó de Utah en 1861 y se convirtió en el estado número 36 de los Estados Unidos. Una tierra muy dura, del centro oeste de aquel país y que debe su nombre a un fraile español que la había bautizado “Sierra Nevada”. Hoy, aquel estado “poco importante” define quién será el próximo presidente de los Estados Unidos. Los ojos del mundo están puestos en Nevada.

Tierra de casinos, hoteles y turismo, vivió la fiebre del oro y el consecuente crack de la minería cuando el metal se acabó.

Sin embargo, para los argentinos, Nevada tiene un recuerdo particular. Meca del juego, las apuestas y el boxeo, fue allí donde el 22 de mayo de 1976, unos meses después de su última pelea, fue asesinado a tiros el boxeador de peso pesado probablemente más carismático y particular que haya tenido la Argentina: Oscar Natalio “Ringo” Bonavena, aquel grandote simplón de pies planos y pegada fuerte, que supo coquetear con el cetro mundial. Su voz finita contrastaba con su casi 1,80 mts de músculos. Tal era la popularidad de “Ringo”, que se había colado en nuestra TV de los sesenta y setenta, con los famosos ravioles de su madre Doña Dominga, y el cine.

A Ringo le faltó un cinturón de campeón del mundo, aunque todos los amantes del box recuerdan sus peleas con Floyd Paterson, Jimmy Ellis, Joe Frazier, o incluso Mohammed Alí. Casi lo noquea en el décimo, pero el americano convertido al Islam se recuperó y lo tiró tres veces en el round 15.

Ya con su carrera en declive se instaló en Reno, Nevada, de la mano de un siciliano llamado Joe Conforte, dueño del famoso establecimiento “Mustang Ranch”, un burdel, prostíbulo y casino. Ringo cometió la imprudencia de tener una relación demasiado amistosa con la esposa del mafioso, Sally Conforte, quien se convirtió en su manager y protectora. Aquel 22 de mayo, luego de un llamado que fue una trampa mortal, Ringo quería entrar a la fuerza al Mustang Ranch. Había roto el contrato, había peleado con Conforte y se volvía a la Argentina. Por eso, el mafioso siciliano había ordenado la muerte de Ringo y le había prohibido su entrada al Mustang Ranch.

Conforte lo hizo asesinar por Ross Brymer, un guardaespaldas. Fue un escopetazo certero al corazón en medio de una andanada de disparos.

Ringo tenía 33 años, y fue despedido una semana después en el Luna Park por más de 150.000 personas. Los cronistas de la época cuentan que Brymer odiaba a Ringo. Era un ex boxeador al que el argentino había puesto KO en una sesión de guantes. Además, para hacerse de papeles americanos, Sally había hecho casar a Bonavena con una de sus prostitutas, novia de Brymer.

El guardaespaldas de Conforte le disparó seis balazos a Bonavena. Uno de ellos atravesó el corazón de Ringo, que volvía a la Argentina al día siguiente. Por aquellos años, pasamos meses leyendo revistas con las historias de Ringo, su relación con Joe y Sally Conforte, y su muerte. Y supimos de Nevada, esa tierra un poco salvaje que hoy define el destino del país más poderoso del mundo.

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