Manny Pacquiao, ¿tiene todavía algo que aportar al boxeo?

Qué más puedes pedirle o exigirle al único púgil que en la historia del boxeo ha sido capaz de ganar en ocho divisiones diferentes y ser uno de cuatro peleadores en ganar fajas mundiales en tres décadas distintas?

Nada, absolutamente nada.

La excepcional hoja de vida de Manny Pacquiao (62-7-2, 39 KO’s) constituye una patente de corso deportiva, que le honra y le coloca como uno de los mejores boxeadores en lo que va de siglo XXI.

Haga lo que haga contra el cubano Yordenis Ugás (26-4-0, 12 KO’s) el 21 de agosto en la T-Mobile Arena de Las Vegas, su legado estará ahí…; es incuestionable.

Y es que la carrera de Pacman ha sido forjada a la antigua usanza, como dirían los viejos: “picando piedras” y sin los subterfugios tan comunes del presente.

Recientemente Pacquiao respondió a un ataque de Floyd Mayweather Jr. en una entrevista con FightHub TV, definiendo su manera de asumir el deporte: “es diferente pelear contra un rival fácil por dinero, a pelear con alguien que es bueno para consolidar tu legado”.

Ya lo dijo el gran guerrero mexicano Julio César Chávez en un video que circula en redes sociales: “ahora (…) cualquier pendej… es campeón del mundo. Cualquier pendej… tiene cinco o diez campeonatos del mundo”.

Manny es una de las excepciones que confirma esa regla.

Con altas y bajas, su trayectoria no se ha visto empañada por la prolongada guerra fría entre promotoras y tampoco él ha tomado ventajas en un contexto donde algunos peleadores han conseguido tanto poder que escogen, condicionan y pagan a sus rivales.

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Quizás su punto más bajo fue cuando subió lesionado a pelear contra Floyd Mayweather Jr. el 2 de mayo de 2015. Él debió renunciar o pedir la posposición del encuentro. Pero un cheque con demasiados ceros y la volatilidad de Floyd le nublaron la vista.

Nadie es perfecto en la viña del Señor.

Sin embargo, poquísimos podrán argumentar que Manny rehuyó adversarios. No lo hizo aun cuando podía darse el lujo de decir: ‘No, ya tuviste la oportunidad y no la aprovechaste’.

Por ese motivo, quienes amamos el boxeo pudimos presenciar sus cuatro enfrentamientos épicos con el mexicano Juan Manuel Márquez (56-7-1, 40 KO’s). Después de empatar la primera contienda, y ganar -con polémica- las dos siguientes, Pacquiao accedió a una cuarta reyerta en la que salió noqueado de manera espeluznante.

Hoy, si queremos ver algo similar, tendríamos que obligatoriamente buscar en videos de YouTube porque, salvo Pacman, ya no quedan guerreros de esa estirpe.

Los nombres en su resumé apuntalan su grandeza: Marco Antonio Barrera (dos veces), Márquez (4), Erik ‘El Terrible’ Morales (3), Oscar de La Hoya, Ricky Hatton, Miguel Cotto, Shane Mosley, Timothy Bradley Jr. (2), Mayweather Jr., Lucas Matthysse, Adrien Broner y Keith Thurman.

De ese grupo, Barrera, Márquez, Morales, de La Hoya, Mosley y Floyd ya son miembros del Salón de la Fama del Boxeo Internacional y Cotto, tarde o temprano, ingresará también en el recinto de los inmortales.

Te cuento más, desde que conquistó su primera faja en peso mosca –en ¡1998!– ha ganado cinturones en las divisiones súper gallo, pluma, súper pluma, ligero, súper ligero, welter y súper welter.

En tres décadas diferentes (90′, 00′, 10′) ha poseído algún cinturón que lo acredita como campeón mundial. Se escribe fácil, pero hacerlo es harina de otro costal. Semejante honor solo lo han conseguido, además de él, su compatriota Nonito Donaire y los estadounidenses Bernand Hopkins y Floyd Mayweather Jr.

Este detalle ilustra el talento y la longevidad del filipino que ante Ugás -disputarán el título welter avalado por la Asociación Mundial de Boxeo que está en poder del antillano– podría convertirse en el único púgil de la historia en ganar cinturones en cuatro décadas diferentes.

Si pierde, la mayoría será benevolente. Apuntarán a su edad, 42 años, como motivo fundamental del traspiés. Y seguramente le sugerirán que se acoja al retiro, se dedique totalmente a cumplir como senador en Filipinas y ponga los cinco sentidos en función de cumplir su deseo manifiesto de convertirse en presidente de su país.

Si gana, ante un peleador muy duro y siete años menor, engrandecerá su historia de dominación en un deporte que, como dicen los boxeadores, “no se juega”.

Y repito, Manny Pacquiao no tiene nada que mostrarle al mundo, ya todos sabemos de lo que es capaz.

Por ESPN

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