Nicolino Locche, El Intocable

Por Matias Gimenez – resumendelaregion.com

Sin lugar a dudas hablar de Nicolino Locche es hablar de uno de los boxeadores ídolos que tiene la Argentina. El intocable nació en Mendoza el 2 de septiembre del año 1939, siendo el último de 6 hermanos.

“Y desde ese día supe que aunque el boxeo  que aunque no me gustara mucho me iba a dar de comer. Por eso, aunque mi mama no quería – mi papa murió cuando yo tenía siete ocho años- seguí dándole a los guantes, de la mano de don Francisco Bermúdez, llevado por un amigo, Luis Lorenp. Yo tenía entonces exactamente 8 años y 7 meses. Si, a esa edad pise por primera vez un gimnasio, el Mocoroa Boxing Club. Y a los 9 años hice mi primera pelea: pesaba 37 kilogramos, fue sin decisión y n o me acuerdo quien fue mi rival. Ese día casi sin  quererlo me di cuenta que podía ganar mucho dinero..” Recordaba Locche sobre sus comienzos en el box, en una entrevista a la Revista el Grafico.

Toda su vida estuvo ligada al boxeo, aunque tuvo otros trabajos, fue gasista, en una fábrica de arañas fue cromador. Aunque ningún oficio logró atraparlo.

Luego de 122 peleas como aficionado con tan solo 5 derrotas, vino el momento de su primera pelea en el campo rentado. Fue en el año 1958, en Mendoza ante Luis García, la cual la ganó por KO en el segundo asalto.

Sin dudas su obra maestra vendría en 1968, en Tokio, Japón, donde logró alzarse con el Campeonato Mundial, derrotando a Paul Fujii por KOT10.

Son varias las anécdotas que se recuerdan de esa verdadera obra maestra. Como, cuando lo encuentran dormido en los vestuarios del Estadio Kuramae Sumo, mientras se realizaban las peleas preliminares. ¡Nadie podía creerlo!

Esa misma noche Cacho Fontana –Recordado locutor comercial de Radio Rivadavia, tenía dos “papelitos” reservados para el final de la pelea, uno para el posible triunfo de Nicolino, y otro para la posible derrota. Locce le dijo a Fontana, “Dame eso” tomando el que aludía a la derrota, lo rompe y le dice “A este no lo vas a necesitar”, y la verdad que no lo necesitó.

Después de llegado de Japón y con el título bajo el brazo, la leyenda se agrandó pelea tras pelea, cualquiera fuera el rival. Cada vez más creció la cuota de humor, “No me rio, ni me burlo de mis rivales…Es que soy así, ¿Qué quiere?”, era su disculpa.

Tras las peleas y llegando a los vestuarios se encerraba en el baño, antes de la avalancha de periodistas, no para ducharse únicamente, sino para fumarse un cigarrillo. Así era Locche y nada podía cambiarlo.

Fueron un total de 136 peleas que realizo como profesional en donde obtuvo 103 victoria por puntos y  tan solo 14 ganadas antes del límite. Se enfrentó a los mejores. Derrotó a excampeones como los estadounidenses Joe Brown y Eddie Perkins. O al italiano Sandro Lopopolo. Hizo tablas con el panameño Ismael Laguna y el puertorriqueño Carlos Ortiz. La última pelea oficial de Nicolino fue en 1976, el 7 de agosto en Bariloche que le gano por puntos al chileno Molina Ortiz.

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