Óscar de la Hoya el boxeador que nació estadounidense pero se hizo mexicano

Óscar de la Hoya no era un boxeador común, desde el inicio se supo. Aquel joven que brilló con la delegación de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de 1992 lo tenía casi todo: talento, impacto mediático, sed de triunfo y más, solo le faltaba apropiarse de su sangre mexicana.

Representó a las barras y las estrellas en Barcelona 1992, ganó la medalla de oro pero de igual forma levantó la bandera de México, después debutó profesionalmente y rápidamente su nombre se hizo sonar. Tras solo 11 combates ya estaba contendiendo por el título mundial de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) de peso superpluma, lo ganó. Con ello su fama aumentaba, pero igual las dudas sobre él como un referente del deporte latinoamericano.

Nació en Estados Unidos pero contaba con ascendencia mexicana. Sus padres nacieron en México, pero buscaban el famoso “sueño americano”. Lo consiguieron, ellos y sus hijos se asentaron en Los Ángeles. El Golden Boy decidió unirse al boxeo porque las raíces así lo demandaban, su familia sabía lo que era estar ahí.

Golden Boy también ha tenido éxito en el mundo empresarial. (Foto: Sean M. Haffey/Getty Images)
Golden Boy también ha tenido éxito en el mundo empresarial. (Foto: Sean M. Haffey/Getty Images)

A diferencia de otros boxeadores mexicanos que nacieron en tierras nacionales y batallaron con los sacrificios que eso conlleva, De la Hoya vio la luz del mundo en California, “tierra del privilegio”, pero México y el boxeo corrían por sus venas gracias a su padre y abuelo, ex pugilistas.

Hoy en día es uno de los promotores más exitosos del planeta (fundador de Golden Boy Promotions), ha sabido ser un empresario relevante dentro del mundo de los deportes y asentar su fortuna en un estimado de 200 millones de dólares, según Celebrity Net Worth. Pero su legado como pugilista tampoco se queda atrás.

A lo largo de su carrera profesional (1992-2007) cosechó un récord de 39 peleas ganadas, 30 por KO, y 6 pérdidas. Además se convirtió en el primer boxeador en coronarse en en 6 disciplinas distintas; superpluma (1994), ligero (1995), superligero (1996), wélter (1997 y 2000), superwélter (2001) y peso medio (2004); ingresó al Salón de la Fama en 2014; su imagen fue el sello de lo que hoy conocemos como magno-eventos. Algo faltaba, las dudas sobre su sangre mexicana no dejaban de aparecer aunque en siempre portó la bandera tricolor con orgullo.

No lo consideraban lo suficientemente mexicano; no contaba con la historia de leyendas como Julio César Chávez o Raúl Ratón Macías. Era un rostro ajeno, de revista y no de aquella humildad de la que los mexicanos tanto se enorgullecen.

Pese a que cargaba la bandera de México con orgullo muchos lo etiquetaban como alguien
Pese a que cargaba la bandera de México con orgullo muchos lo etiquetaban como alguien “no mexicano”. (Foto: MS/JP/JRE-Reuters)

El reto de hacerse mexicano

Desde su medalla de oro, el Golden Boy tenía una misión sumamente complicada. No era trascender como boxeador, se encaminaba fácilmente a ello. El reto era convencer a la afición mexicana de que la sangre latina estaba en su cuerpo.

  • Oportunidad contra la leyenda

Para respaldar sus raíces mexicanas no bastó con portar los colores o aprender el idioma, tuvo la chance de hacerlo en el cuadrilátero al medirse contra uno de los ídolos más grandes del deporte nacional, Julio César Chávez, quien vivía el último tramo de su carrera.

La primer pelea se pactó para el 7 de junio de 1996, en el Caesars Palace de Las Vegas. De la Hoya se llevó el combate y el cinturón de los superligeros del Consejo Mundial de Boxeo tras un nocaut técnico en el cuarto round. Vencer a la máxima leyenda del boxeo mexicano no le hizo ser amado, pero sí ganó respeto por ello.

El propio Óscar reconoció que El César del Boxeo era su referente. “Yo jamás pensaba que iba a pelear con Chávez, él era mi héroe, es mi ídolo. Yo lo vi peleando varias veces en las barras; mi jefe me llevaba a las barras de morrillo a ver a Chávez, pero yo jamás lo pensé”, aseguró el Golden Boy en entrevista para el podcast Un Round Más.

Se volvieron a medir el 18 de septiembre de 1998, esta vez con el cinturón de peso Wélter de por medio. Óscar de la Hoya, campeón jóven, contra Chávez, leyenda y al borde del retiro. El resultado fue el mismo, Golden Boy ganó. Después de 8 rounds de castigo, el sr. Nocaut no salió a contender el noveno. El recelo ya no era como antes, y el respeto aumentaba.

De la Hoya le brindó a Chávez 2 de sus únicas 6 derrotas. (Foto: Jed Jacobsohn /Allsport/Getty Images)
De la Hoya le brindó a Chávez 2 de sus únicas 6 derrotas. (Foto: Jed Jacobsohn /Allsport/Getty Images)
  • Día del boxeo mexicano

El 5 de mayo, día que se conmemora la victoria del ejército mexicano sobre el francés en la Batalla de Puebla de 1862, se ha convertido en una escenario festividad de mucho impacto para la comunidad hispana en Estados Unidos, celebran esta fecha con tanto fervor como el mismo 15 de septiembre.

Cinco de Mayo Fight Weekend, es como se ha llamado a ese fin de semana en el que los mejores boxeadores —especialmente mexicanos— se suben al ring. Óscar de la Hoya apareció para hacer de esta fecha algo aún más especial.

El 3 de mayo de 2003, ya como mexicano de forma oficial, Golden Boy derrotó por nocaut técnico al sonorense Luis Yori Boy Campas. Las Vegas fueron el inicio de lo que sería una de las fiestas deportivas más importantes para los hispanos.

En total, De la Hoya peleó 4 veces en tal fecha, uno de esos combates fue contra Floyd Mayweather Jr, en el que perdió su cinturón de peso wélter. Fue la pelea más taquillera de la historia hasta ese momento, vendió 2.4 millones de PPVs y recaudó 19 millones de dólares en la taquilla de MGM Grand Garden Arena, según SportingNews.

El ser protagonista en un día tan importante le valió el respeto y cariño de aquellos que en su inicio dudaban de su orgullo mexicano. Con el tiempo supo demostrar que sus palabras de amor hacia México no eran vacías. Logró cambiar el estigma hacía a él y revolucionó el concepto que se tenía sobre alguien “mexicano”.

“Estoy orgulloso de haber nacido en Estados Unidos, pero mis raíces mexicanas son mi base y las que me hacen nunca darme por vencido, siempre seguir luchando y terminar la pelea, hasta el final. Como muestra del aprecio que siento por mis raíces, me hice ciudadano mexicano en el 2002. Para mí fue muy importante mostrarle a mi familia, a mis admiradores y al resto del mundo que me siento muy orgulloso de mi herencia y mis raíces”, señaló a la revista AARP.

  • Un amor que perdura

Contra las críticas y señalamientos, jamás ha renegado de lo que es, un hispano orgulloso de sus orígenes. Inclusive en 2002 adquirió legalmente la nacionalidad mexicana para despejar las dudas.

En ese mismo año decidió fundar Golden Boy Promotions y se convirtió en el primer hispanohablante en ser dueño de una compañía promotora de boxeo profesional. La confianza en los mexicanos nunca ha faltado hasta el día de hoy. Y aunque ahora esté decidido a vender la empresa, nadie olvidará lo que hizo por el boxeo mexicano, lo llevó hasta otro nivel mediático.

Siempre he apoyado al boxeo mexicano. Eso nunca va a cambiar. Sé la importancia de lo que es el deporte para muchos jóvenes. Jaime Munguía es un ejemplo”, dijo en una visita a Tijuana.

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