Tommy Morrison, de protagonizar Rocky V y ser campeón mundial pesado, a tener un triste final

Por Julio Cantero

Su vida, tanto la particular como la deportiva, fue una auténtica montaña rusa. De origen humilde, desde muy joven peleó para ganar dinero y ayudar a su familia y, el poder de sus puños, lo llevaría al estrellato: se alzó con el certamen Guantes de Oro de Kansas como amateur y, además, se consagró campeón mundial pesado OMB al derrotar a una leyenda como George Foreman.

 

No solo eso: también disfrutó del encanto, glamour y fantasía de Hollywood ya que, con solo 21 años, protagonizó Rocky V, una de las películas de la icónica saga creada por Sylvester Stallone.

 

Pero cuando parecía tener el mundo a sus pies, las luces y la gloria le dieron paso a las sombras y el ocaso. Sus excesos, escándalos (¡llegó a estar casado con dos mujeres al mismo tiempo!), descontrol y livin’ la vida loca, más un examen positivo de VIH –que le dio un golpe devastador, mucho más demoledor que el de cualquiera de sus rivales sobre el ring–, hicieron que su carrera se desmoronara a la velocidad de la luz.

Aire de Santa Fe

DEPORTES | BOXEO
Tommy Morrison, de protagonizar Rocky V y ser campeón mundial pesado, a tener un triste final
Saltó a la fama cuando participó en una de las películas de la saga creada por Sylvester Stallone. Luego se coronó en la máxima categoría del boxeo y, cuando parecía que tenía el mundo a sus pies, su descontrolada vida –plagada de escándalos, excesos e, incluso, un diagnóstico de VIH– lo sumió en un progresivo y marcado declive, deportivo y personal, que lo llevó a la muerte cuando solo tenía 44 años.

30 DE AGOSTO DE 2023 – 06:46
Tommy Morrison, de protagonizar Rocky V y ser campeón mundial pesado, a tener un triste final
La descontrolada vida de Morrison lo sumió en un progresivo y marcado declive, deportivo y personal, que lo llevó a la muerte cuando solo tenía 44 años.

Por Julio M. Cantero
Su vida, tanto la particular como la deportiva, fue una auténtica montaña rusa. De origen humilde, desde muy joven peleó para ganar dinero y ayudar a su familia y, el poder de sus puños, lo llevaría al estrellato: se alzó con el certamen Guantes de Oro de Kansas como amateur y, además, se consagró campeón mundial pesado OMB al derrotar a una leyenda como George Foreman.

No solo eso: también disfrutó del encanto, glamour y fantasía de Hollywood ya que, con solo 21 años, protagonizó Rocky V, una de las películas de la icónica saga creada por Sylvester Stallone.

Pero cuando parecía tener el mundo a sus pies, las luces y la gloria le dieron paso a las sombras y el ocaso. Sus excesos, escándalos (¡llegó a estar casado con dos mujeres al mismo tiempo!), descontrol y livin’ la vida loca, más un examen positivo de VIH –que le dio un golpe devastador, mucho más demoledor que el de cualquiera de sus rivales sobre el ring–, hicieron que su carrera se desmoronara a la velocidad de la luz.
Thomas David Morrison nació en Gravette, Arkansas, el 2 de enero de 1969. Debutó como profesional en 1988 y, aunque nunca hubo certeza alguna, afirmaba que era sobrino nieto de Marion Robert Morrison, mundialmente conocido con el nombre artístico de John Wayne. Por eso lo apodaron The Duke (El Duque), al igual que el legendario actor.
Thomas David Morrison nació en Gravette, Arkansas, el 2 de enero de 1969. Debutó como profesional en 1988 y, aunque nunca hubo certeza alguna, afirmaba que era sobrino nieto de Marion Robert Morrison, mundialmente conocido con el nombre artístico de John Wayne. Por eso lo apodaron The Duke (El Duque), al igual que el legendario actor.
Tuvo un efímero regreso más de una década después de dicho test (aduciendo que era falso) pero, igual, los últimos años del paso de Tommy Morrison por este mundo fueron realmente penosos, con estadías en la cárcel incluida. Y aunque por momentos disfrutó de una gran popularidad y de los lujos con los que siempre soñó, terminaría perdiendo todo, al igual que su vida, la que llegó a su fin cuando solo tenía 44 años.
Un chico de pueblo
Thomas David Morrison nació en Gravette, Arkansas, el 2 de enero de 1969. Pasó su infancia y adolescencia en Jay, una pequeña localidad rural ubicada noreste del estado de Oklahoma. Pero el ambiente donde creció no fue el mejor: su padre, Tim (de raíces irlandesas y escocesas), era alcohólico y, su madre, Diane (descendiente de las etnias originarias estadounidenses ponca y otoe), había estado presa durante nueve meses acusada de un crimen en un bar. Este cóctel abonaba la habitual violencia en el hogar de los Morrison donde Tommy, muchas veces, debía interceder (y hasta defender) a su madre de las agresiones de su padre.
A fines de 1989, Sylvester Stallone (con él en la foto, frente al Philadelphia Museum) eligió a Morrison, que por entonces tenía 21 años, para interpretar el papel de Tommy The Machine Gunn en su película Rocky V, que se estrenó el 16 de noviembre de 1990.
A fines de 1989, Sylvester Stallone (con él en la foto, frente al Philadelphia Museum) eligió a Morrison, que por entonces tenía 21 años, para interpretar el papel de Tommy The Machine Gunn en su película Rocky V, que se estrenó el 16 de noviembre de 1990.
Cuando tenía 10 años, su progenitor lo impulsó a practicar boxeo y, tras ingresar por primera vez a un gimnasio para conocer los rudimentos de este deporte, su madre le tatuó un par de guantes en su brazo derecho, cerca del hombro. Que Tommy llegara a ser boxeador no resultaría una sorpresa para nadie: sus dos abuelos, su propio padre, dos tíos y hasta su hermano mayor, Tim, Jr. (que también pasaría varios años en prisión), lo habían practicado. Ávido por ganarse unos dólares y, de paso, ayudar en la economía familiar, a los 13 años (y con la complicidad de su madre) falseó sus documentos para poder participar de los combates del certamen conocido como Toughman (Hombre duro), cuya edad mínima para hacerlo era de 21. Con un seudónimo, el adolescente Tommy enfrentó a patovicas y miembros de pandillas de motociclistas –muchos de los cuales lo doblaban en edad– y, de las 15 peleas que realizó (algunas de cuyas bolsas ascendieron a 1000 dólares) en un lapso de dos años, perdió solo una.

Aire de Santa Fe

DEPORTES | BOXEO
Tommy Morrison, de protagonizar Rocky V y ser campeón mundial pesado, a tener un triste final
Saltó a la fama cuando participó en una de las películas de la saga creada por Sylvester Stallone. Luego se coronó en la máxima categoría del boxeo y, cuando parecía que tenía el mundo a sus pies, su descontrolada vida –plagada de escándalos, excesos e, incluso, un diagnóstico de VIH– lo sumió en un progresivo y marcado declive, deportivo y personal, que lo llevó a la muerte cuando solo tenía 44 años.

30 DE AGOSTO DE 2023 – 06:46
Tommy Morrison, de protagonizar Rocky V y ser campeón mundial pesado, a tener un triste final
La descontrolada vida de Morrison lo sumió en un progresivo y marcado declive, deportivo y personal, que lo llevó a la muerte cuando solo tenía 44 años.

Por Julio M. Cantero
Su vida, tanto la particular como la deportiva, fue una auténtica montaña rusa. De origen humilde, desde muy joven peleó para ganar dinero y ayudar a su familia y, el poder de sus puños, lo llevaría al estrellato: se alzó con el certamen Guantes de Oro de Kansas como amateur y, además, se consagró campeón mundial pesado OMB al derrotar a una leyenda como George Foreman.

No solo eso: también disfrutó del encanto, glamour y fantasía de Hollywood ya que, con solo 21 años, protagonizó Rocky V, una de las películas de la icónica saga creada por Sylvester Stallone.

Pero cuando parecía tener el mundo a sus pies, las luces y la gloria le dieron paso a las sombras y el ocaso. Sus excesos, escándalos (¡llegó a estar casado con dos mujeres al mismo tiempo!), descontrol y livin’ la vida loca, más un examen positivo de VIH –que le dio un golpe devastador, mucho más demoledor que el de cualquiera de sus rivales sobre el ring–, hicieron que su carrera se desmoronara a la velocidad de la luz.
Thomas David Morrison nació en Gravette, Arkansas, el 2 de enero de 1969. Debutó como profesional en 1988 y, aunque nunca hubo certeza alguna, afirmaba que era sobrino nieto de Marion Robert Morrison, mundialmente conocido con el nombre artístico de John Wayne. Por eso lo apodaron The Duke (El Duque), al igual que el legendario actor.
Thomas David Morrison nació en Gravette, Arkansas, el 2 de enero de 1969. Debutó como profesional en 1988 y, aunque nunca hubo certeza alguna, afirmaba que era sobrino nieto de Marion Robert Morrison, mundialmente conocido con el nombre artístico de John Wayne. Por eso lo apodaron The Duke (El Duque), al igual que el legendario actor.
Tuvo un efímero regreso más de una década después de dicho test (aduciendo que era falso) pero, igual, los últimos años del paso de Tommy Morrison por este mundo fueron realmente penosos, con estadías en la cárcel incluida. Y aunque por momentos disfrutó de una gran popularidad y de los lujos con los que siempre soñó, terminaría perdiendo todo, al igual que su vida, la que llegó a su fin cuando solo tenía 44 años.
Un chico de pueblo
Thomas David Morrison nació en Gravette, Arkansas, el 2 de enero de 1969. Pasó su infancia y adolescencia en Jay, una pequeña localidad rural ubicada noreste del estado de Oklahoma. Pero el ambiente donde creció no fue el mejor: su padre, Tim (de raíces irlandesas y escocesas), era alcohólico y, su madre, Diane (descendiente de las etnias originarias estadounidenses ponca y otoe), había estado presa durante nueve meses acusada de un crimen en un bar. Este cóctel abonaba la habitual violencia en el hogar de los Morrison donde Tommy, muchas veces, debía interceder (y hasta defender) a su madre de las agresiones de su padre.
A fines de 1989, Sylvester Stallone (con él en la foto, frente al Philadelphia Museum) eligió a Morrison, que por entonces tenía 21 años, para interpretar el papel de Tommy The Machine Gunn en su película Rocky V, que se estrenó el 16 de noviembre de 1990.
A fines de 1989, Sylvester Stallone (con él en la foto, frente al Philadelphia Museum) eligió a Morrison, que por entonces tenía 21 años, para interpretar el papel de Tommy The Machine Gunn en su película Rocky V, que se estrenó el 16 de noviembre de 1990.
Cuando tenía 10 años, su progenitor lo impulsó a practicar boxeo y, tras ingresar por primera vez a un gimnasio para conocer los rudimentos de este deporte, su madre le tatuó un par de guantes en su brazo derecho, cerca del hombro. Que Tommy llegara a ser boxeador no resultaría una sorpresa para nadie: sus dos abuelos, su propio padre, dos tíos y hasta su hermano mayor, Tim, Jr. (que también pasaría varios años en prisión), lo habían practicado. Ávido por ganarse unos dólares y, de paso, ayudar en la economía familiar, a los 13 años (y con la complicidad de su madre) falseó sus documentos para poder participar de los combates del certamen conocido como Toughman (Hombre duro), cuya edad mínima para hacerlo era de 21. Con un seudónimo, el adolescente Tommy enfrentó a patovicas y miembros de pandillas de motociclistas –muchos de los cuales lo doblaban en edad– y, de las 15 peleas que realizó (algunas de cuyas bolsas ascendieron a 1000 dólares) en un lapso de dos años, perdió solo una.
Con su papel de Rocky V, un joven Morrison disfrutó del encanto, glamour y fantasía de Hollywood. Si bien las críticas no fueron las mejores –ya que a los fans de todo el mundo no les gustó el argumento, amén de que fue la película que menos recaudó en la historia de esta franquicia–, su popularidad y cuenta bancaria crecieron geométricamente.
Con su papel de Rocky V, un joven Morrison disfrutó del encanto, glamour y fantasía de Hollywood. Si bien las críticas no fueron las mejores –ya que a los fans de todo el mundo no les gustó el argumento, amén de que fue la película que menos recaudó en la historia de esta franquicia–, su popularidad y cuenta bancaria crecieron geométricamente.
Su paso por la escuela secundaria, donde se granjeó la amistad de sus compañeros (y, por su imponente contextura física, el respeto también), lo mantuvo alejado de todos los problemas y las dificultades en su hogar. En 1988, cuando terminó la misma, le ofrecieron una beca y la oportunidad de jugar al fútbol americano para la Universidad Estatal de Emporia pero, solo dos días antes del inicio de la pretemporada, decidió dedicarse al boxeo y se mudó a Kansas City para comenzar su carrera pugilística.
Su trayectoria amateur
Su crecimiento se dio a pasos acelerados y, en ese mismo 1988, ganó el título Guantes de Oro del estado de Kansas en la categoría pesado y, a nivel nacional, en el certamen organizado en Omaha, Nebraska, llegó hasta las semifinales, donde cayó por puntos ante Derek Isaman. Dos semanas más tarde, participó en el preolímpico del Oeste en Houston, Texas y, tras adjudicarse el mismo (con la yapa de ser elegido como el Mejor Boxeador del certamen), avanzó a la instancia nacional. Pero el sueño de representar a su país en los Juegos de Seúl 1988 llegó a su fin el 6 de julio, cuando Ray Mercer (quien ganaría el oro en pesado en la capital surcoreana), lo eliminó en el selectivo de Concord, California.
La primera chance de Morrison de ceñirse la corona pesada llegaría en 1991, a los 22 años. El 18 de octubre, en el Jim Whelan Boardwalk Hall de Atlantic City, su sueño se hizo trizas en el 5º round cuando fue noqueado espectacularmente por Ray Mercer (foto), quien retuvo su cetro OMB por primera vez y, además, lo dejó sin invicto.
La primera chance de Morrison de ceñirse la corona pesada llegaría en 1991, a los 22 años. El 18 de octubre, en el Jim Whelan Boardwalk Hall de Atlantic City, su sueño se hizo trizas en el 5º round cuando fue noqueado espectacularmente por Ray Mercer (foto), quien retuvo su cetro OMB por primera vez y, además, lo dejó sin invicto.
Morrison concluyó su carrera como aficionado con un asombroso récord de 290 victorias y solo 21 derrotas, con 263 nocauts. Aunque la mayoría de estos combates fueron contra púgiles locales en el área de Delaware, demostró el gran poder de su pegada, la que le abriría todas las puertas camino al título mundial, su máxima aspiración.

Su debut profesional

Entre el cierre de su campaña amateur y su salto al campo rentado, Tommy comenzó a difundir entre sus conocidos y en el mundo del boxeo que, por parte de su padre, era sobrino nieto de Marion Robert Morrison, quien fuera mundialmente conocido con el nombre artístico de John Wayne.

 

Aunque jamás hubo certeza alguna de esta supuesta relación familiar, entre él y sus entrenadores decidieron que su apodo sería The Duke (El Duque), que era el mismo del legendario actor (que era blanco, medía 1,93 metro y pesaba 110 kilos, características muy similares a las de Morrison, que solo era 5 centímetros más bajo y, su peso promedio, oscilaba entre los 100 y 102 kilos), y que ganara el Oscar en 1969 por su magnífica actuación en el western True Grit.

Su segunda oportunidad mundialista llegó el 7 de junio de 1993. El escenario de su consagración fue el Thomas & Mack Center de Las Vegas, donde le GPP 12 (unánime) al legendario George Foreman (foto), de 44 años, 20 más que Tommy, y se alzó con la corona OMB, que estaba vacante.

Su segunda oportunidad mundialista llegó el 7 de junio de 1993. El escenario de su consagración fue el Thomas & Mack Center de Las Vegas, donde le GPP 12 (unánime) al legendario George Foreman (foto), de 44 años, 20 más que Tommy, y se alzó con la corona OMB, que estaba vacante.

Morrison debutó como profesional el 10 de noviembre de 1988 y le GKO 1 a William Muhammed en el Felt Forum de Nueva York. Durante el año siguiente, disputó 19 peleas, ganando todas y, a 15 de sus rivales, los noqueó en el primer round.

 

Tommy era una topadora con guantes y, además de comenzar a protagonizar veladas televisadas en la cadena ESPN, muchos se ilusionaron con que Morrison encarnara una nueva Great White Hope (Gran Esperanza Blanca) entre los pesados.

La Gran Esperanza Blanca

Durante décadas, el boxeo se obsesionó con la idea de que, incluso cuando las cosas iban bien, sería mejor si un blanco fuera el dueño del título de la máxima división. Esta “tradición”, racista a todas luces, comenzó en el siglo XIX con John L. Sullivan y continuó con Jim Jeffries.

 

Producto de su tiempo, algunos de estos hombres parecían creer genuinamente que eran defensores de sus compatriotas blancos, mientras que otros eran indiferentes a estas cuestiones de raza, ya que se sentían incómodos por el modo con el que eran vistos y no comulgaban con esta repudiable creencia.

Sullivan dijo: “No pelearé contra un negro. Nunca lo hice y nunca lo haré” y, su sucesor, Jeffries, recalcó: “Cuando no queden hombres blancos para pelear, dejaré el boxeo”. Cumplió su palabra, retirándose invicto en 1904.

El 7 de octubre de 1995, Morrison enfrentó al británico Lennox Lewis (foto) en el Convention Hall de Atlantic City. Pero su desordenada vida le pasó una carísima factura: el moreno fue ampliamente superior, le GKOT 6 y, de modo categórico, puso en evidencia que, el mejor momento de Tommy, ya había pasado.

El 7 de octubre de 1995, Morrison enfrentó al británico Lennox Lewis (foto) en el Convention Hall de Atlantic City. Pero su desordenada vida le pasó una carísima factura: el moreno fue ampliamente superior, le GKOT 6 y, de modo categórico, puso en evidencia que, el mejor momento de Tommy, ya había pasado.

Pero volvió seis años después para tratar de destronar al formidable Jack Johnson, el primer campeón mundial pesado negro y, ante el moreno oriundo de Galveston, la Gran Esperanza Blanca que representó Jeffries terminó recibiendo una paliza inmisericorde el 4 de julio de 1910 en Reno, Nevada.

 

Johnson resignó la corona ante Jess Willard (blanco), y lo sucedieron otros dos: Jack Dempsey y Genne Tunney y, entre monarcas que solo fueron estrellas fugaces, llegó la era del gran Joe Louis, el Bombardero Café, quien reinó durante más de una década y expuso exitosamente su corona en 25 oportunidades, récord vigente a la fecha.

 

El siguiente nuevo rey que dejó una gran legado era blanco: Rocky Marciano y, en la década de 1960, surgió otro fenomenal campeón, pero negro: Cassius Marcellus Clay, o Muhammad Ali.

 

La siguiente Gran Esperanza Blanca fue Gerry Cooney pero, el duro Larry Holmes, lo noqueó a principios de los 80 y mantuvo la corona pesada en poder de un púgil negro. ¿Y quién se adueñó del cetro de la máxima categoría en 1986? Mike Tyson, quien sería destronado en 1990 por Buster Douglas, negro como Iron Mike.

Luego de que un análisis de sangre obligatorio dispuesto por la Comisión Atlética del Estado de Nevada arrojara que era positivo de VIH y le prohibiera boxear, Morrison brindó una conferencia de prensa el 16 de febrero de 1996, donde reconoció que su contagio se debió al “estilo de vida muy promiscuo, alocado a imprudente”, que había llevado hasta ese momento.

Luego de que un análisis de sangre obligatorio dispuesto por la Comisión Atlética del Estado de Nevada arrojara que era positivo de VIH y le prohibiera boxear, Morrison brindó una conferencia de prensa el 16 de febrero de 1996, donde reconoció que su contagio se debió al “estilo de vida muy promiscuo, alocado a imprudente”, que había llevado hasta ese momento.

Entonces y, a fuerza de anestesiar rivales en fila, un joven noqueador que había debutado en 1988 fue considerado la nueva Gran Esperanza Blanca: era Tommy Morrison. Pero, antes de ir por el cetro pesado, el llamado telefónico de un productor cinematográfico haría que, en los meses siguientes, se convirtiera en uno de boxeadores más famosos del mundo. Y sin subir a un ring real.

Su papel en Rocky V

Su papel en Rocky V

En septiembre de 1989, se anunció que Sylvester Stallone estaba buscando un boxeador para interpretar el papel de Tommy The Machine Gunn para su película Rocky V.

 

Frank Stallone, hermano de Sylvester y fanático del boxeo, vio combatir a Morrison y, poco después, el invicto pesado fue elegido y contratado para interpretar al joven protegido de Rocky Balboa en la quinta entrega de esta saga cinematográfica, por lo que la real carrera profesional de Tommy tuvo un paréntesis de seis meses.

 

La película se estrenó el 16 de noviembre de 1990 y, si bien las críticas no fueron las mejores –ya que a los fans de Rocky en todo el mundo no les gustó el argumento de la misma, amén de que fue la que menos recaudó en la historia de esta franquicia–, la popularidad de Morrison, y su cuenta bancaria, crecieron geométricamente.

Su primera derrota y el título mundial

La chance de Morrison de ceñirse la corona pesada llegaría en 1991, a los 22 años. Antes de ir por la misma, en esa misma temporada disputó cuatro peleas, con sendas victorias antes del límite y, a la hora de ir por el título, su récord era de 28-0 (24 ko).

 

El campeón era otro invicto: el moreno Ray Mercer (el mismo que lo había eliminado en la clasificación para los Juegos de Seúl 1988), de 30 años, con un registro de 17-0 (12 ko) y que se había convertido en el monarca pesado reconocido por la Organización Mundial de Boxeo el 11 de enero de ese año al GKO 9 al italiano Francesco Damiani (el primer campeón de la OMB de esta categoría).

El 16 de enero de 2000, Morrison recibió una condena de dos años de prisión por posesión de drogas y armas de fuego, pero solo cumplió 14 meses de la misma. En la foto, tomada el 3 de abril del mismo año, está en su celda en el Centro Correccional Comunitario de Texarkana, Arkansas.

El 16 de enero de 2000, Morrison recibió una condena de dos años de prisión por posesión de drogas y armas de fuego, pero solo cumplió 14 meses de la misma. En la foto, tomada el 3 de abril del mismo año, está en su celda en el Centro Correccional Comunitario de Texarkana, Arkansas.

El combate se disputó el 18 de octubre de 1991 en el Jim Whelan Boardwalk Hall de Atlantic City y, el sueño de Morrison, se hizo trizas en el 5º round, en el que fue noqueado espectacularmente por Mercer, quien retuvo su cetro por primera vez y, además, lo dejó sin invicto.

El combate se disputó el 18 de octubre de 1991 en el Jim Whelan Boardwalk Hall de Atlantic City y, el sueño de Morrison, se hizo trizas en el 5º round, en el que fue noqueado espectacularmente por Mercer, quien retuvo su cetro por primera vez y, además, lo dejó sin invicto.

 

Aunque le costó digerir la categórica derrota, Morrison se recuperó de la misma y ganó ocho peleas antes de disponer de su segunda oportunidad mundialista. La misma llegó el 7 de junio de 1993 y, el escenario de su consagración, fue el Thomas & Mack Center de Las Vegas, donde enfrentó por la corona OMB (vacante) al legendario George Foreman, de 44 años, 20 más que Tommy, que había sido campeón en la década del 70 y, tras varios años de retiro, volvió a los rings para intentar coronarse otra vez (lo que finalmente lograría en 1994).

 

Y, tras 12 asaltos, Morrison (cuya bolsa fue de 1.250.000 dólares) venció a Big George por puntos en fallo unánime, con tarjetas de 117-110 (Dalby Shirley), 118-109 (Jerry Roth), y 117-110 (Patricia Morse Jarman).

 

Otra vez, el stablishment del boxeo tenía en lo más alto a su Gran Esperanza Blanca. ¿Qué podía salir mal?

 

Por la inconducta de Morrison, todo saldría (y terminaría) mal.

Su autodestrucción

En el documental Tommy, estrenado en 2017 y que integra la producción 30 for 30 de ESPN, distintos testimonios de amigos y entrenadores revelaron que las malas compañías y el muy desordenado estilo de vida de Morrison –absolutamente alejado y opuesto al de un atleta de alto rendimiento– fueron minando progresivamente sus chances de trascender en un deporte tan duro y sacrificado como el boxeo.

Luego de más de una década inactivo, Morrison volvió a combatir profesionalmente. Fue el jueves 22 de febrero de 2007 en el Mountaineer Casino Racetrack and Resort de Chester, Virginia Occidental, donde le GKOT 2 al ignoto John Castle (foto). Tenía 38 años.

Luego de más de una década inactivo, Morrison volvió a combatir profesionalmente. Fue el jueves 22 de febrero de 2007 en el Mountaineer Casino Racetrack and Resort de Chester, Virginia Occidental, donde le GKOT 2 al ignoto John Castle (foto). Tenía 38 años.

Como “no le gustaba estar solo”, se trasladaba en limusinas de bar en bar con un séquito de casi 20 personas (los parasitarios “amigos del campeón”) que habitualmente lo acompañaban y eran sus invitados, ya que Morrison –quien muchas veces terminaba completamente borracho– pagaba todo. Siempre.

 

Claro que en sus interminables caravanas jamás faltaban las drogas y las mujeres, y tuvo múltiples relaciones ocasionales, al ritmo de “una por día”, según recuerdan sus allegados en el citado documental.

 

Según su entrenador, John Brown, el autocontrol de su pupilo era casi nulo. “Yo solo quería que se entrenara, que no tuviera relaciones sexuales con siete mujeres distintas y que no se la pasara yendo a los bares todas las noches”, resumió.

 

En medio de tanta indisciplina, para pelear con Foreman se había preparado bien pero, tras conquistar el título mundial, su trabajo en el gimnasio fue cada vez más esporádico.

El principio del fin

A la primera defensa del título se realizaría el 30 de agosto siguiente ante Mike Williams –quien personificó a Union Cane en Rocky V– pero, cuando este se bajó imprevistamente de la cartelera, su rival fue Tim Tomashek, a quien le GKOT 4 en el Kemper Arena de Kansas City.

 

El 10 de octubre de 1993 y, en el Convention Center de Tulsa, Oklahoma, expuso su cetro ante Michael Bentt pero, la noche anterior a la pelea, estuvo en un recital bebiendo cerveza. Al otro día, lo que parecía un choque sin riesgo para The Duke se convirtió en una durísima derrota por KOT 1 (donde cayó tres veces hasta que el árbitro, Danny Campbell, detuviera el combate).

 

En solo 91 segundos (que fue lo que duró la paliza que le propinó Bentt) se había consumado su segunda derrota profesional y, para colmo de males, se quedó sin su título mundial y la posibilidad de embolsar varios millones de dólares con atractivas peleas a futuro.

 

Cuando parecía que su reinado sería extenso, debió comenzar de cero nuevamente. Entre febrero de 1994 y mayo de 1995 recompuso su carrera con seis triunfos antes del límite y un empate y, el 10 de junio de 1995, obtendría su segunda corona mundial: la pesada del International Boxing Council (IBC), una entidad menor, que estaba vacante.

 

En el Municipal Auditorium de Kansas City, le GKOT 6 al canadiense Donovan Razor Ruddock y, si bien Morrison sufrió una caída tras un duro cruce, a fuerza de carácter y amor propio se recuperó y terminó despachando al moreno en el sexto salto.

Hasta que por fin llegó el combate que tanto esperaba y que, de ganarlo, lo pondría nuevamente en lo más alto del firmamento de los pesados: ante el británico Lennox Lewis, con quien chocó el 7 de octubre siguiente en el Convention Hall de Atlantic City.

 

Pero su desordenada vida le pasó nuevamente otra carísima factura: el moreno fue ampliamente superior, le GKOT 6 y, de modo categórico, puso en evidencia que, el mejor momento de Tommy, ya había pasado.

Un diagnóstico devastador

Habiendo tocado fondo nuevamente y, para reflotar la carrera de Morrison de una buena vez, su manager, Tony Holden, se contactó con Don King –el celebérrimo promotor de los pelos parados–, con quien cerró un acuerdo por 10 millones de dólares por tres peleas y, este trato, terminaría con un combate ante el mismísimo Mike Tyson.

 

Al primero de estos tres combates lo protagonizaría el 10 de febrero de 1996 en la inauguración del MGM Grand Garden de Las Vegas frente a Arthur Weathers, y en la cartelera en la que el puertorriqueño Félix Trinidad expondría su corona welter de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) ante el estadounidense Rodney Moore (a quien Tito le GKOT 4).

 

Pero poco antes de este choque, The Duke recibió la peor noticia de su vida: la Comisión Atlética del Estado de Nevada lo bajó del festival por “razones médicas” luego de que su análisis de sangre obligatorio arrojara que era positivo de VIH. Además, la prohibición para boxear tuvo efecto inmediato, no solo en Nevada, sino en todo el país.

A fines de 2011 fue detenido en Tennessee y trasladado a Kansas para enfrentar nuevos cargos por tenencia de armas y drogas. Cuando se publicó su fotografía policial, una de las últimas que le tomaron, los fans se sorprendieron por su apariencia: estaba calvo, demacrado y apenas podía ser reconocido. Tenía 42 años.

A fines de 2011 fue detenido en Tennessee y trasladado a Kansas para enfrentar nuevos cargos por tenencia de armas y drogas. Cuando se publicó su fotografía policial, una de las últimas que le tomaron, los fans se sorprendieron por su apariencia: estaba calvo, demacrado y apenas podía ser reconocido. Tenía 42 años.

Con solo 27 años y una carrera que, a pesar de los múltiples excesos, aún podría reencauzarse (siempre y cuando tuviera realmente la voluntad de hacerlo, claro), Tommy Morrison debía enfrentar ahora el mayor reto de su existencia.

 

Aún no repuesto de la gigantesca onda expansiva de la bomba que acababa de explotar, el 16 de febrero siguiente convocó a una conferencia de prensa en el hotel Marriot de Tulsa y reconoció que su contagio se debió al “estilo de vida muy promiscuo, alocado a imprudente”, que había llevado hasta ese momento.

 

Acompañado por sus padres, Tim y Diane, y una de sus parejas de entonces, Dawn Freeman-Hosterman (con quien se casaría en mayo de ese año, en Las Vegas, y se divorciaría en 2000), prosiguió: “Sabía que cualquiera podía contraer esta enfermedad, pero también creí que las posibilidades de contraerla eran muy escasas. Espero poder servir como advertencia de que vivir este estilo de vida realmente solo puede conducir a una cosa, y es la miseria… Nunca fui tan estúpido en mi vida. Pensé que era a prueba de balas, y no lo soy”, admitió.

 

“A todos mis fans les pido que dejen de verme como un modelo a seguir y que me vean como una persona que tuvo la oportunidad de serlo, pero la arruinó con decisiones irresponsables, inmaduras e irracionales”, abundó. “A los que han estado en contacto conmigo, directa o indirectamente, les ruego que se hagan el análisis”, agregó un devastado Morrison.

 

“En esa época si tenías VIH te morías, era una sentencia de muerte”, recordó Tony Holden en el documental Tommy.

Un problema tras otro

Si hasta acá la vida de Morrison era un sube y baja emocional, en lo deportivo y lo personal, este diagnóstico fue un terrible golpe de nocaut. Cayó en una profunda depresión y, por ello, profundizó su adicción a las drogas y el alcohol.

 

Es más: ese mismo año pasó seis meses en prisión por conducir en estado de ebriedad, y fue despedido de su trabajo como comentarista televisivo de veladas boxísticas para el que había sido contratado.

 

Poco antes de esto, se había casado en México con su otra pareja, Dawn Brady y, así, ¡Morrison estuvo unido en matrimonio con dos mujeres al mismo tiempo! Insólito, pero absolutamente real.

Tommy Morrison murió en Omaha, Nebraska, el 1 de septiembre de 2013, debido a una falla multiorgánica. Tenía 44 años y, sus restos, descansan en el cementerio Butler Creek de Sulphur Springs, Arkansas.

Tommy Morrison murió en Omaha, Nebraska, el 1 de septiembre de 2013, debido a una falla multiorgánica. Tenía 44 años y, sus restos, descansan en el cementerio Butler Creek de Sulphur Springs, Arkansas.

Y, a pesar de su positivo de VIH, llegó a disputar un último combate en 1996, donde ambos púgiles pactaron detener el mismo si alguno de los dos sangrara. El 3 de noviembre de ese año y, en el Tokio Bay NK Hall de Urayasu, Japón, le GKOT 1 Marcus Rhode, a quien derribó tres veces antes de que el árbitro detuviera el combate.

 

Ya sin poder boxear, durante los años siguientes todo fue barranca abajo y, además de perder los casi 10 millones de dólares que había ganado en su carrera, volvió a tener problemas legales por posesión de drogas y armas de fuego. Así, el 16 de enero de 2000 recibió una condena de dos años de prisión, pero solo cumplió 14 meses de la misma.

 

El 3 de abril de 2002 fue condenado a otro año de prisión tras violar la libertad condicional en Tulsa, pero se le acreditó el tiempo que había cumplido anteriormente y conservó su libertad.

Los últimos años y su final

En 2007 volvió al centro de la escena cuando denunció que las pruebas de VIH que le habían realizado en 1996 estaban “adulteradas”, por lo que su diagnóstico no era tal (llegó a argumentar que los exámenes eran una “conspiración” de un promotor rival) y, para sostener su afirmación, presentó los resultados de cuatro análisis de sangre, todos con resultados negativos.

 

En medio de miles de idas y vueltas, Morrison recuperó su licencia de boxeador y, luego de más de una década, volvió a subir a un ring. Fue el jueves 22 de febrero de 2007 en el Mountaineer Casino Racetrack and Resort de Chester, Virginia Occidental, donde le GKOT 2 al ignoto John Castle. Incluso, en junio de ese año llegó a participar de un festival de las MMA (Mixed Martial Arts, o Artes Marciales Mixtas), donde le GKO 1 a John Stover.

 

El segundo combate después de su regreso sería el último de su carrera. Lo disputó el 9 de febrero de 2008 en el Domo de la Feria de León, México, y le GKOT 3 al novato Matt Weishaar, de 25 años, en medio de los abucheos del público por el pobre espectáculo que se vio, donde Morrison –aunque resultó victorioso a sus 39 años frente a un rival mucho más joven– era una verdadera sombra.

Junto a Sylvester Stallone en Rocky V (1990).

Junto a Sylvester Stallone en Rocky V (1990).

Como profesional, Tommy disputó 52 peleas en total, con un récord de 48-3-1 (42 ko), con un 87,5 % de efectividad en victorias antes del límite pero, sus tres derrotas, también fueron por esta vía.

Tiempo después y, merced a una investigación del New York Times, se determinó que entre Morrison y sus allegados habían falseado las pruebas que presentaron, porque habían analizado una sangre que no era la del boxeador.

 

Su último trabajo conocido data de 2010, y fue el de dirigir un gimnasio llamado TCB (Taking Care of Business), en Wichita, donde le enseñó los rudimentos del boxeo a los jóvenes de esta ciudad de Kansas. A pesar de que tenía 41 años, conservaba la esperanza de volver a pelear profesionalmente, aunque sí lo hizo en veladas cuasi clandestinas y en estados donde no era obligatorio un examen de sangre previo a los combates.

 

Es que, sin dudas, Morrison nunca terminó de aceptar que fuera positivo de VIH, aunque su gradual deterioro físico así lo evidenciaba. Aceptarlo significó dejar el boxeo y, por lo menos en esa época, también era sinónimo de que iba a morir. Según su madre, Tommy habría “odiado” que la gente supiera que estaba enfermo. O débil. Por eso, hasta se puso implantes de pectorales para verse más grande y más fuerte pero, a finales de 2011, los mismos se infectaron y debieron ser removidos.

 

Para esa época, Morrison se mudó a Tennessee, donde fue detenido y trasladado a Kansas para enfrentar nuevos cargos por tenencia de armas y drogas. Cuando se publicó su fotografía policial, los fans se sorprendieron por su apariencia: estaba calvo, demacrado y apenas podía ser reconocido.

 

Así de penosos fueron los últimos años de Morrison, quien pasó de ser La Gran Esperanza Blanca y campeón mundial pesado a alguien que, por sus excesos, terminó con graves problemas de salud, los que enfrentaba gracias a las prestaciones del Obamacare (la ley de cuidados médicos a bajo costo, aprobada durante la primera presidencia de Barack Obama), ya que prácticamente no tenía un dólar en su cuenta bancaria.

 

Acompañado por Trisha Harding, su última esposa (con quien se había casado en 2011), Tommy Morrison murió en Omaha, Nebraska, el 1 de septiembre de 2013, debido a una falla multiorgánica. Tenía 44 años y, sus restos, descansan en el cementerio Butler Creek de Sulphur Springs, Arkansas.

 

Enterado de su muerte, George Foreman lo recordó en una entrevista para el diario Los Angeles Times, y resumió con absoluta claridad lo que fue la trágica vida de Morrison: “Era un buen pegador. Tenía buen estilo, porque podía golpear y movía bien la cabeza. Pensé que tendría buena carrera. La fama puede ser difícil. Un día, nadie te presta atención. Al siguiente, sos un chico guapo y popular del que todos quieren un pedazo y, tu mundo entero, explota. Y si no estás preparado para ello, esto se convierte en un viaje que te lleva rápido al último día de tu vida”.

Por Aire Digital Santa Fe

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *