Fue campeón mundial de boxeo, pero tuvo un doping positivo y su vida cambió para siempre

Mariano Carrera conserva la calidez de cuando daba sus primeros pasos como boxeador. Un camino que estuvo relacionado con el olimpismo, el campeonato mundial y la bandera celeste y blanca.

“Ya no tengo tiempo de mirar para atrás”

El paso del tiempo lo hizo madurar y como formador del gimnasio “Funes Boxing” del barrio de Belgrano, comienza la charla con una sentencia: ” Ya no tengo tiempo de mirar para atrás, no me sirve sentarme en el pasado. Todo lo que he vivido se los trasladó a mis boxeadores para que no pierdan el tiempo como lo hice yo”.

 

Carrera convivió en una etapa dorada del olimpismo argentino. La formación académica se la dio el maestro cubano Sarvelio Fuentes, quien le permitió competir en los juegos olímpicos de Sydney 2000.”En esa época la relación con los técnicos era muy rígida y por suerte eso cambió. Hoy los chicos tienen mucha información y son más inteligentes. Hoy las relaciones en un gimnasio son más distendidas y flexibles. Siempre les cuento que me cagaron, pero que también fui feliz”.

 

Mal asesorado

 

La campaña de Mariano Carrera nos dejó el interrogante de qué pudo haber hecho algo más. Los memoriosos siempre le recuerdan aquel triunfo sobre Héctor Velazco en el Luna Park y de la expectativa que generaba en la categoría Mediano, la misma donde brilló Carlos Monzón. “Padecí no tener un buen acompañamiento y estuve mal asesorado. No se me hizo fácil tomar decisiones con solo 20 años y terminé pagando un costo muy alto. Fui descuidando un poco de cada cosa y la bola se me hizo gigante”.

 

Gloria…

El 2 de diciembre de 2006 tuvo su noche soñada en Berlín. A sus 26 años le ganó al español Javier Castillejo y se transformó en el campeón mundial mediano. Pero cuando todo era goce y disfrute, una noticia que llegó desde un laboratorio alemán terminó siendo un golpe de nocaut para el boxeador que estaba de moda.

Devoto

 

“Estaba convencido de que no había tomado ninguna droga, te juro que se las iba a pelear a muerte. Pero después me enteré de que la sustancia prohibida era clembuterol, que estaba dentro de un quemador de grasas que me había recetado un nutricionista inexperto. Me sacaron el título mundial y ahí comenzó mi debacle”.

 

Luego de que le levantaron la suspensión le recomendaron preparar su vuelta en un gimnasio de Venezuela, producto del vínculo amistoso con Gilberto Mendoza, presidente de la Asociación Mundial de Boxeo. “Me llevaron al estado de Maracay donde me trataron bien pero extrañaba horrores. Volví a pelear por el campeonato mundial pero ya no era el mismo y Castillejo me noqueó en seis rounds. Volví con una victoria en Córdoba pero me retiré cuando me noqueó Noe Gonzalez en el Luna Park. Terminé con doble fractura de mandíbula y el boxeo se había terminado para mí”.

 

Hoy se lo encuentra muy activo en los “guanteos” de sus boxeadores. Le tiene mucha confianza a un joven llamado Mirco Cuello, quien ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de la juventud. “Empecé mi nueva tarea con mucho entusiasmo a pesar de que estaba muy verde para enseñar. Pero hace ocho años que estoy en esto y me encontré con aspectos positivos que no sabía que tenía. Me apoyo en la logística de Rodrigo Morán y en el vínculo que tengo con los pibes, que por suerte me dan mucha bola”.

Buenos Aires, 20/08/09. El excampeón mundial mediano, el bonaerense mariano carrera (72,400), en su derrota de la pelea que fue decisiva para su carrera al ser noqueado en el cuarto round por el uruguayo Noe González Alcoba (FOTO: DYN/Alberto Raggio).
Buenos Aires, 20/08/09. El excampeón mundial mediano, el bonaerense mariano carrera (72,400), en su derrota de la pelea que fue decisiva para su carrera al ser noqueado en el cuarto round por el uruguayo Noe González Alcoba (FOTO: DYN/Alberto Raggio).Por: ALBERTO RAGGIO

¿Ser entrenador de boxeadores era tu meta?

– Cuando dejé de boxear me costó mucho encontrar el eje. Hasta que entendí que volver a formar parte del boxeo desde otro lugar me iba a dar muchas satisfacciones. Cuando me empecé a sentir pleno como entrenador de boxeadores mi vida cambió rotundamente. Me ayudó mucho el paso del tiempo, porque crecí y maduré. Cuando era joven había muchas cosas que no podía ver.

¿Estabas para más?

– Si no hubiera tenido esa carrera no hubiera sido yo. A lo mejor hubiese sido otro Mariano Carrera y hubiese sido mejor o no hubiese existido. Lo que tengo en claro es que con mayor dedicación mi alto nivel se hubiera sostenido en el tiempo.

¿Te creías que el boxeador iba a ser eterno?

– Esa definición me cae justa. Yo pensé que mi vida útil era interminable y le erré feo. Además creía que me estaba comiendo al mundo, que era invencible y todo eso me hacía subestimar todo lo que pasaba a mi alrededor. Descansaba mal, me vinculaba mal y terminé mal.

¿Qué sentiste cuando te pusieron el cinturón de campeón?

– Acá tengo la mejor respuesta y la encontré hace muy poco. Siempre respondía con palabras que no llevaban ningún sentimiento o que mentía diciendo que era como el nacimiento de un hijo. Y eso no tiene nada que ver. La definición exacta es alivio porque el esfuerzo es tan grande y extenso que me saqué de encima un peso muy grande.

Pero el alivio es más amplio…

– Alivio porque logré lo que me propuse, alivio económico porque se venían peleas bien pagas, alivio por mi familia que se merecía compartir conmigo mi felicidad. Porque cuando surge la chance también existe la posibilidad de fallar y cuando lo pude concretar me pude sacar una mochila pesada.

Mariano Carrera. Excampeón mundial de boxeo. Entrenador.
Mariano Carrera. Excampeón mundial de boxeo. Entrenador.

¿Cómo te pegó la noticia del doping positivo?

– Por suerte solo me pude aferrar a mi familia porque supieron contenerme ante un golpe durísimo. Yo no sabía lo que era Clembuterol y sigo sosteniendo a pesar del paso del tiempo que no soy el principal responsable porque parte de mi equipo de trabajo descuidó la suplementación. Terminé pagando consecuencias carísimas y nunca más fui el mismo arriba de un ring.

¿Cómo seguiste con semejante antecedente?

– Todo fue muy complejo porque empecé a tener notoriedad por el doping y no por haber ganado la corona mundial. Tomó mucha difusión porque desde que se genero el rumor hasta la oficialización pasaron casi 40 días. En la mayoría de los casos se oficializa y se comunica.

¿Cómo hiciste para seguir?

– Mi motivación era volver a pelear por el titulo del mundo y lo logré. Pero de la noche a la mañana mi equipo de trabajo se desmembró. Dejé el gimnasio de Corral de Palos que estaba en Córdoba y me mandaron a entrenarme a Venezuela. Yo compartía equipo con Omar Narváez y terminé desmotivado rodeado de gente que no conocía.

¿Cuándo entendiste que ya eras un exboxeador?

– En la previa de mi ultima pelea en el Luna Park sabía que se acercaba el punto final. Regrese de Venezuela y no tenía equipo de trabajo, pero como necesitaba boxear para tener dinero en el bolsillo, termine perdiendo y dejando una pobre imagen. Acepté el desafío sabiendo que tenia un pie afuera.

¿Cómo quedaste parado económicamente?

– Si bien tenía una heladería y un pequeño ahorro la tuve que salir a pelear. Primero probé como productor en el ciclo televisivo “Boxeo para todos”, luego di clases de boxeo recreativo pero sin embargo no encontraba el rumbo. Hasta que en 2015 me ofrecieron ser entrenador de las selecciones juveniles de boxeo y eso fue un volver a vivir.

¿Cómo se vive desde un rincón?

– A veces es mas difícil que estar arriba del ring. Es como el copiloto en un auto de competición que suele estar mas tenso que el piloto. Creo que el manual del buen entrenador es trabajar bien en la semana y refrescarle al boxeador solo algunos conceptos previo a la pelea.

¿Funes Boxing es tu casa?

– Es mi casa y la de muchos boxeadores que reciben condiciones de trabajo que yo no tuve en mi etapa de boxeador. Este gimnasio es atípico porque te brinda equipamiento médico, dos rings en excelente estado, una pequeña concentración y te mantiene el sueño de ser un gran boxeador y básicamente una gran persona. A veces le brindamos tanto que hasta los podemos perjudicar porque tienen todo a su alcance.

 

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